Alarma sobre el paradero de la tenista Peng Shuai tras su denuncia contra un alto cargo chino por violación
Un supuesto correo electrónico de la deportista difundido por la televisión estatal china asegura que está “descansando”
¿Dónde está Peng Shuai? ¿Y en qué condiciones? La tenista china de elite, exnúmero uno mundial de la categoría de dobles, no ha sido vista en público desde que hace dos semanas su cuenta de Weibo (el Twitter chino) publicara una denuncia de abusos sexuales contra un antiguo viceprimer ministro, Zhang Gaoli. Que, entre crecientes llamamientos de la comunidad tenística internacional para conocer su paradero, la televisión pública china CGTN haya publicado un supuesto correo electrónico suyo en el que asegura que se encuentra “bien” no ha servido para tranquilizar los ánimos. Sin imágenes ni más datos de la deportista de 35 años, el mensaje ha dado pábulo a nuevas conjeturas.
“Hola a todo el mundo, soy Peng Shuai”, comienza el correo dirigido a Steve Simon, presidente de la Asociación de Tenis Femenino (WTA), y añade: “No estoy desaparecida ni en peligro. Simplemente he estado descansando en casa y todo va bien. Gracias de nuevo por preocuparse por mí”.
El correo asegura que las noticias publicadas sobre ella, incluida la denuncia de violencia sexual, “no son verdad”, y pide que si la WTA difunde informaciones que la aludan, primero acuda a ella para verificarlas. “Como tenista profesional, les agradezco su compañía y consideración. Espero promover el tenis chino con ustedes si tengo la oportunidad en el futuro. Espero que el tenis chino sea cada vez mejor. De nuevo, gracias por su consideración”, concluye.
Pero Simon, que había expresado su preocupación por cuál pudiese ser la situación de Peng tras su denuncia, resaltó que el supuesto mensaje de la tenista solo “hace crecer” su temor por lo que pueda haberle sucedido y por su seguridad. También puntualiza que ha tratado de ponerse en contacto con ella por varias vías, sin conseguirlo en ninguna ocasión. “Cuesta mucho creer que Peng Shuai escribiera ese correo que hemos recibido, o que se le pueda atribuir a ella. Peng demostró mucha valentía escribiendo su denuncia de abusos sexuales contra un alto cargo del Gobierno chino. La WTA y el resto del mundo necesitan pruebas creíbles de que está sana y salva”.
Asimismo, lanza un llamamiento a que Peng hable “libremente, sin coerción o intimidaciones de ningún tipo. Su denuncia debe respetarse e investigarse de manera completamente transparente y sin cortapisas”. “Las voces de las mujeres deben ser escuchadas y respetadas, no censuradas”.
En días previos, otras personalidades del mundo del tenis habían expresado públicamente su preocupación por el paradero de la deportista y exigido garantías sobre la seguridad de Peng. La última de ellas, la exnúmero del mundo Naomi Osaka, que a través de Twitter aseguró que “la censura nunca está OK en ningún caso. Espero que Peng Shuai y su familia estén sanos y salvos”. “Estoy conmocionada por la situación actual y le mando amor y luz”, agregaba.
La cadena de televisión estatal no ha difundido el mensaje de Peng en las redes sociales chinas, donde la información sobre la deportista continúa fuertemente censurada desde que apareció su denuncia. Aquel mensaje, a su vez, desapareció a las pocas horas de ser publicado. La consternación por el paradero de la deportista ha motivado la aparición del hashtag #WhereisPengShuai, con el que una gran cantidad de usuarios han señalado la poca fiabilidad del mensaje emitido por la televisión pública.
Organizaciones defensoras de los derechos humanos han expresado también su preocupación por la tenista. Puntualizan, entre otras cosas, que el lenguaje que emplea su supuesto correo electrónico y la ausencia de detalles evocan otros casos previos de desapariciones en China. Entre ellos, el de cinco libreros hongkoneses llevados por la fuerza a la China continental para su detención, el célebre músico uigur Abdurehim Heyit, del que se llegó a rumorear que había muerto, o la actriz Fang Bingbing, requerida por evasión de impuestos. En esos casos, cuando los rumores sobre el paradero de los afectados cobraron fuerza internacionalmente, los “desaparecidos” emitieron un comunicado o comparecieron en vídeo para asegurar que se encontraban bien. En todos los casos, los desaparecidos se encontraban bajo custodia de las autoridades chinas.
“La última declaración de Peng Shuai, difundida a través de los medios estatales chinos, no debería creerse a pies juntillas. El Gobierno chino cuenta con una larga historia de detenciones arbitrarias de gente implicada en casos controvertidos, en las que controla la capacidad de [los arrestados de] hablar libremente y obligarlos a hacer declaraciones forzadas. Hasta que Peng Shuai esté libre, corresponde al Gobierno chino demostrar que no está detenida”, apunta en un comunicado William Nee, de la organización China Human Rights Defenders (CHRD).
La denuncia que presentó Peng es, con mucha diferencia, la más escandalosa presentada desde el comienzo en 2018 del movimiento Me Too en China: la tenista, número 189 del mundo, es una celebridad en su país y Zhang, de 75 años, fue uno de los hombres más poderosos de China desde 2013 hasta 2018, cuando se jubiló: era uno de los siete miembros del Comité Permanente, el máximo órgano de mando del Partido Comunista.
En el comentario publicado en la cuenta de Weibo de Peng, y según las capturas de pantalla que aún circulan ―la mayoría, en redes sociales fuera de China―, la tenista acusa a Zhang de haberla invitado a su casa con la excusa de jugar al tenis con él y su mujer, y de haber acabado violándola mientras la esposa hacía guardia en la puerta.
Peng reconocía que no tiene absolutamente ninguna prueba para demostrar sus acusaciones. “Ha sido imposible conseguir alguna. No hay ninguna grabación de audio o vídeo, solo mi experiencia, distorsionada pero muy real”. Y agrega que “alguien de su nivel y de su poder, viceprimer ministro Zhang Gaoli, dirá que no tiene miedo”. “Pero aunque yo sea como un huevo estrellándose contra una roca, o una polilla dirigiéndose hacia el fuego, arriesgando mi propia destrucción, contaré la verdad sobre lo que ocurrió”, sostiene.
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