El último cuarto marca las diferencias
Después de un partido igualado, el Baskonia despega hacia la victoria en los minutos finales ante el Panathinaikos (93-72)
Nunca se sabe si el cambio radical en un partido que parecía igualado en el descanso se debe a la inspiración de un equipo o al hundimiento del otro, aunque habrá que convenir que en el deporte de alto nivel, los aciertos pesan más que los errores, sobre todo, cuando el resultado final es rotundo. Sucedió en Vitoria, entre el Baskonia y el Panathinaikos, cuando en el último cuarto el equipo vitoriano se despegó del molesto revoloteo griego, de ese zumbido que durante todo el partido había sentido en los oídos, para proyectarse hacia un marcador cómodo y aplastante. Lo hizo casi de golpe, como si el rival griego se hubiera metido en un agujero del que no podía salir. No se sabe si por aciertos propios o errores ajenos, aunque se intuye ahí el trabajo del día a día de Ivanovic, pero los últimos diez minutos fueron una autopista hacia la victoria.
Aunque el partido comenzó como casi siempre en el Buesa, con el Baskonia frío, dejándose llevar en defensa y errando en ataque, las cosas se estabilizaron cuando Raieste se resbaló en la cancha, perdió la pelota y el técnico del Baskonia decidió sentarlo. No volvería a salir a la cancha. El temperamental entrenador serbio lanzaba un aviso a navegantes. Habían transcurrido tres minutos y dominaba el Panathinaikos. Siguió haciéndolo, aunque con menos claridad, hasta que terminó el primer cuarto, porque el Baskonia fue un equipo irregular e intermitente, que gracias a los triples de Vildoza ponía distancias, pero se despistaba demasiado en defensa, provocando amplios pasillos por los que entraban los griegos para anotar con facilidad.
Se enmendaron los vitorianos en el segundo cuarto. Peters contribuyó con sus aciertos atacantes y Jekiri con los defensivos, pero los de casa sufrían constantes apagones que permitían a los griegos volver a meterse en el partido. Parecía que la distancia al descanso iba a ser elocuente después de un triple de Sedekerskis, pero en el último segundo respondió Papapetrou con otro (46-39).
Se fue el Baskonia con la mosca tras la oreja al vestuario, y no le faltaban razones. Otro arreón del Panathinaikos le acercó a sólo un punto (50-49), después de una cantasta de Mitoglou. Pidió tiempo muerto Ivanovic, les leyó la cartilla a los suyos, y en un esfuerzo defensivo consiguieron maquillar la situación.
Pero en los diez minutos finales se unieron la inspiración de los bombarderos locales y el fracaso de los griegos a la hora de defender. Colocados en zona, no fueron eficaces para detener la ofensiva vitoriana. Voldoza y Peters, con dos triples, les destrozaron las trincheras (72-58), y desde ese instante, mientras el Baskonia crecía, el Panathinaikos se encogía, con un Nedovic, que había empezado muy bien, totalmente desaparecido. Los desesperados intentos finales por reducir diferencias se perdieron en tiros sin puntería, mientras al Baskonia le entraba todo. Pese a la relajación de los minutos finales, la diferencia, 21 puntos, fue demoledora.
BASKONIA 93 -PANATHINAIKOS 72
Baskonia: Vildoza (19), Raieste (0), Fall (0), Giedraitis (12), Polonara (6) –equipo inicial– Jekiri (10), Henry (14), Sedekerskis (2), Diop (5), Peters (19), Dragic (6), Kurucs (0).
Panathinaikos: Papagiannis (11), Bochoridis (0), Papapetrou (17), Nedovic (15), Mitoglou (2) –equipo inicial– Mack (2), Auguste (2), Kaselakis (4), White (8), Sant-Roos (9), Foster (2).
Parciales: 20-23, 26-16, 20-19, 27-14.
Árbitros: Latisevs, Pastusiak y Hordov.
Fernando Buesa Arena de Vitoria. Puerta cerrada.
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