Futbolista y universitario: dos vidas compatibles
La rutina de Kevin Vázquez discurre entre la ciudad deportiva del RC Celta y un laboratorio de la Universidad de Vigo. En ambas facetas, el lateral derecho de 26 años aplica los mismos principios: humildad, trabajo y paciencia. Esa fue su fórmula para subir al primer equipo tras casi 10 años de espera en el filial y la que le permite avanzar en la carrera de Química
Kevin Vázquez no se olvida de su otra vida ni ante una de sus noches más importantes como futbolista. A pocas horas de debutar en el estadio Santiago Bernabéu, el pasado 14 febrero frente a 62.447 espectadores, un partido en el que el RC Celta lograría empatar, Vázquez cumplió con su responsabilidad fuera del césped. “Antes de la charla previa mandé un trabajo de una asignatura. No se lo digas al míster”, bromea el lateral derecho de 26 años, que habla con naturalidad sobre su doble faceta como estudiante de Química y deportista de élite. “A veces me llevo los apuntes en la tableta y repaso cuando viajamos. Pero en las concentraciones me cuesta más porque mi cabeza está en el fútbol. Al final es lo más importante. Lo que me da de comer”.
La imagen de un profesional concentrado en fórmulas a la espera de conocer el once inicial es lo único que puede sonar a extravagancia de una rutina más bien corriente. En un martes “muy gallego”, por la lluvia persistente y la densa niebla, el jugador celeste ha entrenado por la mañana, ha comido y a eso de las cuatro llega a la facultad. Visto de lejos, chaqueta de cuero, tejanos pitillo, zapatillas y mochila a la espalda, sería indistinguible entre los alumnos que circulan por los pasillos de la Universidad de Vigo. De cerca, sentado entre libros y fotocopias en un despacho, su relato podría ser el de cualquiera que estudie y trabaje a la vez. "Como no puedo ir a las clases teóricas siempre necesito un compañero con buena letra que me pase los apuntes. Voy a una academia de refuerzo y también pido ayuda a los profesores para los plazos en las entregas. Tienes que ir trampeando”.
“Estamos encantados porque es una persona muy normal en el trato con los compañeros. Yo considero que es muy inteligente porque sabe que un día el fútbol se acaba y tiene que formarse. Además, está haciendo un esfuerzo extra que el resto. Por eso personalmente trato de ponerle todas las facilidades que puedo”, explica María de los Ángeles Peña, decana de la facultad, a la que el futbolista recuerda que en algunos casos lo de pedir un aplazamiento en la fecha de un examen está más complicado. “Una vez entré en el despacho de un profesor y lo primero que vi fue una pegatina que ponía ‘Forza Dépor’. Menos mal que en esa época no jugaba mucho”, explica entre risas.
Como tantos universitarios, Vázquez se apuntó en Química sin saber si le iba a gustar. Lo decidió en lo que llama “su año sabático después del bachillerato”, pese a que estaba ya integrado en la disciplina del filial del RC Celta en Segunda B. Intuye que algo tuvo que ver el maestro Reguera, un profesor que le marcó: “Era de la vieja escuela, de esos que te tiran la tiza a la cabeza si estás despistado".
Ahora siente que no se equivocó. Especialmente cuando coge la bata, se enfunda los guantes y baja al laboratorio. Allí empezó a intuir un posible futuro el día que salga con un birrete en la cabeza y la orla bajo el brazo. “Me atrae la rama de la enología, de la ciencia del vino. Me gustaría hacer mis pinitos ahí, pero también me estoy sacando el curso de entrenador. Tener frentes abiertos creo que siempre es bueno”, comenta sobre un camino que han completado con éxito otros jugadores de LaLiga Santander: desde jóvenes como el realista Mikel Oyarzabal, licenciado en Empresariales, hasta veteranos como el delantero del Getafe CF Jorge Molina, que tiene el título de Magisterio y otro en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
Con los estudios, el lateral gallego avanza poco a poco. Este semestre cursa dos asignaturas, una de tercero y otra de cuatro. Asegura que está acostumbrado, tanto dentro como fuera del terreno de juego, a armarse de paciencia. “En la carrera veo pasar una generación tras otra. Me pasa un poco como en el fútbol. Subí al segundo equipo con 16 años y no debuté en el primer equipo hasta los 25. Fue duro. Veía que compañeros más jóvenes como Santi Mina o Rubén Blanco iban llegando y yo me preguntaba si me tocaría algún día”, confiesa.
Quizá porque sus padres no le pusieron nunca presión, ni en lo académico ni en lo deportivo, el futbolista supo manejar la incertidumbre en torno a su salto definitivo a la élite. Hijo de una ama de casa y un empleado en una fábrica de coches con los que compartía techo hasta hace apenas dos años, dice que siguió su ejemplo para seguir trabajando. Para convertirse en el jugador con más partidos y más capitanías en el Celta B también le ayudó el amor por el club que heredó de su abuelo. Él fue el que de pequeño le llevaba al estadio de Balaídos, pero no estuvo a tiempo de disfrutar del debut de su nieto contra la Real Sociedad en 2018. “El amor por los colores me ha hecho tener paciencia y esperar mi oportunidad”.
Esta temporada, su segunda en la máxima categoría, el futbolista de Nigrán, una ciudad de cerca de 17.000 habitantes al lado de Vigo, disfruta de más protagonismo. Las dos lesiones que ha sufrido no le han impedido partir de inicio en encuentros de envergadura contra Real Madrid, Valencia CF o Sevilla CF y acumular más de 900 minutos en las dos competiciones nacionales. En el segundo equipo que más canteranos ha alineado esta temporada según datos del Centro Internacional de Estudios Deportivos (CIES, por sus siglas en inglés), Vázquez asegura sentirse satisfecho: compite por un puesto con Hugo Mallo -“era mi ídolo y eso que es solo dos años mayor-, y finalmente se ha reencontrado con aquellos que se le adelantaron en la carrera por llegar a lo más alto en el fútbol. “Somos una gran familia”, afirma, dispuesto a dar el cien por cien en lo que resta de competición.
Pese a la normalidad con la que trata una doble existencia que solo comparte con el portero Iván Villar, matriculado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en Pontevedra, el celtiña no se libra de tener que aguantar alguna coña de sus compañeros: “Alguna vez, sale alguno que dice: ‘Espera, espera, que hable el químico que es el que sabe’ o alguna tontería de esas”, cuenta con una sonrisa.
EL FÚTBOL, UNA PUERTA HACIA LA FORMACIÓN
Fútbol para abrir las puertas del sueño americano. Esta es la razón de ser de LaLiga ProPlayer, un programa de la LaLiga junto al Banco Santander y AGM (empresa que prepara a deportistas con destino a Estados Unidos) para ayudar a futbolistas españoles a conseguir becas deportivas en universidades estadounidenses. El proyecto ya ha dado sus frutos: 27 jugadores de 22 clubes de LaLiga han cruzado el charco para ingresar en 25 centros de referencia y ampliar su formación académica.
Dirigido a jóvenes de entre 16 y 22 años que militen en las categorías inferiores de clubes de LaLiga Santander y LaLiga SmartBank, la iniciativa busca impulsar la educación entre deportistas y facilitar su transición al mundo profesional. “LaLiga ProPlayer me parece una genial idea ya que nos da la oportunidad de combinar los estudios con el fútbol, pues al fin y al cabo éstos son lo más importante”, cuenta Aritz Uriarte, canterano del Deportivo Alavés que se ha beneficiado del programa.
La próxima oportunidad para participar de este programa tendrá lugar el próximo 22 de abril en Madrid. Sobre un terreno de juego en la capital, una selección de jóvenes de equipos que están en la élite del fútbol español podrá exhibir sus cualidades ante entrenadores de distintas y prestigiosas universidades estadounidenses, con el fin de lograr una beca deportiva que les permita compatibilizar su formación académica con su desarrollo futbolístico. “La temporada pasada fue un gran éxito. La verdad es que estamos realmente satisfechos”, explica Luis Gil, Director del Área de Competiciones y Oficina del Jugador de LaLiga. “Ya se están viendo historias y casos de éxito de jugadores que ya están en Estados Unidos, que lo están haciendo muy bien y que están disfrutando mucho de la experiencia”, añade Óscar González, director de Operaciones de la firma AGM.