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Un maravilloso Kiel trunca la décima del Barça

La audacia ofensiva del equipo alemán desarticula a los azulgrana (33-28) y les priva del título tras 22 victorias seguidas

Los jugadores del Kiel celebran el título de la Champions, tras derrotar al Barça.
Los jugadores del Kiel celebran el título de la Champions, tras derrotar al Barça.Martin Meissner (AP)
Robert Álvarez

La personalidad y el fantástico espíritu ofensivo del Kiel truncaron contra pronóstico el sueño del Barça, que se estrelló cuando iba lanzado a por su décima Champions. La excelencia del juego desplegado por el equipo alemán, superior de principio a fin, convirtió la final en una pesadilla para el equipo azulgrana. Se pasó el partido por detrás, a la contra, incapaz de cerrar atrás y de optimizar sus acciones en ataque. Lo que iba a ser el décimo título del Barça se convirtió en el cuarto del Kiel, campeón indiscutible y admirable, por la audacia de su estrategia y la belleza de su despliegue.

El Barça había llegado a toda máquina a la final, con un asombroso récord de 22 victorias en la máxima competición continental, en la que no perdía desde septiembre de 2019. Fue a caer en el peor día posible. El equipo de Xavi Pascual, campeón en 2015, se desplomó ante el último obstáculo, como ya lo había hecho en las semifinales de 2017 y 2019.

El entrenador checo Filip Jicha exprimió su planteamiento desacomplejado y ambicioso. Prescindió de su portero en muchísimas acciones de ataque para jugar un 7 contra 6. Un riesgo, pero acertó de pleno, amparado por las paradas del portero danés Landin y por las pérdidas de un cuadro azulgrana cada vez más extraviado en la cancha. Sin la velocidad extrema que caracteriza su juego, el Barça se diluyó.

El discurrir del Barça fue rugoso desde el inicio. Le costó leer el ataque del Kiel e interpretar el rasero arbitral. Lo pagó rápido con las exclusiones por dos minutos de Mem y Thiagus Petrus. Le sucedió lo mismo al Kiel, con el agravante de que las dos exclusiones las sufrió su estrella, el noruego Sagosen. Jicha tuvo que gestionar a partir de ese momento las entradas a la cancha de Sagosen pero, a tenor del resultado y de cómo respondió el jugador, acertó de pleno. El sueco Niclas Ekberg se mostró implacable y certero en sus lanzamientos. El Kiel abrió brecha (13-9).

El Barça necesitaba cambiar la dinámica. Lo consiguió, como en la semifinal, desde su portería. Möller y Gonzalo intercambiaron los papeles. El español relevó al danés y con sus paradas y los goles de Mem, Fábregas y Aleix se restableció la igualdad, a 15. Pero en el tramo final del primer tiempo el Kiel volvió a castigar los errores del Barça (19-16).

El Kiel sacó réditos de su táctica agresiva. Pascual respondió adelantando en defensa a Ariño y Janc para intentar obstruir los movimientos de balón del ataque alemán en superioridad numérica. Los alemanes movieron bien el balón y fueron muy efectivos, con Weinhold y Pekeler al frente. El Barça perdía fuelle.

El Kiel se empleaba cada vez con más comodidad y su ventaja crecía hasta los cinco goles (26-21). Al mismo tiempo, los errores del Barça en ataque se sucedían, con acciones fallidas de Aleix, Entrerríos, Cindric o Ariño. Pascual pidió un tiempo muerto cuando faltaban poco más ocho minutos para el final, con 27-23 en el marcador. El Barça atacó con siete jugadores, sin portero, como el Kiel, pero a la desesperada. Se le fue la décima. Era la que tenía que haberse jugado en mayo. El consuelo es que, al menos, podrá volver a luchar por una nueva oportunidad en la Final Four de junio.

Pascual: “No hemos estado a la altura”

Xavi Pascual, abatido, lamentó la actuación de su equipo tras un año en el que se había mostrado imparable. “Estoy jodido, porque el equipo ha hecho un gran trabajo hasta llegar aquí. Pero no hemos estado a tope, a la altura que debíamos”. El entrenador explicó que eran conscientes de que el Kiel podía plantear un ataque de siete contra seis.

“Lo teníamos estudiado, pero ha faltado acierto individual, sobre todo en los lanzamientos. No hay nada que recriminar en cuanto a entrega y actitud”. Sobre las críticas que recibirán, respondió: “Seguro que habrá dudas, porque el club es así. Solo queda levantarnos e intentar volver a estar aquí en junio”.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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