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100 años de la roja

Del Bosque e Iribar: “La selección no siempre fue un equipo”

EL PAÍS inicia una serie sobre los 100 años de la selección española de fútbol. El seleccionador campeón mundial en 2010 y el mítico exportero comparten sus recuerdos

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José Ángel Iribar

José Ángel Iribar (Zarauz, Gipuzkoa, 1943) fue 49 veces internacional con la selección y defendió la portería de La Roja en la Eurocopa de 1964, el primer gran título de España. Conocido como El Chopo por su estatura, y mito del Athletic, es uno de los mejores metas españoles de la historia.

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El vetusto San Mamés, La Catedral, fue testigo del primer partido en casa de la selección española de fútbol (9 de octubre de 1921, España-Bélgica; 2-0); el nuevo San Mamés acogerá el próximo junio los tres primeros partidos de La Roja en la Eurocopa de 2020, y en este nuevo templo del fútbol, José Ángel Iribar (Zarauz, 76 años), el mítico portero del Athletic y de la selección, citó a Vicente del Bosque (Salamanca, 69 años), para comenzar una serie de charlas en las que, de la mano del exseleccionador, EL PAÍS repasará los 100 años de vida que cumple el equipo nacional.

Del Bosque. Ángel, hemos venido a molestarte un rato. Queríamos tener una conversación contigo sobre fútbol y los 100 años que cumple la selección. Eres uno de los hombres más representativos de nuestra historia. Jugar 49 partidos en los tiempos en los que se jugaba tan poco a nivel de selecciones indica que estuviste muchos años con una trayectoria envidiable. Eres de las personas queridas y admiradas por todo el mundo. Has sido siempre un tío cercano, agradable, sobrio, y has trasladado como persona lo que has hecho en el campo. Es digno de elogio y por eso comenzamos contigo estas charlas para EL PAÍS.

Iribar. Todo lo contrario, para mí es un gran placer estar contigo y formar parte de este proyecto porque te aprecio muchísimo.

D. B. Antes media España era del Athletic. Éramos de nuestro equipo y luego del Athletic. En mi caso me preguntaban por qué era del Athletic, y siempre respondía que por los muchos vascos que iban a estudiar a Salamanca y daban siempre un muy buen ambiente a mi ciudad. Además, me da la impresión también de que muchos vascos eran también del Real Madrid.

I. Siempre he tenido mucho respeto por el Real Madrid y por determinados jugadores, sin duda. Por las Copas de Europa que veíamos en blanco y negro y en el Nodo. Era sin duda al equipo que más se veía. Pero en mi caso mi familia era del Athletic de siempre, a pesar de ser yo guipuzcoano. Ya llevo aquí desde 1961. Muchos años…

Del Bosque e Iribar, en San Mamés.
Del Bosque e Iribar, en San Mamés.javier hernández

Mis dos primeros partidos fueron tus dos últimos. Solo jugué 18 y tú 49

Del Bosque

D. B. Tengo un recuerdo de ti del Basconia, jugasteis en El Calvario, en Salamanca, un partido de Segunda. Ya hablaban de ti como una figura en ciernes.

I. Pues acababa de comenzar. Me acuerdo de ese partido porque ganamos 0-1 y me pusieron muy bien. Teníamos un entrenador, Manuel de Nicolás, que le gustaba llamar la atención y dar titulares dentro de las posibilidades que entonces había. Y le preguntaron por mí y contestó que yo era el nuevo Zamora. ¡Qué exagerado! Si acababa de empezar…

D. B. Luego ya cogiste la referencia de Carmelo, que era el gran portero de la época del Athletic. ¿Él fue tu principal referencia?

Athletic-Castellón. Final de Copa uno contra el otro

Sus carreras coincidieron 10 años en el tiempo con sus inevitables enfrentamientos directos. Del Bosque jugando con el Córdoba, el Castellón, a los que fue cedido por el Real Madrid y, posteriormente, ya con la camiseta blanca, e Iribar siempre con el Athletic.

El momento culminante fue la final de Copa del 73 en el Vicente Calderón. El exseleccionador, que jugaba en el Castellón, recuerda con realismo. “Nos ganasteis [2-0] antes de saltar al campo por el peso de la camiseta. No llegábamos. Para el Castellón fue un hecho extraordinario quedar quintos en La Liga y llegar a la final de Copa. Había de todo en ese equipo: veteranos y jóvenes”.

El exguardameta bilbaíno asiente con la cabeza. “Sí, es verdad que tuve poquísimo trabajo. Nos teníais muchísimo respeto. Fue una final un poco sosa, tranquila para mí. Yo tengo otro recuerdo tuyo, metiste, en el otro San Mamés, un gol fantástico de cabeza”. Vicente tira de memoria. “También con el Castellón esa misma temporada, pero no fue a ti, fue a Marro… Vamos, me parece. Ese debió ser uno de los pocos partidos que te perdiste. La anterior, vine con el Córdoba y nos metisteis cinco. Ese día también estaba Marro en la portería”.

Tenía razón Vicente. José Ángel había presenciado el gol en directo en San Mamés, pero no se lo había marcado a él.

En el penúltimo alarde de conocimiento de momentos en común, Del Bosque sorprende con una última anécdota. “¿Recuerdas la final de Copa del 69 que el Athletic jugó contra el Elche en el Bernabéu, con Araqui de portero? Pues antes jugué con el Real Madrid la final del Campeonato Nacional Juvenil contra el Triana de Sevilla. Ganamos 1-0 y vosotros también ganasteis 1-0”.

I. No, es curioso, yo de chaval, desde Zarauz, iba a ver más partidos de la Real al estadio de Atotxa y entonces mi referente era más Araquistaín, que luego fue portero del Real Madrid.

D. B. Siempre me dio la impresión de que Araqui y tú teníais bastante parecido como porteros: sacabais en largo con la mano, despejabais muy bien de puño…

I. Puede, sí. Me gustaba mucho su estilo, sobre todo en esa faceta. Salía a por todo. Despejaba muy largo de puño. Mis referencias en aquella época que no había televisión eran casi más los porteros que veías en el campo directamente o te imaginabas por la prensa, por lo que lo leías. No podías ver nada y por eso veías más porteros del equipo del pueblo. Me gustaba Edmundo, que jugaba en el Zarauz. Y un tal Beitia que luego fue suplente en el Atleti de Madrid.

D. B. ¿Por qué te inclinaste por ser portero?

I. Me gustaba. Jugaba de todo, pero posiblemente fueron los demás los que me trasladaron a la portería. Veían que tenía buenas condiciones. Estaba en el equipo del barrio, del colegio, y me decían: "Tú, de portero".

D. B. Todos los porteros vascos, se dice, estabais influenciados por el frontón y por la playa.

I. Es verdad que practicábamos los dos. Y mucho, además. De algo tenía que servirnos. El multideporte era muy común en los colegios de entonces y jugábamos, nos apuntaban, a todo. Atletismo también. A los frontones a mano siempre. Los campeonatos playeros eran importantes. La playa tiene determinadas características, te viene bien para todo, te quitas el miedo a tirarte… Nos influían seguro.

D. B. Por tus gestos, por tus actitudes, tu trayectoria en el fútbol, y socialmente, te respeta todo el mundo. Te acompaña una fama de hombre justo. No se entiende el Athletic sin Iribar. Incluso fuiste premiado como ilustre de Bilbao.

I. Sí, sí… y eso no siendo de Bilbao tiene su mérito.

D. B. Volvamos a la posición de portero y la evolución que ha tenido a través del reglamento en los últimos años. Parece que han ido todas las normas contra el portero.

Yo estuve 12 años, pero tenía una gran competencia, a veces estaba en el banquillo

Iribar

I. Ha tenido que evolucionar, pero me parece positivo. Los porteros actuales, al final de todo, son más completos, son más futbolistas. Esto es muy beneficioso para el fútbol. Las reglas nos han hecho progresar. Me parecía un poco cruel que en los penaltis, en las acciones de uno contra uno, hubiera expulsión además de penalti. El portero siempre va al balón, no va al hombre. Ahora hay más condescendencia. Me parecía excesivo. Con las defensas adelantadas te obligan a tener otras posiciones. Hemos tenido que evolucionar y jugar más adelantados y ser un líbero con el pie.

D. B. ¿Qué porteros te gustan más de los actuales?

I. Hay muchos y buenos. Hay excedente de porteros. En nuestra Liga, Ter Stegen, Oblak, Courtois… ha vuelto. Me encantaba en el Atlético. Me agradaba su forma de parar y de jugar. Son sobrios. Como yo era y quizás por eso me gustan. De Gea está ya curtido y Kepa está creciendo muchísimo en poco tiempo.

D. B. Vayamos a la selección, que es el motivo real de esta conversación. ¿Sabes que el día que debuté contra Rumania tú eras el portero? Era tu penúltimo partido. Abril de 1975. Me acuerdo de aquel equipo perfectamente.

I. Sí, en el Bernabéu (1-1). Sí, tú llegabas y yo estaba acabando. El último fue contra Alemania en el Calderón que también lo jugaste tú. También empatamos a uno. Me marcó el gol Beer, en un disparo desde lejos, desde fuera del área a la escuadra. Tuve la sensación de que podía haber hecho más.

Se creaban grandes expectativas, pero nos costaba hasta clasificarnos

Iribar

D. B. Fíjate, tú jugaste 49 partidos y yo solo 18. Normalmente en el mediocampo casi siempre jugábamos Villar, Asensi y yo. Cuando veo a los dos siempre les digo que nos asociamos tres tíos que tampoco éramos muy buenos, pero ahí estábamos. Pero 49 partidos para aquellos tiempos era muchísimo…

Iribar y Del Bosque, arriba a la izquierda, el 17 de abril de 1975, antes de un duelo ante Rumania en el Bernabéu, el día que debutó Del Bosque con la selección.
Iribar y Del Bosque, arriba a la izquierda, el 17 de abril de 1975, antes de un duelo ante Rumania en el Bernabéu, el día que debutó Del Bosque con la selección.

I. Doce años estuve. Pero hay que tener en cuenta que yo en aquella época también tenía detrás porteros extraordinarios. De hecho, yo estuve muchos partidos en el banquillo…

D. B. Estaban Sadurní, Betancort…

I. Miguel Ángel, Reina, García Remón también estuvo alguna vez. Había una gran competencia. Anteriormente a mí estaba Carmelo.

D. B. Jugaste la Eurocopa de 1964 y el Mundial 1966 sin guantes. El primer día que te los pusiste ya en la década siguiente, ¿qué sentiste?

I. No me acuerdo con exactitud. Eran de lana, como los que usábamos para ir por la calle. Algo se mejoraba al principio con los campos mojados, pero cuando ya se llenaban de barro y se empapaban eran muy resbaladizos. Había que tener mucho cuidado para que no se te fuera el balón. Los de ahora no se parecen en nada. Eso ha evolucionado mucho. Los usábamos siempre en invierno, en verano ni eso.

D. B. Siempre he creído que los porteros con los entrenamientos específicos que hacen ahora mejoran mucho más que los jugadores de campo. Vuestros entrenamientos son más eficaces.

I. Creo que sí. Puede parecer el problema de que todos sean iguales, que salen en serie, pero no es así. Cada uno tiene su propio estilo y hay que respetarlo. Siempre he sido partidario de respetar cómo son, no cambiarles para que pudieran ser, por ejemplo, como yo. Hay que respetar los estilos, las características y su forma de ver el juego, su forma de colocarse. Hay que potenciar a cada uno los valores que tiene. Sin meterte de más con sus defectos. Limarlos sin pasarse, sin crearles complejos.

Nos empeñamos en llamar a los mejores, pero a veces no basta

Del Bosque

D. B. En el año 1964 fuiste campeón de Europa con Villalonga de entrenador. Aquello fue la leche. Yo me acuerdo de verlo por televisión. Casi se veía lo justo. Yo tenía 14 años.

I. Debuté con Villalonga en Sevilla, poco antes de la fase final. En marzo contra Irlanda. Les ganamos 5-1. Buen debut. Llovía en Sevilla. Estaba casi recién llegado del Basconia. Era mi segunda temporada en el Athletic, tampoco había jugado tantos partidos. Villalonga me había visto jugar el año anterior con el Basconia en la eliminatoria de Copa contra el Atlético, donde él estaba entonces. Le debí gustar y cuando llegó a la selección me llamó rápido. Venía la selección de una pequeña crisis en el año 1963. Apostó por mí y me quedé.

D. B. Luego fuisteis al Mundial de Inglaterra 66 con un buen equipo…

I. Sí, era la misma selección del 64 reforzada con los futbolistas que actuaban en Italia. Suárez ya estaba, pero vino Peiró y también Gento, que en la Eurocopa no estaba. Teníamos muy buen equipo, pero nos tocó un grupo muy fuerte. Se crearon muchas expectativas, quizás demasiadas, pero estaba Alemania, Argentina, Suiza… Contra los alemanes, Emerich me hace un gol imposible. Un saque de banda, hace un control, me tira casi sin ángulo, arriba, como un obús.

D. B. La selección siempre ha tenido grandes jugadores y sin embargo no fuimos capaces de ganar nada ni antes ni después de aquella Eurocopa del 64. Nunca cuajaba. A nivel de clubes sí se ganaba y estábamos ahí. Si no una hegemonía total, sí bastante buena.

Iribar, en el campo del Athletic en 1967.
Iribar, en el campo del Athletic en 1967.RAÚL CANCIO

I. Sí, las expectativas siempre eran grandes pero no se cumplían salvo en esa Eurocopa. Entonces veníamos de no ganar nada y después nos pasó lo mismo. Incluso nos costaba clasificarnos para los Mundiales y las Eurocopas. Era así y así era.

D. B. El gol de Katalinski aquel, te acuerdas…

I. Cómo no me voy a acordar. Era un desempate en Fráncfort para clasificarnos para el Mundial 74. Y Katalinski nos mandó para casa.

D. B. Fíjate el día que yo debuto juegan en la delantera Rexach, Gárate, Santillana y Chechu Rojo. ¡Fíjate qué once! Casi impensable ahora. Dos extremos avanzados y dos delanteros centros. Y en el mediocampo Velázquez y yo que también éramos de los que mirábamos para adelante más que para atrás…

Luis lo cambió todo y comenzó el camino. El estilo lo marcan siempre los jugadores

Del Bosque

I. Sí, en esa época se apostaba mucho por el juego de ataque.

D. B. Tú tuviste de seleccionador además de a Villalonga a Balmanya, al doctor Toba, al triunvirato Molowny-Muñoz-Artigas y luego a Kubala. Lo que ocurre es que en la selección no siempre consiste en traer a los mejores jugadores sino en hacer un equipo.

I. Quizás nos faltó eso… hacer un equipo. Los jugadores uno a uno lo ganaban todo en Europa con sus equipos. Eso que apuntas es lo más importante.

D. B. Nos faltaba hacer un equipo. Pero creo que eso ahora se ha corregido también. El fútbol en España y en otros países está mejor estructurado desde las categorías inferiores. De abajo a arriba. Y cogen hábitos que ya quedan.

I. Eso se está haciendo muy bien, quizás sin tener tanto nombre, se van formando jugadores que luego son capaces de ganar un Europeo e incluso un Mundial. Desde luego ese modelo ha funcionado y ha dado unos resultados magníficos y la Federación ha hecho una buena labor durante años. Nuestro amigo Ángel Villar lo vio muy claro. Estabais todos ahí. Encontrasteis un estilo de juego bonito y efectivo. Y hemos tenido resultados en todas las categorías. Hemos tenido equipos a los que daba gusto verles jugar y se notaba que el adversario no acababa de cogerles la onda para poder frenarles.

D. B. ¿Cómo contemplaste los éxitos del fútbol español en esos seis años, comenzando con Luis, que fue primero un gran jugador de nuestra época y que luego como seleccionador lo cambió todo en 2008 y… luego la continuidad que le dimos nosotros?

I. Muy bien. Seguisteis esa trayectoria, esa línea y ese estilo. Eso fue importantísimo, seguir por ese camino.

D. B. Y también por los jugadores, que son los que delimitan el estilo

I. Sí, claro, el estilo lo imponen ellos porque tú no puedes imponerles nada. Coincidió que fueron saliendo los jugadores y ahora tienen que salir otros. El mimetismo es bueno.

D. B. Nunca es bueno quedarse parado. Hay que evolucionar. Ahora todo el mundo habla de presión alta. Si no hablas de presión alta te despiden, y de transiciones, que antes eran contraataques…

I. Luis siempre se ponía enfermo cuando trasladabas el lenguaje de otros deportes al fútbol. Luis era un sabio. Ya en el terreno de juego lo era, que yo lo sufrí. Jugué con él en la selección, pero cuando venía aquí con el Atlético era un gran lanzador de faltas. Ya jugando era como un entrenador. Veías cómo mandaba a sus compañeros. Cuando había barro les decía que no podían jugar así. "Tenéis que meter el pie de otra manera", les decía. Todo el mundo le respetaba mucho y le escuchaban.

Luis era un sabio. Como jugador ya era entrenador, todos sus compañeros le obedecían

Iribar

D. B. Tiene gracia que tus dos últimos partidos en la selección fueron mis dos primeros partidos.

I. Eso es. Es que tú eres un chaval. Yo ya tengo muchos años.

D. B. Pero estás estupendamente.

I. No me quejo…

D. B. Habéis sido ejemplo de comportamiento y de todo. Y me siento feliz de esta charla.

I. El honor es mío, hablabas de transmitir, yo y otros jugadores siempre lo que hemos intentado es transmitir lo que hemos recibido de abajo cuando llegamos al vestuario y estaban los Orue, Carmelo, Garay, Canito, Etura, Arteche, Arieta…

D. B. Y transmitían más desde el ejemplo que desde la palabra, hay muchos que se quedan en la palabra y no llegan al ejemplo y toda esa gente ha sido ejemplar.

I. Intentábamos ser ejemplares porque la gente nos está mirando. Somos privilegiados. Aquí hay gente que lo está pasando muy mal, pero en el Athletic nos admiran. Los jugadores del Athletic dentro del campo y fuera tenemos que dar una medida. Lo intentamos.

D. B. Se ha mercantilizado tanto el fútbol con el dinero y cuando todavía salen jugadores del Athletic o de otros clubes que dicen que se quedan en esos clubes toda la vida, es reconfortante para los que todos los que hemos tenido un sentimiento romántico de lo que es el fútbol.

I. Sin duda cuando ves ahora todas las tentaciones que tienen los jugadores, que son mayores de las que podíamos tener nosotros en nuestros tiempos y escuchas que se quieren quedar, es fantástico. Es que algo hemos hecho bien. Hay que estar cerca del equipo y cuando se pierde dar ese toque de ánimo les viene bien.

“Yashin era un portero perfecto, ¡era la leche!”

José Ángel agita especialmente en su memoria una fecha, el 21 de junio de 1964. Esa tarde-noche, además de proclamarse campeón de Europa, se encontró frente a frente con otra leyenda. El portero de la URSS no era otro que Lev Yashin, que el año anterior (1963) había conquistado el Balón de Oro.

Del Bosque, interesado, le pregunta cómo era la Araña negra en las distancias cortas. “Puede que como porteros nos pareciéramos, en cuanto a sobriedad al menos. Yo intentaba transmitir tranquilidad, serenidad, algo que valoro mucho en un portero. Que salgas al campo y domines el medio, no que el medio te domine a ti. Es un valor añadido. Que lo sienta todo el mundo, desde tu equipo al contrario y el público. Que no exista ningún runrún raro a tu alrededor cuando te llega el balón”.

Iribar y Yashin solo se enfrentaron en esa ocasión, pero en febrero de 1972, en un viaje con el Athletic, José Ángel quiso visitar su tumba en el cementerio de Vagankovskaya de Moscú y depositar un ramo de flores rojas y blancas.

“Yo conocía su trayectoria. Venía precedido de una gran fama a pesar de que se veía poco fútbol entonces. Le había visto en un partido en Inglaterra. Lo demás era por lo que oías. Le vi cuatro o cinco detalles y quedé impresionado. Ahora hay un vídeo suyo de lo que hacía entonces y era un adelantado. ¡Era la leche! Este era perfecto. Yo tenía 21 años, era el benjamín del equipo y él tendría 36 o 37. Ese partido fue de una gran responsabilidad para un debutante como yo. El Chamartín de entonces con 110.000 espectadores. La mayoría de pie. Fue impresionante y tener enfrente a Yashin era como jugar en Wembley. Un sueño cumplido”.

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