El Madrid coge vuelo con Militão
El central brasileño, convertido en el mejor atacante de los blancos, lanza con su gol a los de Zidane frente a un Osasuna que solo se venció en el tramo final
Por si había dudas de los simposios sobre el fútbol y el ánimo, Militão los acreditó punto por punto. En el interior del brasileño, en el camión escoba de Zidane durante gran parte del curso, se ha declarado el estado de optimismo. Son tiempos de Militão, desde esta jornada un doble Militão. Jugador de dos áreas. Con pico y pala en la propia y picante en la contraria. Frente a Osasuna no hubo mejor atacante local. Él puso en órbita como nadie al meta visitante y él descorchó el partido para el Real cuando más peñazo se le había puesto. Casemiro puso el broche con el 2-0 y certificó el 19º partido consecutivo del Madrid sin caer. Este Real al límite, que no le resulta fácil coser a Zidane, tiene Liga y tiene Champions.
Un 0-0 no siempre son dos bostezos. No lo fue en esta ocasión, en un partido vivificante, sobre todo en la primera hora, con el Madrid al tambor de todo su regimiento de fusileros. De mudanza en mudanza por el estrujado calendario y las bajas, esta vez Zidane deforestó el medio campo, convertido en un apeadero sin tránsito, vaciado sin Kroos y Modric, de sosiego con el Chelsea a la vista. Remitido el medio campo a Blanco y Casemiro, la providencia del Real pasó por el escuadrón de ataque: Asensio, Hazard, Vinicius y Benzema. Varios cepos para Osasuna, que pasó trances de agobio.
Antes del descanso el equipo local ya le había creado una decena de alertas. De todo tipo. Remates de Hazard y Asensio. Un entusiasta disparo de Casemiro desde su campo, dos cabezazos con muy mala uva de Militão... Dos vuelos de Sergio Herrera impidieron el gol blanco. Al Madrid le interesaba más que la pelota se rebozara por el pasto. Aridane y David García, centrales visitantes, son tipos de mucha talla como baterías antiaéreas. Solo Militão, en tiempos en los que rebosa fe, pudo con ellos. Tal es el momento cumbre del zaguero brasileño como madridista que no hubo camarada que dejara más pisadas en el rancho de Herrera. Antes del gol terminal, a los cabezazos subrayados sumó una volea que se fue al cielo de Valdebebas por poco. Tiempos de Militão.
Titular por primera vez en tres meses, Hazard dejó su sello. Está para algún turno en Londres. El belga, activo y agitador en el primer periodo, tuvo pulso en todo el frente ofensivo, tanto para articular el juego como para prender la última llama. No se quedó atrás Asensio, al que le va mejor una posición más centrada, más panorámica, que verse abrochado a un costado. Fluía el Madrid, no tanto Osasuna, competitivo y con mandíbula, pero sombrío con la pelota. No le faltan buenos proyectos a Arrasate, con Moncayola y Javi Martínez al frente. Dos volantes con gancho a los que no encontró como debía el equipo navarro. Demasiados pelotazos de rumbo extraviado del portero Herrera y los zagueros.
A Osasuna le costó poner el foco a Courtois. Hasta la tregua fue Militão quien más cerca estuvo del gol rojillo. Un pase dislocado a Courtois casi provoca la chanza de la noche. Al cierre del primer acto, ese jabato que es el Chimy Ávila embocó un cabezazo tras centro de Manu Sánchez. Pero al argentino le sobró una bota para no estar fuera de lugar y el VAR le condenó. El Chimy, titular, regresa de los infiernos tras dos lesiones brutales.
Bajó la escala madridista tras el intermedio. Menos volumen. Todo se le hizo más espeso. Ya no desequilibraba Hazard, que resistió 70 minutos. No había huellas de Vinicius y tampoco señales de Benzema. Osasuna se ajustó mucho mejor y alejó al Madrid de su guardameta. Ante el pelotón defensivo rojillo no había recluta de Zidane que se animara a ventilar rivales, alguien con chistera. El técnico francés recurrió a otro juvenil —Miguel Gutiérrez— y a Rodrygo después de haber relevado a Varane, con molestias, en la tregua. Con Rodrygo encontró cierta vía de desborde. Pero la traca no llegó por su ruta.
En el tramo más envarado del Madrid acudió al rescate Militão. A lo Sergio Ramos. Tiró de pértiga, cabezazo y a la cazuela. Luego, Benzema, en su única maniobra con chispa de la jornada, asistió a Casemiro, que marcó sin querer, de rebote. Todo vale para seguir en la disputa de la Liga, máxime para un Real que concluyó teñido por La Fábrica: Miguel Gutiérrez, Nacho, Arribas y Blanco, todos con buena nota. Pero ahora toca Londres, donde habrá que llegar graduado.
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