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Champions League - semifinal - jornada 2
M. City
M. City
Mahrez 10'Mahrez 63'
2 0
Finalizado
PSG
PSG

Histórico City

El equipo de Guardiola consigue llegar a su primera final de la Champions a costa de un PSG que, privado de Mbappé por lesión, fue incapaz de tirar a puerta

Diego Torres
Los jugadores del Manchester City celebran la victoria ante el PSG este martes en el Etihad.
Los jugadores del Manchester City celebran la victoria ante el PSG este martes en el Etihad.Dave Thompson (AP)

El Manchester City alcanzó su primera final de Champions sin apenas sobresaltos. Por no tener, no tuvo más balón que su adversario (44% de la posesión). Le bastó con dos contras, dos goles de Mahrez, para desmantelar a un Paris Saint-Germain desinflado sin Mbappé y a duras penas dirigido por Neymar, melancólico y abatido ante la organización intachable de un adversario inaccesible a base de orden. La mano de Guardiola se advierte en cada partícula de este equipo de autor, dueño del primer billete a Estambul.

MNCM. City
M. City
2
Ederson Moraes, John Stones, Walker, Rúben Dias, Zinchenko, Mahrez, Gündogan, Foden (Agüero, min. 85), Fernandinho, De Bruyne (Gabriel Jesus, min. 82) y Bernardo Silva (Sterling, min. 82)
PSG PSG
0
PSG
Keylor Navas, Marquinhos, Abdou Diallo (Mitchel Bakker, min. 82), Kimpembe, Florenzi (Colin Dagba, min. 75), Verratti, Ander Herrera (Draxler, min. 62), Paredes (Danilo Pereira, min. 75), Neymar, Icardi (Kean, min. 62) y Di María
Goles 1-0 min. 10: Mahrez. 2-0 min. 63: Mahrez.
Árbitro Björn Kuipers
Tarjetas amarillas Ander Herrera (min. 22), Verratti (min. 70), Zinchenko (min. 71), De Bruyne (min. 73), Kimpembe (min. 87) y Danilo Pereira (min. 89)
Tarjetas rojas Di María (min. 68)

La Manchester sublevada del domingo se cubrió de granizo el martes y sobre el Etihad cayó el silencio siniestro de la pandemia para restarle esplendor a la semifinal. Sin la energía de las multitudes el fútbol se convierte en un ejercicio extraño, una mueca forzada, un asunto meramente contractual. Cumplieron los equipos con el trámite. Se presentaron. Jugaron. Pasó el tiempo, que quizás sea la parte más notable del juego, a falta de público. Se televisó. Pero a los futbolistas jamás les llegó el calor de la audiencia, ni se convencieron de que las cámaras son signos que los integran orgánicamente con un grupo social.

Obligados a la rebeldía, los jugadores del PSG se esforzaron por demostrar que competían por orgullo, por dignidad, por desesperación. A excepción de Verratti durante un rato, y de Ángel di María durante toda la velada —con una pelota de por medio, este hombre es inmune a las catástrofes— no lo consiguieron. No lo logró Neymar, ni siquiera sometido al aprieto que para todo profesional supone la aproximación a los 30 años con la necesidad de hacer méritos para renovar un contrato. El diez jugó regular. Hizo gestos de dolor, se ofuscó, pidió la pelota donde debía y donde no. Acabó estrellado contra la maquinaria del City, cerrada por la contundencia de Rúben Dias.

Terriblemente mermado por la lesión de Mbappé, que permaneció en el banquillo tapado por un gorro negro, Pochettino reorganizó a su equipo con todo lo que tuvo a mano para desactivar a su rival. Marquinhos llevó la zaga a campo contrario, Verratti y Herrera se alternaron para enlazar con Neymar, y Di María abandonó el carril izquierdo para asociarse con todos y aparecer por sorpresa. Arriba flotó Icardi, a la espera de que algún iluminado le metiera un pase con ventaja entre Dias y Stones.

La primera embestida hizo retroceder al City. Durante unos minutos, el equipo de Guardiola se encontró deformado, desprovisto de la pelota que le proporciona los ejes de su identidad. Obligado a adaptarse. Fue en ese periodo cuando abundó en la faceta resistente. Dominado, hundido en su área, obligado a correr y a esperar, el pelotón de camisetas celestes acabó por encontrar la serenidad en el orden defensivo. Aparte de un cabezazo de Marquinhos al larguero, tras un córner, los visitantes no pudieron poner a prueba a Ederson. El portero no hizo ni una sola parada.

Pep Guardiola, entrenador del Manchester City, abraza a su jugador Phil Foden tras ser sustituido. En vídeo, sus declaraciones tras conseguir la clasificación: "Si la gente piensa que es solo dinero, pues vale".Vídeo: PHIL NOBLE (REUTERS) | EFE

Se había cumplido el minuto diez y los dos equipos estaban metidos en cancha local. Parecía que mandaba el PSG cuando un saque de portería de Ederson se coordinó con la arrancada de Zinchenko. El lateral ucraniano, que otra vez demostró tener más fútbol en las botas que Cancelo, voló a través de la raya del mediocampo, rompió el fuera de juego, y al llegar al fondo terminó por descuadrar a la defensa que retrocedía entregando la pelota a De Bruyne. El tiro del belga rebotó en Kimpembe y Mahrez remachó al primer palo. “Cometimos un error difícil de explicar en este nivel”, lamentó Pochettino, sobre la perplejidad de su defensa, sorprendida por el portero rival. “Debimos anticiparnos”.

La posición de Gundogan, habitual interior de ataque, trocó en doble pivote. Parapetado junto a Fernandinho, el alemán ayudó a vigilar a Neymar al tiempo que privaba de sus suministros a De Bruyne. Como suele sucederle cuando cambia el 4-3-3 por este dibujo más conservador, el City perdió presencia en ataque porque limitó sus posibilidades de pase. Cedió la iniciativa, pero tampoco le afectó demasiado, dada la frustración de su oponente. El 1-0 no cambió la necesidad del PSG de meter dos goles para remontar el 1-2 de la ida. Sin embargo, los jugadores del PSG comenzaron a comportarse como si su incapacidad de rematar los persuadiera de que cualquier revolución fracasaría. Resultó decisivo, pero al revés, el nueve que reemplazó a Mbappé. No se puede jugar peor que Mauro Icardi. Epítome del jugador espectador, el argentino contempló unas cuantas jugadas como si él no pudiera intervenir. No solo privó a sus compañeros de un apoyo. Fue tan tapón como Dias o Stones.

Comenzó la segunda mitad y lo único que se vio de Mbappé fueron los ojos a través de su braga y su gorro negro. Parecía un tuareg en la nieve. Grave, impasible, seguía el partido con el mismo aire lúgubre que sus colegas en el campo. El PSG siguió sin tirar a puerta. Los intentos de Neymar por coger la manija de cada operación solo alejaron a su equipo de la portería contraria. Poseído por la frustración, Di María pisó a Fernandinho y el árbitro lo expulsó por agresión.

Mahrez, al cabo de un contragolpe bien dirigido por De Bruyne y mal defendido por Neymar en el origen, remató el 2-0. El francés se consagró como protagonista de la eliminatoria con un hat-trick. Tres goles que abrieron la puerta de la primera final de Champions en la historia del Manchester City.

Guardiola: “¡Esto no es solo dinero!”

“La gente cree que es fácil llegar a una final de Champions”, dijo Pep Guardiola, el técnico del Manchester City, tras eliminar al PSG por un resultado global de 4-1.

 

“Afortunadamente, la final es el reconocimiento al trabajo de los últimos cuatro años”.

Fichado en 2016, el técnico español sufrió críticas recurrentes cada vez que quedó eliminado de la Champions, a pesar de ganar dos títulos de Premier. Camino de su tercera Premier, en su quinta temporada logró acceder a la final de Champions con la versión defensivamente más sólida de todo su repertorio. Ningún equipo de Guardiola encajó menos goles por partido que este City. Ninguno gozó de una mayor inversión en fichar defensas.

 

"Claro que hemos invertido dinero en la última década, desde que el jeque Mansour se hizo cargo", dijo Guardiola, en respuesta a los críticos que recuerdan que después de más de 1.800 millones de euros del tesoro de los Emiratos invertidos en fichajes desde 2009, lo normal es ganar la Champions. "¡Pero no es solo dinero! Aquí hay gente increíble haciendo un gran trabajo, trazando una estrategia coherente. Si ganamos esta Premier el club sumará cinco desde 2012. ¡Lo que hemos hecho esta temporada es increíble!".

 

Kyle Walker, veterano de cuatro temporadas en el equipo del centro de Manchester, lo anunció sobrecogido por la emoción. “Este club y estos jugadores necesitaban una final de Champions”, dijo; “con el talento que hay en este vestuario, no alcanzar la final ha sido una decepción año tras año”.

 

Mientras la fiesta se desataba en el camerino local, Mauricio Pochettino, el técnico del PSG, evitaba darle importancia a la lesión de Kylian Mbappé, que sufre una rotura en la musculatura de la pierna derecha. “Por descontado que Mbappé es un jugador importante”, dijo el argentino; “pero no se puede poner como excusa. El fútbol es un deporte colectivo. Los resultados se consiguen entre 25 jugadores. Ahora tenemos que levantarnos”.

 

Para Guardiola será la tercera final de la Champions en su carrera desde la banda (jugó dos como futbolista). Las otras, en la 2008-09 y 2010-11, las consiguió con el Barcelona y ambas se las ganó al Manchester United.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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