Dunga: “Un quite o una parada también son ‘jogo bonito”
El exentrenador brasileño, campeón del mundo como jugador en 1994 y de la Copa América 2007 como seleccionador, repasa la actualidad de la Canarinha
Dunga (Ijuí, Brasil, 55 años) cita a EL PAÍS en Moinhos de Vento, un barrio de moda en Porto Alegre. Allí su hija tiene una tienda de ropa, decorada para la ocasión: cuelgan camisetas de la Canarinha, algunas firmadas por los jugadores. “Sé que tengo fama de tipo duro, pero la gente no entiende, soy gaúcho y europeo. Si te digo a las 11.30, estaré a las 11.30. Y aquí, muchas veces, no existe ese compromiso”, explica el exentrenador de la selección brasileña, campeón del mundo como jugador en Estados Unidos 94 y de la Copa América 2007 como seleccionador. Como jugador despegó en Brasil para curtirse en el calcio y en la Bundesliga.
Pregunta. ¿Qué hizo más daño a Brasil, el Mundial 70 o el del 94?
Respuesta. Han cambiado muchas cosas. En el 70 teníamos a Pelé, pero más allá de él había un juego colectivo. En el 70 se sufrió como en el 94. O como sufrió Argentina en el 86 o España en 2010. La gente dice que en el 70 se ganó como nunca, pero había trabajo, organización, respeto y equilibrio en las posiciones. Y en el 94, también. Le voy a dar un dato interesante. En el 94, nosotros jugábamos al mediodía con 35 grados. Y Brasil tenía la pelota. Diez años más tarde, jugando con 10 grados menos, el Barcelona era un espectáculo porque tenía el balón. La misma cosa, nada más que uno jugaba a 25 grados y el otro a 35.
P. ¿Jugaba bien el Brasil del 94?
R. Sí, tenía dos laterales como pocos en la historia: Jorginho y Branco, después entró Cafú en la final. Aldair, Mauro Silva, Zinho, Bebeto y Romario… Era un equipo organizado. Siempre que ganó Brasil estaba organizado, como en el 58, en el 62 o en el 70.
P. Entonces, ¿cómo definiría el jogo bonito?
R. Ser eficiente en defensa y en ataque. Hay que hacer goles, hay que hacerle mal al rival. Hay que tener regate, pero también hay que saber marcar. Aquí pensamos que el jogo bonito es el dribbling, pero cuando un defensor hace un quite eso también es jogo bonito, lo mismo que si un portero hace una buena parada.
P. ¿Vivíamos engañados?
R. La televisión solo te hace ver las partes más bonitas del 70. Si se mostraran solamente las partes bonitas del 94, seguro que cambia la idea de la gente. Al final, lo que marca la diferencia es la técnica. Cuanto más ritmo, más técnica se necesita. Antiguamente, los jugadores eran buenos, pero tenían tiempo para todo. En la actualidad, cuando le llega la pelota a un jugador, tiene dos tipos que le muerden. Estamos muy preocupados en el sistema. Si es 4-4-2, 4-3-3, 3-5-2 y no lo estamos en cuanto a la ejecución del fútbol.
P. ¿Quién está preocupado, los periodistas, los jugadores o los entrenadores?
R. Todos. Para el periodista es muy bonito hablar de si se juega 4-4-2 o 5-3-2, pero el fútbol es dinámico. En un partido se juegan todos los sistemas. Nosotros estamos preocupados por estas cosas desde que el futbolista es chico y no nos damos cuenta de que lo que le tenemos que enseñar a un niño es a jugar al fútbol, a gambetear, a chutar… Le pongo un ejemplo. No tenemos alguien que tire las faltas. Neymar y listo. Cuando yo jugaba, si había una falta era una guerra. Había cinco para lanzarla. Tenías que coger el balón y ponértelo bajo el brazo.
P. A usted no le dejaban tirar.
R. Con Romario, Branco, Roberto Carlos, Bebeto… ¿cómo los iba a tirar?
P. ¿Se siente querido, respetado o cuestionado?
R. Me siento respetado por la gente. Jugar al fútbol es bonito, ganar también, pero hay que tener una conducta en tu vida personal. Entender a la sociedad y todos los problemas que tiene la gente para intentar ayudar.
No es solo Neymar. Hoy al futbolista no se le puede hablar, ni tocar”
P. Cuando habla de comportamiento, describe una actitud muy diferente de la de Neymar.
R. Son épocas diferentes. En nuestra etapa, crecíamos más rápido como personas y más lento como futbolistas. Había muy pocos chicos que con 18 años jugaran en un primer equipo, tenías que ser muy bueno para eso. Hoy, pasa al revés. Con 18 años están en Primera. Son más maduros como jugadores, pero no como hombres. Además, tienen mucha gente en el entorno que no los dejan que se desarrollen como personas. Nadie los puede tocar. Nadie les puede hablar. No es un problema de Neymar. Son todos los jugadores así.
P. ¿Problema de inmadurez?
R. Insisto no es Neymar, son todos así. Es verdad que Neymar es un personaje, todo lo que tiene que ver con él toma una proporción espectacular.
P. En sus dos etapas en Brasil como entrenador, consiguió un porcentaje de victorias del 70%, ganó una Copa América…
R. A Argentina, a una Argentina muy buena, de las mejores de los últimos años[INTERRUMPE].
P. Y ganó una Copa Confederaciones. ¿No es suficiente?
R. Es así. Aquí hay que ganar siempre. Toda la vida me dijeron que yo era solo un marcador, que solo sabía pegar. Pero de todos los volantes de Brasil, fui el que hizo más goles. En 2010, me ha superado Paulinho. Pero aquí, cuando uno dice una cosa, todos le siguen.
P. ¿Qué se decía?
R. En 1990, cuando Brasil perdió en el Mundial, el entrenador dijo que comenzaba la era Dunga. Fue una frase que se malinterpretó. No había dicho que Brasil tenía que jugar como Dunga, sino que había cambiado la forma de vivir el fútbol. Había que cuidar la imagen, el comportamiento y las relaciones con la prensa. Una organización más europea.
P. ¿Es el primer brasileño europeo?
R. A partir de la década del 90 el fútbol ha cambiado mucho. El jugador ha pasado a cuidarse mucho físicamente. Hasta entonces, los futbolistas con 30 años se morían. Ahora, con los cambios de entrenamiento, de alimentación y de descansos se han estirado las carreras de los futbolistas. Mire a Messi y a Cristiano, llevan 10 años a un nivel altísimo. Pero en Brasil tenemos un problema.
Durante años pensamos que el jugador tenía que estar loco...”
P. ¿Qué problema?
R. Durante mucho tiempo pensamos que teníamos que quebrar las reglas. El jugador tenía que estar loco, el cantante tenía que estar loco, lo mismo que el artista. No… La creatividad es independiente de la locura. Te puedes comportar bien o mal, pero eso no tiene nada que ver con tu talento. La gente hablaba de Garrincha… que no le gustaba entrenar. Eso es el pasado, el presente pide otra cosa.
P. ¿Es más romántico asociar la locura al talento?
R. No lo sé. Miremos a Messi, a Cristiano. ¿Están locos?
P. ¿Por qué el fútbol sudamericano ha dejado de dominar?
R. Son muchas cosas, pero la primera es que pensamos en formar jugadores para Europa. Y queremos que con 18 años el jugador esté listo. El que está listo a esa edad es un fenómeno, no un jugador normal o bueno. Cada año se van 15 o 20 jugadores con 17 o 18 años a Europa.
P ¿Cómo ve el nivel de la Copa América?
R. La primera fase nunca tiene buenos partidos. La calidad sale cuando hay todo para perder.
P. ¿Le gusta este Brasil?
R. No lo he visto jugar. Vi a Uruguay, a Chile y a Argentina, pero no a Brasil.
P. ¿Por nostalgia?
R. Siempre voy a tener nostalgia de Brasil. No miro, porque no quiero opinar. No me gustaba cuando los otros entrenadores opinaban de mi trabajo.
P. ¿Entiende el momento de Argentina?
R. A Argentina le pasa un poco lo que le pasó a Brasil después de Pelé, que tenía grandes jugadores pero que no conseguía ganar.
P. Hemos pasado de la rivalidad de Pelé y Maradona a la amistad entre Messi y Neymar.
R. Es otra de las cosas en la que el fútbol ha cambiado. Nosotros no podíamos ni ver a los argentinos, pero después empezamos a jugar en el mismo equipo y cambió todo.
P. Jugó contra Maradona y entrenó contra Messi, ¿se los puede comparar?
R. Maradona tenía una cosa extraña, cuando quería, cuando se entrenaba, era un fenómeno. Diego podía regatear encima de este teléfono [señala su móvil].
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