El Alavés se lleva el derbi en el descuento
La falta de gol del Athletic le condena a la derrota en Mendizorroza
El Alavés le levantó este domingo los tres puntos al Athletic, así, por la cara, como quien no quiere la cosa. Con alevosía. No se les podrá acusar de nocturnidad, porque fue a mediodía. Una falta innecesaria de Vesga, que llevaba ya minutos fuera del partido sin que Garitano lo hubiera detectado, propició la última carta que podía jugar el equipo local. Un lanzamiento a la olla, al que entró Rodrigo Ely para empujar junto al poste y dejar los tres puntos en Vitoria. El Athletic superó en juego a su rival, llegó incluso a encerrar al Alavés en su área durante la primera mitad, pero se dejó llevar en los minutos finales, como si el partido estuviera ya acabado y en el pecado tuvo su penitencia. La racha rojiblanca de diez partidos sin ganar empieza a preocupar en Bilbao, y más cuando empiezan a acumularse las derrotas. La última victoria del Athletic fue el pasado 1 de diciembre ante el Granada (2-0).
En el comienzo, el partido fue del Athletic, aunque el protagonista vistiera de árbitro. Mateu da la sensación de que es un personaje ciclotímico. Lo mismo le pregunta a Messi por sus niños que abronca a otro, menos popular, por cualquier futesa. En Mendizorroza le dio por interpretar su papel autoritario. En media hora había enseñado seis tarjetas amarillas, la mayoría de ellas por nimiedades. Esa actitud dialogante que se le presume no apareció por lado alguno. Para interpretar a Mateu hay que estudiar los posos del café de su desayuno. Ni Alavés ni Athletic supieron hacerlo en ese periodo en el que parecieron más pendientes del árbitro que del juego.
Fue el Athletic, sin embargo, el que tomó el mando de las operaciones desde el principio, frente a un Alavés que parecía demasiado superado por los acontecimientos. Enseguida asustó Williams con un cabezazo que rechazó Pacheco sobre la línea; en la siguiente acción, Raúl García no supo qué hacer con una pelota que le llegó en el área tras un error defensivo local. Percutía el Athletic sobre la portería alavesista; presionaba y robaba en medio campo, sin respuesta del Alavés, hasta que en el minuto 16, Yuri y Muniain combinaron en un saque de falta, que el lateral guipuzcoano metió en paralelo al borde del área. Vesga no pudo rematar, pero Raúl García sí, para adelantar al Athletic en el marcador.
Al Alavés se le ponía un partido complicado, con el marcador en contra y pocas ideas sobre el césped, pero tiene una pareja atacante capaz de encontrar agua en el desierto con una varita de fresno. Y sin ella. Aprovecharon un error de ajustes en la defensa del Athletic para provocar un penalti sobre Joselu que su socio Lucas Pérez transformó, como quien lava, en el empate.
Decayó el juego tras el empate, aunque el Athletic seguía con el dominio, cada vez más improductivo. La falta de mordiente en ataque sigue pagando peaje. Al Deportivo Alavés le bastó con defenderse con orden. No daba la sensación de que les fuera mal el empate. La grada, incluso, abucheó a Asier Garitano por sacar del campo a Joselu para abrigarse más en defensa. Los saques de esquina son un solar para el equipo bilbaíno, y a pesar de sacar unos cuantos, no encontró el filón.
Parecía todo terminado cuando Vesga hizo la falta que no debía y la jugada acabó en el gol vitoriano. Un chute de autoestima. Más de mil bilbaínos que hicieron el cómodo viaje hasta Vitoria, regresaron cabizbajos. Al menos lucía el sol y no podían alegar nocturnidad.
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