Paco Jémez: “El resultado no es el camino para explicar las cosas”
Obligado a sumar tres puntos para evitar el descenso, el técnico del Rayo reflexiona sobre LaLiga, la Champions y el Mundial de 2018 en vísperas de recibir al equipo de Zidane
El Rayo se hundía en el penúltimo puesto de la clasificación en la jornada 28ª, después de siete derrotas consecutivas, cuando Paco Jémez (Las Palmas, 1970) se sentó en el banquillo como quien toma los mandos de un avión en llamas. La misión armoniza con el carácter de un entrenador inconfundible en el paisaje de LaLiga. Esta noche (20:45 horas, Movistar Partidazo) recibe al Madrid en Vallecas como último clasificado. Sin margen de error para un aterrizaje forzoso.
Pregunta. ¿Usted se ha propuesto hacer una carrera en la que su trabajo tenga ese sello personal? ¿Algo así como la marca de Paco Jémez?
Respuesta. Intento darle una seña de identidad a los equipos. Cuando hay un entrenador que dice “yo soy pragmático porque es mucho más sencillo que yo me adapte a los jugadores que puedo utilizar”, está bien. Pero lo que más me reconforta como entrenador es ser capaz de que hayan muchos comprometidos con una idea. Es verdad que en ese proceso hay adaptación de ambos lados: del entrenador a los jugadores y de los jugadores al entrenador. Pero al final más allá de una adaptación a la persona estamos hablando de una adaptación a una idea. Cuando vi el City-Tottenham y pensé: “Ojalá todos los partidos fuesen así”. Ves dos ideas de juego claras. Si les quitas la camiseta puedes decir: “Este equipo solo puede ser de tres cuatro entrenadores”. Al final eso es lo que nosotros buscamos.
P. ¿Cómo tiene el arrojo de hacerse cargo del Rayo, una plantilla limitada metida en el descenso, cuando la temporada está casi cerrada, y es mucho más difícil desarrollar su idea de juego de posesión que meter ocho por detrás de la línea del balón?
R. Es mucho más difícil porque tienes un impedimento que es el tiempo. Y es muy limitado. Intentas cambiar las cosas que crees que son esenciales. Nada más. Recién hace diez días hemos empezado a entrenar la salida de balón que quiero, pero muy comedida.
P. ¿Por qué cambió de portero?
El Madrid no ha demostrado que pueda vivir sin los 50 goles de Cristiano. Es una cuestión puramente numéria
R. Porque Alberto es muy buen jugador con los pies. No ya buen portero. Tiene una capacidad para ver el juego, para ver los espacios, de golpeo con ambas piernas… Me di cuenta en el partido del Eibar en donde Dimi no tiene esas virtudes de jugar limpio y aseado, y la tranquilidad de mantener el balón más tiempo del necesario cuando te están apretando. Y eso nos hace perder mucho balón. Nos hace jugar demasiado en largo y nosotros no tenemos jugadores para jugar así.
P. ¿Qué es más importante, tener buen manejo de balón o atreverse?
R. La determinación y el atrevimiento muchas veces es todo. Aquí teníamos un portero extraordinario que era Toño y el día que lo vi jugar con los pies dije: ‘no nos va a valer; vamos a tener muchos problemas con Toño’. Bueno, pues Toño no tenía esa calidad técnica pero sí tenía el arrojo de hacer lo que su entrenador le pedía. Y tú al final de la temporada veías a Toño jugar con los pies y decías: ¡hostia! La gente preguntaba: “Oye, ¿qué le has hecho a Toño?” Yo nada. Ha sido él. Que le he dicho que haga una cosa y él ha dicho que la va a hacer. Y esa es la determinación que tú dices: es que hasta parece bueno con los pies. Todo el mundo sabe pegarle al balón. Incluso los porteros. ¿Dónde está la diferencia? En esa confianza de meter un balón en donde yo creo que tengo el 90% de fallar o el 10% de fallar. Ahí va el talento natural. Si Toño acabó jugando con los pies cualquier portero puede hacerlo.
P. Debutó en un banquillo de Primera hace siete años. ¿En qué ha cambiado el fútbol desde entonces? ¿Se ha vuelto obsoleto el 4-4-2?
R. En cualquier forma que elijas para jugar no tiene importancia si colocas un 4-4-2; un 5-3-2, o un 4-3-3. Lo importante es la idea. Tú con un 4-4-2 puedes ser tremendamente ofensivo o tremendamente defensivo. Lo verdaderamente importante es cómo evoluciona el equipo, cómo es capaz de llegar al área contraria, con cuánta gente es capaz de llegar, y con cuánta gente es capaz de defender. En el fútbol se va por modas: esta famosa línea de cinco que se ha puesto de moda ahora es más vieja que la humedad. Parece que ahora el que lo pone es un innovador. No ha innovado nada. En el fútbol es muy difícil innovar.
P. El 4-4-2 de la Juventus, un esquema y una manera de entender el fútbol que ha demostrado ser muy sólido durante décadas, contra el Ajax parecía obsoleto. Pjanic y Matuidi, esos dos interiores, que ni cuando atacan dejaban de proteger a los centrales, se vieron desbordados. ¿Por qué?
R. Jugar con dos pivotes en línea cuando tienes el balón es prever que vas a defender. Yo siempre les digo a los jugadores: “Cuando vas a atacar no puedes estar pensando en defender, porque si no, no vais a atacar bien”. También es cierto que hay gente que no llega a incorporarse al ataque y esos son los encargados de defender. Luego podrán ser cinco, cuatro, dos, uno, los que quieras. Pero la gente que tira para arriba, esos solo se tienen que ocupar de atacar. Es verdad que una vez que perdamos el balón tienen que tener ese cambio de rol rápido, de ser defensores. Pero ellos no pueden estar pensando: “Bueno ahora si pierdo el balón tengo que hacer esto y esto”. Yo vi a dos Juves distintas. La vi en el Metropolitano y me decepcionó por completo; y sin embargo la vi luego en su casa contra el Atlético y me pareció extraordinaria. ¿Qué pasó? Ya no era la misma idea de juego. Porque no le valía. Tenía que ganarle por más de dos goles al Atlético. Entonces vimos a una Juve en su mayor esplendor. La idea de juego de la Juve no fue la misma. Y son los mismos jugadores, el mismo entrenador y el mismo rival. ¿Qué pasaba? Que las necesidades eran otras. Que en el partido de ida el 0-0 era un resultado espectacular y en la vuelta lo tienes todo perdido.
P. ¿Cree que al City en la ida de cuartos lo condicionó la idea de cuidarse en casa del Tottenham, y que eso afectó más a la mentalidad de los jugadores que a la táctica en sí?
El fútbol se define por el talento de los jugadores. Más allá de la idea con la que juegas. La gente tiene que entenderlo. Con tu idea, con tu motivación, podrás subir y bajar de nivel, pero nunca podrás competir pasado cierto límite
R. El City en la ida fue parecido a la Juve. Cuando llegas a ciertos momentos y las presiones son tan grandes y todo el mundo te exige, el inconsciente humano tiende a reservarse. Es un instinto que tenemos desde hace millones de años. Te dices: “Si salgo libre del primer partido y luego en el segundo estoy en a lo mejor puedo…”. Para mí es un error. Yo entreno con mis jugadores para jugar de una determinada manera y me da igual cuál sea el resultado, el minuto, el partido o las circunstancias del juego. No quiero que el juego de mi equipo se vea influido por nada. Es verdad que puedes ir ganando 1-0 en el minuto 97 y a lo mejor lo que te interesa en vez de hacer una salida de balón es meter un balón largo. Eso son pequeños detalles. Ahora: ir a un sitio y decir: “Vamos a ver si salimos vivos de aquí…”. Eso no me va a salir bien. Y ves el City-Tottenham de la vuelta y dices: “¡Qué maravilla de partido!”. Un ir y venir a ver quién metía más goles. Y eso no lo vimos en Londres: ¿por qué? Por miedo a perder la eliminatoria en el primer partido. ¡Es normal!
P. Normalmente el City juega con Fernandinho y dos interiores que, cuando tienen la pelota, siempre avanzan a posiciones imprevisibles. En campo del Tottenham, Fernandinho y Gundogan no se desplegaron cuando el equipo atacaba. Parece un ajuste táctico perfectamente lógico para neutralizar los contragolpes del rival. ¿Estas precauciones pueden volverse contra quien las adopta?
R. El problema es que tienes argumentos. No es que tú digas: “me ha entrado el miedo”. Dices: “Si yo pongo esto así y así y así…” Tú mismo buscas la lógica porque la necesitas. Los entrenadores no funcionamos a impulsos. Necesitamos autoconvencernos. Sobre todo cuando cambiamos. Cuando cambiamos algo necesitamos argumentos para cuando nos pregunten: “Oiga, ¿y usted por qué ha cambiado esto?” Necesitas autoconvencerte a ti mismo. Yo intento cambiar lo menos posible. De hecho: casi nada. Podrá salir bien o mal. Pero es la idea con la que entrenamos. Si alguna vez la tienes que cambiar tienes que cambiar también la idea que tienes que transmitir a los jugadores. Y ahí es donde yo creo que falla un poco la cosa. Yo no puedo estar todos los días diciéndoles: “Hoy vamos a jugar así, ahora vamos a jugar un poquito más defensivo…”. Porque el jugador duda: “Me llevas diciendo todo el año que vamos a por el contrario y ahora que tenemos una final me vas a decir que tal…” Ellos huelen el miedo en el aspecto deportivo. El miedo es como la lepra: se pega rápidamente. El futbolista no es tonto. Y sabe cuándo tú dudas, cuando tienes miedo, cuando cambias algo para ir al ataque o para defender. En el mismo partido, hacer un cambio ofensivo o defensivo es muy sencillo. Y eso se transmite a los jugadores. Muchas veces los técnicos dicen: “Los jugadores han dado un paso atrás” Sí, han dado un paso atrás cuando tú hiciste el cambio. ¿Por qué? Porque mandaste un mensaje claro. Si yo quito un delantero y meto un mediocentro defensivo ¿qué le estoy diciendo al equipo? ¿Qué vaya al ataque? Sin palabras los cambios dicen mucho.
P. ¿Hasta qué punto la táctica, las consignas puntuales de un partido, no dependen del sentimiento que el entrenador inculca en el alma del futbolista durante días de trabajo a lo largo de meses o años? ¿Puede una indicción táctica, por pequeña que sea, afectar al sentimiento colectivo del equipo?
R. Se nota mucho. Un equipo no empieza a jugar como tú quieres hasta que no se compromete con la idea que tú le das. A cualquier equipo que coges en pretemporada le explicas “nosotros vamos a trabajar así y así”. Le das todas las herramientas para que ellos puedan funcionar, porque en el fútbol lo más importante es que en todo momento el jugador sepa lo que tiene que hacer. Eso al jugador le da tranquilidad. Muchas veces el estrés del jugador está en función de cuánto sabe hacer en el campo. Lo que más nos cuesta al principio es hacer que los jugadores se comprometan con una forma de jugar. Además, una forma que para ciertos jugadores, sobre todo para los defensores, es complicada porque están jugando con muchos metros a su espalda, les estás obligando a defender siempre hacia adelante, a los mediocentros los acostumbras a presionar, a los delanteros también… Cuando tú has conseguido que ellos hayan hecho suya la idea, cambiarla es un error gravísimo. Porque ya no van a confiar en nada. La primera reacción del jugador es: “¿Y esté por qué me cambia la idea ahora? ¿Qué ha pasado?". Por supuesto no es el caso de Guardiola que yo sé que funciona de determinada manera. Pero en situaciones de máximo estrés es normal.
P. ¿Y, aunque sea un matiz, puede hundirte?
R. Una pequeña modificación en un momento dado no creo que vaya a hacer que un jugador dude. Ahora: el transmitirle la idea de que vas a estar todo el año y jugamos así, y de pronto te encuentras con una semifinal de Copa y dices: “Bueno chicos en este primer partido vamos a intentar no perder; no encajar”. Los jugadores te dicen: “¿Cómo que no encajar si me llevas diciendo todo el año lo contrario, que no importa encajar, que lo que hay que hacer es ir adelante y marcar un gol más que el contrario? Ahora me dice que lo importante es no encajar. ¡Hostia, aquí algo falla!” Esas dudas al final pasan factura.
Los mismos que dijeron que la posesión ya no sirve son los que hora dicen que qué bien el Ajax. El resultado no es el camino para explicar las cosas
P. ¿El triunfo de Francia en el Mundial de Rusia anuncia el fin de la hegemonía del fútbol de posesión? Se lo pregunto porque ahora que al Betis y a su Rayo les va mal, como cuando el Barça perdió en Roma, o como cuando el City perdió contra el Tottenham, se levantan voces que anuncian que el fútbol elaborado ha encontrado un límite.
R. Los mismos que han dicho que la posesión ya no sirve son los que ahora dicen que qué bien el Ajax, o qué bien el Barça. Se quitan una chaqueta y se ponen otra. Mandan los resultados. Y como nadie va a tener resultados buenos siempre, siempre va a estar en cuestión si juegas de una manera o de otra. Yo creo que los entrenadores tenemos que estar al margen de eso. Opinar sólo con el argumento del resultado es demasiado sencillo. El que opina en función de los resultados nunca se equivoca. Pero el resultado no es el camino para explicar las cosas. Lo mismo que ahora no explica que la circulación y la posesión del Ajax, el Tottenham, el Barça o el Liverpool esté dando resultados. Todo va en función de los jugadores que tienes y de cómo te encuentras los rivales. De épocas. Ni siquiera los mejores equipos del mundo son capaces de tener buenos resultados todos los años. Lo estamos viendo con el Madrid… Imagínate el resto. El Madrid, sí, ha ganado tres Champions seguidas. Pero, ¿cuánto llevan sin ganar dos Ligas seguidas? Este año se han quedado sin nada. ¿Qué pasa? Que estos equipos tan grandes firman jugadores tan buenos que los pongas de la manera que los pongas, son competitivos. Y llegan lejos en sus competiciones. Más allá de la idea de juego. Pero algunos son demasiado oportunistas: si pierdes no vale y si ganas vale. Yo lo que hacía en el Rayo valía; fui al Cruz Azul y valió; fui a Las Palmas y no valió. ¿Qué pasa? Que los jugadores no son siempre los mismos, que las cosas no son siempre de la misma manera, que no siempre consigues lo que buscas. Esto es cíclico. ¿Por qué España solo ganó un Mundial? Porque los jugadores no son siempre iguales, porque no siempre tienen el mismo talento y las circunstancias cambian.
P. Usted pertenece a una corriente de ideas que ha llevó a España a la vanguardia del fútbol. ¿Qué pasa ahora con la selección? ¿No funciona el modelo o falla la aplicación del modelo?
R. ¡El talento! ¿Cuántos años van a tener que pasar para que volvamos a tener una selección con el talento que tenía la de 2010? Ahora tenemos una gran selección, pero aquello era una barbaridad. La gente cree que metes la mano en una caja y sacas futbolistas como si fuesen confetis. ¿Y Francia por qué gana un Mundial y se tira cuatro sin ganar? Porque hay una cosa que define el fútbol y que va más allá de la idea con la que juegas. Y es el talento natural de los jugadores.
P. Entones, Francia no ganó en Rusia porque juega al fútbol directo sino porque tienen a Pogba, Griezmann Mbappé…
R. Y porque lo que hacen lo hacen perfecto. Pero luego tienen un cañón de equipo. ¡Mira la selección que tenía Francia! ¿Cómo una selección va a ganar el Mundial solo por una idea? Hay que tener un talento brutal porque te estás enfrentando a España, Alemania, Brasil, Argentina, Inglaterra... La gente tiene que entender que si tú no tienes jugadores pues vas a llegar a un límite. Con tu idea, con tu motivación, podrás subir y bajar de nivel, pero nunca podrás competir pasado cierto límite. Ojalá mi Rayo pudiera competir contra el Barça. ¿Cuál es la diferencia entre el Barça y el Rayo, teniendo la misma idea? Pues que ellos tienen mejor entrenador y mejores jugadores. Ya está. Se acabó. Esa es la diferencia al final. Y el que no quiera verla es porque mira para otro sitio. ¿Dónde se ve? En la capacidad que tú tienes como entrenador de sacarle un rendimiento a un jugador. Pero claro, cuando tienes a uno que se llama Messi, a otro que se llama Coutinho, o Busquets, o Piqué… Es mucho más sencillo todo.
P. ¿Dónde ubica al Madrid en esta batalla ideológica entre tener el balón y no tenerlo?
R. Si han vuelto a Zidane será porque quieren tener el balón. Es verdad que han tenido a Lopetegui, que tenía esa filosofía. El Madrid no arrancó bien este año por dos razones fundamentales. Una, que vinieron muchos jugadores reventados físicamente del Mundial, porque es imposible mantener el ritmo sin descanso y que eso no pase factura. El gran mal de Lopetegui fue que no encontró a todo el mundo en su mejor estado porque hubo jugadores que llegaron destrozados. Y luego hay algo que el Madrid hasta ahora no ha demostrado que pueda hacer, que es vivir sin los 50 goles que Cristiano metía todos los años. Lo primero tiene mejor solución porque este año no hay Mundial. Ojalá que les vaya bien y que volvamos a tener un Madrid competitivo. Cuantos más equipos españoles tengamos en Champions mejor nos repercute a todo el fútbol español. Pero más allá de las situaciones de juego faltan 50 goles. Si quieren obtener los mismos resultados de años anteriores se tienen que repartir esos goles entre los demás futbolistas. Es una cuestión puramente numérica. Como el día que se vaya Messi del Barça: ¡lo van a notar! En cuanto a goles, en cuanto a juego, y en cuanto lo que representan esos jugadores de cara al enemigo.
Al City en campo del Tottenhm le pasó como a la Juve en el Metropolitano. Cuando las presiones son tan grandes el inconsciente humano tiende a reservarse. Por miedo a perder la eliminatoria en el primer partido. ¡Es normal!
P. ¿Qué es lo que mejor sabe hacer este Madrid?
R. Han vivido la mejor época de muy buenos jugadores. Pero poco a poco los jugadores van creciendo y van cumpliendo años.
P. ¿Cristiano está por encima de las ideas, del modelo, del juego…?
R. Hoy en día los dos estandartes del fútbol mundial son Cristiano y Messi. En cuanto a faceta goleadora y por lo que son capaces de hacer jugar a su equipo. Eso es talento puro. Es imparable. Son capaces de gestionar situaciones que tú no puedes ni plantearte. Te dicen: “Ponle a cuatro defensas!”. Ya, claro. Pero ellos juegan con eso. Messi juega con la atracción de jugadores sobe él para luego buscar al compañero que está solo. Y por eso él es tan importante en la faceta futbolística de su equipo. Cuando tienes jugadores así ya sabes que todo va a ir muy bien porque ellos mismos ya gestionan todo lo que hay en un campo. Y Cristiano era ese tipo de jugador. Era un tipo que imponía.
P. ¿Ve al Madrid vulnerable?
R. Siempre es difícil ganarle. Pero, ¿qué pasa? Que se encuentra en una situación que no se ha encontrado desde hace muchos años. Pelean por nada. A eso nos agarramos todos los equipos que nos enfrentamos al Madrid. ¡Le ganas ahora o nunca! Siguen teniendo un gran equipo. Pero ahora juegan por nada. Esa es la gran diferencia. Y hacer jugar a un equipo por nada es complicado.
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