Mucho ritmo y ansiedad y poca puntería
Tanto a Osasuna como al Espanyol les falta puntería para rematar un partido muy esforzado en El Sadar
Tanto a Osasuna como al Espanyol les faltó puntería para rematar un partido muy esforzado, nervioso e igualado en El Sadar. Al fin y al cabo, los dos equipos se parecen mucho, seguramente porque ambos técnicos coinciden también en su manera de entender el juego, presidido por la intensidad, la organización y una querencia por el fútbol vertical, a veces incluso tan directo que el balón va del portero al delantero centro o de la banda al punto de penalti, falto de combinación y asociación y pendiente del desequilibrio individual de sus solistas, alguno goleador como Raúl de Tomás. Alcanzada la media hora, la única ocasión fue un tiro de Embarba que rechazó Sergio Herrera, señal de la igualdad que había el partido, muy quieto en las áreas a pesar de los bufidos de la hinchada de El Sadar.
Acaso el Espanyol parecía más selectivo y clarividente en sus llegadas mientras Osasuna era más trabajador y menos rematador pese a tener más la pelota y rondar el área de Diego López. Ninguno conseguía alcanzar posiciones claras de tiro en una cita de ritmo alta y sin una línea de pase clara en los centrocampistas, lastrado el Espanyol por la ausencia de Darder.
Tampoco Osasuna se orientaba bien, condicionado por la falta de un lateral zurdo natural, muy pendiente de los movimientos de De Tomás, capaz de armar un disparo de la nada, amenazador en un chut cruzado a la izquierda de Sergio Herrera.
La presencia de Puado dinamizó al Espanyol, que buscó el gol con insistencia con la profundidad de Pedrosa y el chut de Embarba. Los cambios también despabilaron a Osasuna, impreciso en la definición después de someter al Espanyol, airoso en su regreso a la Liga. El debut de Gori alegró más el partido de los blanquiazules, que no fueron inferiores a Osasuna, demasiado excitados pese a sus muchos delanteros para alcanzar el triunfo en El Sadar.
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