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Mikel Merino: “Se impone el futbolista total”

El interior de la Real Sociedad se estrena con La Roja como exponente del nuevo fútbol que demanda jugadores técnicos y físicos

Mikel Merino, en el entrenamiento de la selección española. rfef.es
Mikel Merino, en el entrenamiento de la selección española. rfef.es
Ladislao J. Moñino

La evolución del fútbol es la evolución de los futbolistas antes que de los sistemas. No hay propuestas ni dibujos en las pizarras válidos sin jugadores adecuados. El reinado del Bayern de Múnich y del Liverpool en las dos últimas ediciones de la Champions son evidentes ejemplos del nuevo paradigma de juego y de jugadores que se impone. La presión alta, las transiciones ofensivas y defensivas sin apenas pausa, y el ritmo de juego, alto, intenso y sostenido, demandan cada vez más al futbolista total. Y el mercado valora como nunca la conjunción de la técnica y de lo físico.

“Se va hacia el futbolista total, pero especificado en posiciones. Un mediocentro debe ser técnicamente bueno, pero también se le pide que compita físicamente, que gane duelos de cabeza… Un extremo, además de regate, debe ser fuerte para proteger el balón, rápido para llegar al área, hacer gol… Al final, el futbol evoluciona según lo que se les pide a los futbolistas”, reflexiona Mikel Merino (Pamplona 24 años), citado por primera vez por Luis Enrique para la selección absoluta tras haber pasado por la mayoría de las categorías inferiores.

Su aterrizaje en La Roja se produce en medio de las dudas sobre si el estilo que fructificó en las conquistas de un Mundial y en dos Eurocopas debe evolucionar ante los malos resultados cosechados en las últimas grandes competiciones. “El fútbol ha evolucionado, de la España que ganó el Mundial y dos Eurocopas han pasado diez años. El juego ha cambiado y no se puede mantener ese mismo estilo. La selección también está cambiando, aunque manteniendo la esencia, que es lo que le ha dado los títulos: tener el balón, asociarnos, que el rival se canse de defender… Los entrenadores tienen claro los siguientes pasos a dar: el ritmo, atacar aprovechar los espacios, ser agresivos en defensa y un salto para poder estar una cantidad elevada de minutos apretando al máximo. Esa es la evolución natural del fútbol y del estilo de la selección”, defiende Merino.

Hijo de futbolista, su padre jugó en el Leganés, Osasuna y Celta, y formado en la factoría de Tajonar, Mikel Merino sigue esa misma línea evolutiva del juego trazada desde su salto de Osasuna al Borussia Dortmund de Thomas Tuchel con apenas 19 años, el paso por el Newcastle de Rafa Benítez y su explosión en la Real Sociedad de la mano de Imanol Alguacil. “El físico es muy importante, se está viendo que los equipos que están mejor físicamente son los que ganan. En el Bayern que ha ganado la Champions, todos corren los 90 minutos, todos son rápidos, todos defienden y todos presionan”, prosigue. “Yo he cambiado muchos aspectos técnicos y tácticos”, admite, “pero la esencia de la garra y la ilusión por competir la mantengo. En Dortmund, los entrenamientos eran de un nivel máximo, aprendí mucho técnica y tácticamente. En aquel entonces, Tuchel [hoy técnico del PSG] insistía en la idea de tener mucho el balón, de no precipitarnos en el pase hacia adelante. Se trataba de buscar las esquinas, de meter un balón por encima para los extremos y los laterales”. Tuchel no vio a Merino como centrocampista y sí como defensa central en las pocas oportunidades que le concedió.

El ritmo, factor diferencial

”En Inglaterra necesité aumentar el físico, era alto, pero delgadito y no tenía mucha fuerza”, reconoce. “En la Premier te das cuentas de lo difícil que es jugar esos partidos cuando los rivales juegan tan directo y tan fuerte. Allí aprendí en qué momentos puedo disputar el balón o dejar que lo coja el rival y luego apretarle. Hay muchos partidos de poca defensa estática porque ninguno de los dos equipos lleva el peso, sobre todo cuando juegas contra los de tu mismo nivel. Hay mucho balón largo, segundas jugadas, hay que sacar centros rápidos. Hay mucha transición y los centrocampistas tienen que estar preparados para ir arriba y para volver cuando te montan la contra. En Inglaterra me convertí en un jugador box to box y me gusta. En la Real juego de interior, en esa segunda altura, me meto entre líneas para juntar al pivote con la siguiente línea. Puedo llegar e intentar sorprender, pero también llego a mi área para ayudar a los centrales”.

El alto ritmo de juego es el vector sobre el que el nuevo fútbol está instalando su hegemonía. “Al final lo que diferencia a un equipo de otro es cuánto tiempo puedes estar a tu ciento por ciento, eso es el ritmo. Lo ideal es mantenerlo 90 minutos porque va a hacer que el rival se canse y te deje más huecos. En la Real hacemos un juego agresivo de apretar arriba y el Bayern no deja de hacerlo hasta el final. En la selección también buscamos esto, un equilibrio entre tener el balón, quitárselo al rival y que corra mucho. Y cuando no lo tenemos, apretar rápido arriba y todos juntos de verdad”.


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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.

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