Mis secretos con Griezmann
El delantero francés se sentó en ‘Universo Valdano’, dijo algunas cosas que le urgían y se fue tan contento. Desde entonces, va a gol por partido
La triste paradoja
Después de la emoción colectiva que provocó la muerte de Maradona, con el poder del mito reflejado en ese desfile incesante de gente humilde ante su féretro, con cientos de homenajes y de artículos que glosaban su fútbol y que interpelaban su vida, queda el vacío que deja toda leyenda. Y la brutal paradoja de que un hombre llorado por todo un país haya muerto solo en un sitio destartalado y sombrío. Como si fuera el precio a pagar por tantos sueños cumplidos. Produce dolor revisar las fotos de su primera juventud, con esa mirada sana y limpia, que provocan ganas de pedir que paremos ahí, en ese punto exacto, para empezar todo de nuevo y tratar de evitar la curva que martirizó el final de su vida. Pero antes de que Diego siquiera naciese, Samuel Beckett parecía estar pensando en él cuando escribió que “no hay partido de vuelta entre el hombre y su destino”.
¿Qué no sabe?
Si la vida se terminó ensañando con Maradona, ¿por qué el fútbol, que es una exageración de la vida, se va a apiadar de Zidane? Sufre Zizou la inclemencia de malos resultados en un club donde perder es inadmisible. Pero no dirán que no suena a injusto que, un tipo que ganó tres de cuatro Champions, que le tiró un salvavidas a Florentino Pérez en medio del embravecido mar de la última crisis, y que ganó la Liga más reciente, esté sufriendo una campaña de desprestigio como si se tratara de un tipo cualquiera. El relato que se ha impuesto es que la suerte, solo la suerte, le echó una gloriosa mano en los buenos tiempos, y que una especie de analfabetismo futbolístico le impide ahora tocar la tecla del buen juego y de los buenos resultados. ¡A Zidane! Al que le bastaba controlar un balón para decirnos lo que era el gran fútbol.
Y sin columna vertebral
El Atlético de Madrid jugó frente a un Bayern de Múnich deshuesado, sobre todo de su columna vertebral: Neuer, Kimmich, Müller, Lewandowski… Sin embargo, ante un buen Atlético, mantuvieron el tipo. Fueron perdiendo durante un tramo largo del partido y hasta pudieron recibir un segundo gol. Pero cuando se acercaba el final del partido, cada minuto traía una nueva amenaza. Fue entonces cuando Álvaro Benito nos contó que el Bayern corre veinte kilómetros más que el Barça por partido, siendo el Barcelona el tercero que más corre en España y el Bayern el octavo en Alemania. Para apuntalar ese dato, el Bayern sacó a Müller y la cosa se complicó del todo porque se trata de uno al que le gusta correr y, además, sabe correr. Aquello terminó en empate y en preocupación. Empate para el Atlético y preocupación para la Liga entera.
No todo es suerte
Hace un par de semanas Griezmann pasó por Universo Valdano. Hay dos teorías dando vueltas: la primera dice que la entrevista lo liberó y la segunda que le cambió la suerte. Por favor, ruego que no me subestimen. Lo que ocurrió en realidad es que, antes de sentarnos a hablar, le dije algunas cosas. “Si recibes dentro del área, párala con la pierna derecha y crúzala con la izquierda” (Dinamo de Kiev). “Si estás fuera del área y una pelota te cae desde el cielo, pégale de volea y clávala en el ángulo” (Osasuna). “Si recibes un centro raso y estás en el primer palo, resuelve con un taconazo seco por debajo de las piernas del portero” (Ferencváros). Dicho y hecho. Le di otras instrucciones que no escribo por modestia, pero que ustedes verán en los próximos partidos. Las cosas claras.
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