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PISTA LIBRE
Columna
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El inquietante factor de demencia en exfutbolistas

El último caso, el del mítico Bobby Charlton, aumenta la presión para que los rectores investiguen qué está pasando

Bobby Charlton en el césped del Bernabéu.
Bobby Charlton en el césped del Bernabéu.Jasper Juinen (Getty Images)
Santiago Segurola

Dos días después del fallecimiento de Nobby Stiles, el agresivo centrocampista de la selección inglesa que ganó el Mundial de 1966, la familia de Bobby Charlton ha informado del estado de demencia que sufre el mítico futbolista, compañero de Stiles con Inglaterra y el Manchester United. Han muerto seis jugadores de aquel equipo: Gordon Banks, Jack Charlton, Wilson, Nobby Stiles, Alan Ball y Martin Peters. Cuatro de ellos (Jack Charlton, Wilson, Stiles y Peters) sufrían desde hacía años enfermedades neurológicas degenerativas.

Cada vez es más insistente la presión para que los rectores del fútbol británico, el sindicato de futbolistas, la administración pública y la comunidad científica estudien a fondo, sin presiones y demoras las causas del elevado caso de damnificados entre los futbolistas. Cada cierto tiempo se anuncian investigaciones que en la mayoría de los casos no se realizan, en medio de acusaciones de falta de voluntad para afrontar el problema o, peor aún, de negacionismo.

Las cifras en el Reino Unido hablan de 850.000 ciudadanos que sufren trastornos cerebrales que les impiden realizar las tareas cotidianas más sencillas. El síndrome de Alzheimer, que supone una pérdida progresiva de memoria, es la forma más común de demencia. Algunos estudios han detectado el triple de casos entre los futbolistas profesionales, pero siempre sin datos suficientes que confirmen la gravedad de una situación que empieza a considerarse dramática en el fútbol americano, otro deporte de extremo contacto.

Hace tres años, el Journal of the American Medical Association (JAMA) publicó los resultados de los análisis efectuados a 111 cerebros de jugadores fallecidos, todos pertenecientes en su día a la Liga Profesional de Fútbol Americano (NFL). Los restos fueron entregados por sus familias, insatisfechas con la respuesta de los dirigentes de la NFL a la demanda de transparencia con respecto a las consecuencias de una actividad profesional que genera un inaudito caso de lesiones cerebrales.

El estudio publicado por la JAMA reveló un dato aterrador: de los 111 cerebros analizados, 110 ofrecían señales agudas de encefalopatía crónica traumática (CTE en inglés), dolencia que se atribuía a los rigores del fútbol americano, donde los choques de cabeza son tan frecuentes como básicos en el juego. Aunque el sindicato de jugadores ha conseguido algunos avances, una nebulosa oculta el problema, que los dirigentes de la NFL observan como una amenaza real para el futuro de la Liga profesional y también para el amplísimo universo que cobija el fútbol americano en universidades, institutos y escuelas de primaria.

En las calles escuchamos con frecuencia el nombre de tal o cual futbolista atacado por la demencia. Son muchos. En España, algunos han fallecido por las mismas causas que Martin Peters, Stiles o Jack Charlton en el último año. Nunca se recoge este dato en los obituarios de los periódicos. Tampoco existen investigaciones que permitan una visión más completa y nítida de un panorama preocupante.

El fútbol es el único deporte que no utiliza la cabeza exclusivamente como elemento de choque. La cabeza sirve para jugar la pelota tanto como el pie. Es cierto que las condiciones de los materiales que se utilizan —el balón fundamentalmente— han mejorado y que la preocupación no se manifiesta, pero existe: las amonestaciones por golpes en la cabeza son habituales en cada partido.

Noticias como la triste situación mental de Bobby Charlton indican que el problema merece tratarse con rigor y responsabilidad por la Liga, la Federación, el Gobierno y la AFE. Se necesita la determinación suficiente para desmontar el silencio y los tabúes que pesan sobre el fútbol, pera saber, en definitiva, qué ocurre en un deporte que se practica de manera masiva en España y que para los profesionales es su modo de vida.

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