Yulimar Rojas bate el récord mundial de triple salto ‘indoor’: 15,43 metros
La venezolana supera en Madrid la marca de 15,36 de la rusa Tatyana Lebedeva, vigente desde 2004
La arena de Madrid era antes el albero de las Ventas, pero ahora que está a la baja, como están los toros, hay otra arena que chuta, y mucho, la que llena el foso de salto de la pista cubierta de Gallur, en Carabanchel, donde Yulimar Rojas, la estrella venezolana del atletismo salta como en su casa. “Es mi casa”, dice ella, de siempre y, en su sexto salto llega hasta donde nunca antes ninguna había llegado, hop, step, jump, fluida como la seda, veloz, sin perder ni un átomo de energía en cada impulso, botando con fuerza y vigor: 15,43 metros, un récord del mundo bajo techo por siete centímetros que borra del primado los 15,36 metros, de la rusa Tatiana Lebedeva (Budapest, 2004) y todo su estilo.
El Caribe en pleno (su entrenador, en Guadalajara, España, es el cubano Iván Pedroso), la escuela de la técnica, la velocidad y la naturaleza, reemplaza lo soviético en Lebedeva, fuerza, disciplina y entrenamientos encarados como trabajos forzosos.
Antes de comenzar el mitin, Iván Pedroso, extrañamente nervioso, él, el rey de la calma y el relájate, compañero, y le sudan las manos, admite: “está muy bien Yulimar, está muy bien”. ¿Está para 15,40, récord del mundo?, le achuchan los periodistas. “Está muy bien, está muy bien”, repite. El entrenador de la cuádruple campeona del mundo (dos veces al aire libre, dos veces en pista cubierta) ha pedido a los organizadores de la reunión, la final del circuito mundial indoor, que adelanten a primera hora el triple femenino, programado en principio para cerrar el torneo: “quiero que salte cuanto antes”, explica, “para que pueda controlar todo el estrés”. Y ella salta ya enchufada, anhelando ya que salga cuanto antes el récord que sabe que tiene en su interior. El primer intento es un nulo tan largo que concede el carácter de ineluctable a la plusmarca, que llegará pase lo que pase. En el segundo salto, la ansiedad le deja en 14,65; en el tercero, un nuevo nulo nervioso anticipa un cuarto en el que vuela hasta 15,29 metros, la segunda mejor marca de la historia; el nulo del quinto, tan largo, convierte el sexto, los 15,43 metros, en una explosión de energía y de alegría loca. “Me lo merecía, me lo merecía”, dice la venezolana. “Sabía que esta noche, en esta pista, llegaba el récord. Lástima que hayan suspendido por el coronavirus el Mundial de China en pista cubierta, porque habría conseguido otro título”.
La plusmarca le da derecho también a una recompensa económica por parte de la federación española, la organizadora de la reunión, cuyo monte no quiso revelar su responsable, José Luis de Carlos. “La ley de protección de datos me impide revelarlo”, dice De Carlos, “pero no llega a los 30.000 euros que recibe Mondo Duplantis por sus plusmarcas de pértiga. Somos un mitin pequeño”.
Salta en febrero de 2020 Rojas (24 años y 123 días) y algunos de los que la contemplan desde las gradas, siempre con la boca abierta, todos los años igual, todos sus saltos, recuerdan cuatro años antes, febrero de 2016, cuando aún había invierno en Madrid, aunque moderado, y la profecía que emitieron viendo surgir del fondo del pasillo de salto una figura tan alta --planta de jugadora de baloncesto, de más de 1,90 y piernas larguísimas--, como descoordinada y aparentemente torpe, pero rapidísima. Saltó 14,63 metros pese a todo eso, y Ramón Cid, triplista en Moscú 80 y entrenador y sabio, uno de los asombrados, dijo: para esta atleta no hay límites, nunca he visto nada igual, es una fuerza de la naturaleza, ha nacido para el triple, solo falta pulirla. Y todo el mundo salió soñando. Y ella dijo: estaba en Venezuela y había jugado a baloncesto y saltaba altura, pero quería saltar triple y por Facebook conecté con Pedroso, y le dije que me entrenara, y él me dijo que me viniera a Guadalajara. Y aquí estoy.
Y con Pedroso, el mejor saltador de longitud de Cuba, el saltador que privó a Yago Lamela de dos oros mundiales, Rojas se entregó a un trabajo técnico, físico y mental tal que en nada ha hecho que se cumpliera la profecía de los que la vieron por primera vez saltar en Carabanchel, y nunca lo olvidarán.
La mejor marca al aire libre de Rojas son 15,41m, a nueve centímetros del récord mundial absoluto, los 15,50 metros de la ucraniana Inessa Kravets, que en agosto próximo cumplirán 25 años. Poco creen que llegue a 26. El que menos Pedroso. Rojas habla de que llegará a 16 metros, la luna. Pedroso no dice que no. “No hay límites”, dice. “No hay límites”.
8,00s de Teresa Errandonea en 60m vallas
José María Errandonea, de Irún, le ganó en 1967 una contrarreloj del Tour a Poulidor, y un día de maillot jaune, por solo seis segundos, dos segundos menos que el tiempo que 52 años más tarde su sobrina Teresa Errandonea, de 25 años, tardó en recorrer 60 metros salpicados con cinco vallas, 8s justos, que es la tercera mejor marca española de siempre y le hizo tercera en la final tras las estadounidenses Christina Clemons (7,82s) y Nia Ali, campeona del mundo de los 100m vallas en Doha. Por una centésima no entra Errandonea, entrenada en San Sebastián por Ramón Cid, en uno de los clubes más selectos del mundo, el de los siete segundos y pico, donde solo figuran como españolas las atletas de origen nigeriano Glory Alozie (7,83s) y Josephine Onyia (7,84s). La marca de Errandonea, que le habría permitido ser finalista en el Mundial que se ha suspendido, fue la mejor noticia española de la noche de Gallur, junto al 1m 46,50s de Mariano García en los 800m (segundo), y su forma tremenda de correr la distancia. La otra gran marca de valor mundial fue los 8,41m del fenómeno cubano Juan Miguel Echevarría en salto de longitud.
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