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“Te dejaba tocado, pero no engañaba”

Pedro De la Rosa describe para EL PAÍS el carácter poliédrico de quien le fichó y le despidió de Jaguar

Oriol Puigdemont
Niki Lauda, con un miembro del equipo Mercdes en 2015.
Niki Lauda, con un miembro del equipo Mercdes en 2015.MARWAN NAAMANI (AFP)

Si Niki Lauda no era demasiado dado a los eufemismos cuando tenía que destacar las debilidades de los monoplazas que pilotaba, en su faceta de ejecutivo tampoco es que suavizara sus discursos. De ello da fe perfectamente Pedro de la Rosa, fichado por Jaguar en 2001 con Niki Lauda como impulsor de su llegada, y despedido también por el austríaco dos temporadas después. A pesar de haber chocado frontalmente con él en más de una ocasión, el español destaca por encima de todo su franqueza y honestidad, cualidades que son difíciles de encontrar actualmente. “Primero me fichó y después me despidió; nos peleamos y después nos reconciliamos. La relación era muy directa, era un tipo que no engañaba aunque a veces lo que te decía te dejaba tocado. En la F-1 hay muchos puñales, pero él te decía las cosas de frente”, relata De la Rosa a EL PAÍS. “Recuerdo que en una ocasión, cuando yo estaba pasando por un mal momento a nivel deportivo, me llevó a su casa de Ibiza para que pudiera oxigenarme y salir de la dinámica de autodestrucción, casi obsesiva, en la que podemos meternos los pilotos cuando no nos salen las cosas. Lo hizo no tanto porque tuviéramos una especial relación, sino porque lo que buscaba por encima de todo era el bien del equipo”.

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Cuando uno le pide al barcelonés que destaque las principales virtudes de su exjefe, señala los aspectos que le sirvieron en la pista para lograr sus tres títulos, y que luego transmitió a sus pupilos. “Todos aprendimos de Niki. Prost, por ejemplo, era mucho más rápido que él a una vuelta cuando ambos estaban en McLaren. Lauda lo sabía y no trataba de medirse a él los sábados, simplemente se centraba en encontrar los mejores reglajes del coche con vistas a la carrera. Y así ganó aquel título de 1984, por medio punto”, relata. “Sabía leer muy bien las fortalezas y las debilidades de sus contrincantes, y eso se lo transmitió a Prost. Es como si él hubiera sido el maestro de El Profesor”, añade De la Rosa.

“Era un analista nato, el primero que se preocupó de verdad por la preparación física y la alimentación, en un campeonato en el que muchos de sus oponentes fumaban y bebían más de lo aconsejable”, prosigue el expiloto, que ahora compagina sus funciones como asesor del equipo Techeetah, de Fórmula E, con las de analista televisivo.

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