El Barça gana como alma en pena
El Getafe pierde muchas de sus opciones de clasificarse para la Champions tras salir derrotado del Camp Nou ante un equipo aturdido por la derrota de Anfield
Hasta Messi se ha cortado el pelo y afeitado la barba para que no quede ni rastro de Anfield. La cara del 10 es inexpresiva, o si se quiere, es la nada que hoy retrata al Barça, incluso después de participar en el 2-0 que remacharon Arambarri y Djené. A pocos pareció importar el triunfo contra el Getafe porque nadie se explica todavía qué pasó en Liverpool. Acostumbrado a percibir la derrota, el barcelonismo no soporta perder por sorpresa, a traición, cuando no se espera, y menos en la Champions.
Al culer le duele en el alma, un mal que tiene difícil cura, por más amor propio que pongan futbolistas como Arturo Vidal. El coraje del chileno ayudó a pasar la pena en la despedida de la temporada desde el Camp Nou. El Getafe no encontró las porterías y se venció sin mayor resistencia después de que Jorge Molina tuviera hasta cuatro ocasiones, la última escupida por la madera derecha del arco de Cillessen. No supo cómo ganar en el Camp Nou y la Champions le queda mucho más lejos, a merced del Valencia.
Al Barcelona le queda aún la Copa. Quizá porque precisamente consideraba al partido como el mejor entrenamiento para la final de Sevilla, sobre todo porque compara el juego del Getafe con el del Valencia, Valverde dispuso una alineación titular, muy parecida a la de Anfield: Umtiti sustituía a Lenglet y, a falta de delanteros, operado Luis Suárez y lesionado Dembélé, jugaba Malcom. A la afición no le pareció ni bien ni mal, aturdida todavía con el 4-0 de Liverpool. Aunque el entrenador se esfuerza para levantar el ánimo y el Getafe dispuso del pasillo para honrar al campeón, la gente no se quita de la cabeza la Champions.
Al partido fueron algunos turistas y pocos aficionados, la mayoría condescendientes con el equipo y críticos con Coutinho. Los pitos al brasileño sonaron altos y claros después de que callaran los altavoces que ayudan a disimular las rechiflas contra los jugadores y los directivos del Barcelona. La bronca fue en aumento porque el partido solo deparaba malas noticias: Jorge Molina tuvo tres remates francos en menos de media hora, perdía la pelota reiteradamente Busquets -también abucheado-, aparecía poco Messi y cada vez que asomaba Coutinho silbaba el Camp Nou. Ter Stegen, el único con Busquets que no para de pedir perdón a los que van al campo, no jugaba ante el Getafe.
Los azulgrana no estaban en el partido, negados en ataque y desbordados en defensa por las selectivas contras de los chicos de Bordalás. A partir de los errores en el pase del Barça, el Getafe trazó buenas transiciones, señal de que es un equipo trabajado y organizado, solidario e intenso, el segundo menos goleado de LaLiga. Aún sin Jaime Mata, el gol rondaba la meta de Cillessen y, sin embargo, marcó Arturo Vidal, el jugador que disputa cada partido como si le fuera la vida, también después de Anfield. El chileno cazó un rechazo de Soria a una pelota peinada por Piqué después de una falta botada por Messi y cambió el rumbo del choque con el 1-0.
A balón parado encontró aire el Barcelona. Los azulgrana se animaron e incluso, acto seguido, antes de abrazar el descanso, Malcom perdonó el segundo gol ante David Soria. No estuvo fino el extremo con el tiro, especialmente ambicioso, el más despierto juntamente con Coutinho. El brasileño nunca se rindió hasta caer lesionado después de que despabilara por momentos Messi, capaz de atrapar en una carrera a Arambarri y ganar la disputa de la bola en el cuerpo a cuerpo, muestra de su orgullo y de su rabia y también de la destemplanza del Barça en el momento de rematar a Soria.
El campo se puso a cantar Messi cuando entraba Aleñá y Piqué se descolgaba a menudo como un 9. Al Getafe le costó reencontrar el hilo del encuentro y sus llegadas fueron menos claras que en la primera parte, a pesar del esfuerzo de futbolistas como Ángel y Molina, pelado incluso con el poste en una jugada que de acabar en gol seguramente habría supuesto la intervención del VAR.
El mejor Getafe se acabó con el gol de Arturo Vidal. El chileno invitó a su equipo jugar, ni que fuera para honrar a los ganadores de la Recopa de Basilea-1979, y el Barça se apuntó un triunfo irrelevante porque el barcelonismo no está para celebrar nada sino para penar mucho por Anfield. La tristeza de Messi es tan desgarradora que nadie se acuerda de cómo se ríe cuando funciona el Barça. Alma en pena.
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