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El gol no sale en el libro de estilo del Barcelona

El equipo se encomienda a Xavi ante la falta de jugadores que marquen la diferencia

Xavi anima a su equipo desde la banda en el derbi contra el Espanyol.
Xavi anima a su equipo desde la banda en el derbi contra el Espanyol.ALBERT GEA (Reuters)
Ramon Besa

La diferencia entre la despedida de Koeman y la presentación de Xavi como entrenador del Barça se resume a efectos contables en un penalti: Memphis falló en Vallecas y acertó, en cambio, contra el Espanyol. La suerte también juega en el fútbol y desde luego el ánimo tiene su incidencia, especialmente en clubes sensibles como el Barcelona. Charly Rexach, un experto en barcelonismo, tiene una particular manera de explicar cómo se desequilibran los partidos una vez que la pelota está parada en la línea de meta: “Si la hinchada sopla a favor, será gol; todo lo contrario de si su bufido es en contra, una apreciación que se constata a menudo en el Camp Nou”. La corriente va a favor del optimista Xavi desde que sustituyó al escéptico Koeman.

Animado por la afición, el equipo se sintió más liberado y durante un rato jugó razonablemente bien contra el Espanyol. Tuvo al menos una identidad futbolística y fue consecuente con el ideario del Barcelona. La pelota salió jugada por los centrales, los extremos abrieron mucho la cancha y los volantes se mostraron más dinámicos y participativos que nunca, siempre resguardados por la figura de un mediocentro incombustible como Busquets. Aumentaron las llegadas desde la segunda línea, hubo más opciones de pase y se advirtió un mayor protagonismo de De Jong. El juego se localizó en cancha blanquiazul y tanto la presión como la recuperación alimentaron un fútbol más vertical hasta que el equipo se quedó sin fuerza, perdió la pelota y quedó a merced del Espanyol, al que solo le faltó puntería para puntuar en el Camp Nou.

Muy académico, Xavi se esmeró en colocar mejor a sus jugadores, especialmente a los volantes, que se arrimaron más al campo contrario y se aplicaron en los desmarques, cambio que permitió advertir una versión más aceptable de De Jong. El Barça del derbi pareció más ordenado y orientado y si no consiguió una mejor eficacia fue a juicio del entrenador porque “hubo un problema de interpretación del juego” y no por una causa física o de desfallecimiento como se adivinó en partidos como el de Vigo. A los azulgrana les cuesta descansar con la pelota y no saben defender porque sus zagueros están concebidos para atacar y apretar lejos de Ter Stegen. No tiene futbolistas para gobernar las áreas y los centrocampistas no ponen ni quitan goles por más que gusten Nico, Gavi, Busquets, De Jong o Pedri.

Los peores males son estructurales, sobre todo de confección de la plantilla, un defecto difícil de corregir desde el banquillo por más dedicación, método e ideario que ponga Xavi. A costa de ahorrarse cerca de 150 millones, el equipo perdió 58 goles y 27 asistencias con la partida de Messi y de Griezmann. No hay delanteros capaces de compensar tal pérdida y difícilmente se pueden encontrar recursos que alivien un déficit tan grande para un club con aspiraciones como el Barça. El máximo artillero es Memphis, con siete goles, todos en la Liga, seguido de Ansu Fati con cuatro, mientras Sergi Roberto, Braithwaite y Piqué suman dos, por uno de Agüero, Luuk de Jong, Coutinho y Araujo. Los goles son tan escasos como las ocasiones.

Los técnicos sostienen que la situación mejorará con la recuperación de Ansu Fati, Dembélé, Braithwaite y Pedri —no se contempla de momento la opción del Kun Agüero—. La posibilidad de recurrir al mercado invernal parece por el contrario inviable si se tiene en cuenta la crítica situación económica y el control salarial por parte de la Liga. A Xavi no le queda más remedio que aguardar a que sanen los lesionados y practicar con las jóvenes promesas de la cantera que desfilan por el Camp Nou. A cambio, no hay jugadores que marquen la diferencia ni partidos que evoquen el estreno vivido contra la Real Sociedad: 4-2. La messidependencia se olvidó por un día cuando Memphis se juntó en ataque con Braithwaite y Griezmann ante la alegría de Koeman.

Nunca más se supo desde aquel 15 de agosto. Koeman fue destituido el 28 de octubre después de que Memphis fallara un penalti en Vallecas. El neerlandés acertó en cambio ante el Espanyol para suerte de Xavi. Un gol, aunque sea de penalti, es ahora mismo un tesoro para un equipo que solo ha conseguido dos veces dejar su portería a cero: en Cádiz y en el derbi del sábado en el Camp Nou. La consigna es ganar partidos en la Liga y en la Champions, ni que sea con un gol de penalti, y conseguir que la hinchada se identifique con el juego para que sople a favor del equipo también este martes contra el Benfica. A falta de goles, se imponen valientes como Xavi.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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