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Koeman: “¿Qué hay que hacer? ¿Jugar al tiqui-taqui?”

“Este no es el Barça de hace ocho años”, zanja el técnico neerlandés, que lamenta la falta de mejores individualidades

Koeman camina en el área técnica del Camp Nou, en el duelo del Barça frente al Granada. En vídeo, declaraciones de Koeman.Foto: JOAN MONFORT / AP | Vídeo: REUTERS-QUALITY
Jordi Quixano

Con cara de pocos amigos y el gesto torcido, al final también con un mal humor evidente, el técnico Ronald Koeman expresó su resignación por el empate ante el Granada, también por contar, según su parecer, con una plantilla insuficiente para resolver los entuertos. “Jugamos con un 4-3-3, pero no teníamos velocidad en banda porque Coutinho va para dentro y Demir tampoco va en profundidad. Es así. Con Ansu y Dembélé es distinto porque tienes profundidad. Y como no hay, se debe buscar otras maneras... Este no es el Barça de hace ocho años. Si no me entendéis, la culpa es mía”, resolvió Koeman con crudeza.

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Discurso derrotista del holandés, puesto en tela de juicio después del batacazo ante el Bayern (0-3), por más que sí haya parte de la afición que le defienda, toda vez que se desplegó una pancarta en la segunda gradería al comenzar el encuentro con el lema Força Koeman. Ocurrió, sin embargo, que el preparador sorprendió desde el inicio con el once, pues decidió sentar a Piqué a pesar de los problemas defensivos del equipo —sumaba cuatro goles en cuatro partidos cuando en el curso anterior sumó ocho encuentros para encajar esos tantos— y dio cabida a jóvenes como Balde (17 años) en el lateral izquierdo y a Demir (18) como extremo derecho. También a Coutinho, que no era titular desde marzo de 2020, en el lado opuesto de la delantera.

La revolución no gustó demasiado en el vestuario, por más que anticipara al grupo por la mañana algunos detalles de la alineación, ya que los pesos pesados entendían que no era noche para hacer probaturas sino para cimentar certezas. No lo consideró igual Koeman, tan flexible con el dibujo como firme con sus decisiones, por más que el Granada ya le pusiera en la picota el curso pasado porque la derrota descabalgó al equipo de la Liga e hizo desconfiar a Laporta.

“No tengo miedo de poner a un joven de inicio, pero poner seis a la vez tampoco es bueno. Es difícil saber cuándo van a tener más partidos”, anunció un día antes el técnico. Dicho y hecho, al punto de que alineó un once con 24,4 años de edad media —el único treintañero era el capitán Sergio Busquets (33)— y el Granada lo hizo con 27,6 de promedio. Pero a Koeman le salió rana la apuesta y cuando sustituyó a Balde por Mingueza se llevó un buen abucheo, sofocado al fin por Balde al percatarse de la situación y tirarse las manos a la espalda para evidenciar su dolor, la lesión muscular que provocó el cambio.

Pero eso tampoco le importó a Koeman, enfurruñado por unos errores repetidos. “Ha sido por nuestra culpa en los primeros minutos del partido por no entrar fuerte, por no entrar bien. Y se nos ha complicado”.

Así lo vio Araujo, salvador con un cabezazo en el minuto 90 después de intentarlo hasta en cinco ocasiones por alto: “El gol a pelota parada [del Granada, en el minuto dos] es desconcentración. Debemos corregirnos y estar también bien metidos en el partido cuando empieza”. Por lo que Koeman recogió el hilo: “Sabíamos que así defenderían todavía más, cerrando espacios”, argumentó para defender después el juego y la ambición de sus jugadores. “Merecimos empatar a pesar de cambiar el estilo. El espacio existía en las bandas y por eso puse a Luuk de Jong y Piqué”. Pero solo le valió para empatar.

Futuro en el aire

Para Koeman, en cualquier caso, estaba justificado el juego y el resultado por la falta de recursos. “Si ves la lista, los convocados… ¿Qué hay que hacer? ¿Jugar tiqui-taqui [en vez de tiqui-taca] donde no hay espacio? No. Creo que hemos tenido que cambiar el estilo. Tampoco tenemos jugadores de uno contra uno y velocidad… No voy a decir más. Parece que tengo que dar argumentos para todo”. Aunque no se pudo contener y añadió: “Nos faltan atacantes con individualidades mucho mejores que las que de este momento. Si el partido pide un cambio se hace...”.

Así, inconforme con las tablas, con las críticas —”No voy a hablar más de mi futuro”, resolvió, airado— y con el poco jugo que pudo sacar a sus jugadores porque, entiende, no tenían más, Koeman también se quejó del rival. “Ellos han perdido el tiempo desde minuto dos. Lesiones, faltas… No sé qué más han hecho y solo dan cuatro minutos de añadido. Esto hay que cambiarlo, se pierde demasiado tiempo y el árbitro debería cortar esto antes que sacar tarjeta a un portero en el minuto 88. Si lo haces antes, es diferente. Creo que hay que ayudar a los equipos que quieren jugar”.

54 centros barcelonistas y cinco remates de cabeza de Araujo

Decidió el Granada cerrar los pasillos interiores para que el Barça encontrara los espacios por los costados, exigidos a templar balones en buscar de un rematador que brilló por su ausencia con la excepción del defensa Araujo. El Barça lanzó 54 centros —aunque solo un 26% encontraron al receptor—, registro que no alcanzaba desde 2016 ante el Málaga (55). En este curso, por ejemplo, el récord era 16 ante el Athletic. “Hemos tratado de ir por fuera, tirando centros”, convino Araujo, que por poco no festejó el gol en dos remates de cabeza seguidos antes de cerrar el primer tiempo. Al tercero hizo diana. “Tuve tres cabezazos claritos”, admitió; “pero me quedo contento por marcar. Soy defensa, pero si puedo sumar arriba...”. Y bien que lo hizo, máximo rematador (5) con Memphis. Todos de cabeza, récord de un jugador en un partido en las cinco grandes ligas de esta temporada.

Por abajo el que más sumó fue Eric García, el otro central, pues fue el que más pases entregó del Barça (105), inicio del juego que encontraba la prolongación en los centros. Del resto de balones colgados poco más sacó el Barça, ausente Memphis en el remate y alejado del sitio oportuno Luuk de Jong en el segundo acto. Por lo que salió Piqué en los compases finales, una decisión muy cruyffista que recordó a las apuestas de Johan con Alexanco o Nadal, por ejemplo, centrales por definición y delanteros de ocasión. “Como tirábamos centros, entró Gerard, que es alto y va bien por arriba. Quizá no lo cabecea pero arrastra una marca”, cerró Araujo.

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