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Orlando Ortega: “Necesitaba volver a encontrar la exigencia, el hambre”

El subcampeón olímpico de los 110 metros vallas se une en Chipre al grupo del técnico Giannoulakis, pero seguirá viviendo en Valencia

Ortega, al ver que terminó cuarto en Glasgow.
Ortega, al ver que terminó cuarto en Glasgow.VALDRIN XHEMAJ (EFE)

“En España llevo cinco años entrenando solo con mi padre. Pienso que entrenar con [Milan] Trajkovic nos va a aportar mucho a los dos. Necesitaba volver a encontrar esa exigencia, esa hambre, y por eso he empezado este nuevo proyecto: luchar por el oro en Doha y Tokio”, cuenta por teléfono a EL PAÍS el atleta español Orlando Ortega para explicar el paso que ha dado después de la frustración que le produjo terminar cuarto el pasado Europeo de Glasgow en pista cubierta en los 60m vallas, una carrera que venció el chipriota Trajkovic. Ortega, de 27 años, subcampeón olímpico en Río, ha hecho lo que cualquier atleta haría cuando siente que es necesario para seguir avanzando y no perder el tren hacia sus objetivos: ha cambiado de entrenador.

Los principales objetivos de Ortega siguen siendo los Mundiales de Doha en octubre y los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Estas metas las preparará a partir de ahora con Antonis Giannoulakis, el entrenador de Milan Trajkovic, que entrena en Chipre con un grupo de velocistas y vallistas jóvenes al que Ortega tiene previsto incorporarse el lunes. Quieren conocerse lo antes posible para poder empezar a trabajar en sus objetivos. “Estaré un mes o dos. Obviamente, tendré que desplazarme pero no dejaré Valencia. Valencia es mi casa, mi sitio. Mudarme a vivir a Valencia fue lo que me proporcionó tranquilidad y una mentalidad más positiva. Me ha rejuvenecido y me ha ayudado a hacer una buena preparación este invierno. Poco a poco veremos cómo organizamos mis entrenamientos cuando esté aquí”.

Después de la final de Glasgow, Ortega habló con Trajkovic y con su entrenador. Vieron que compartían una misma visión y unos mismos objetivos y, además, el español y el chipriota ya habían ido forjando una amistad. “Con Trajkovic ha ocurrido algo muy sano”, cuenta Ortega. “Nos conocemos desde los Juegos de Río. Hemos hablado muchas veces, nos hemos reído juntos. El día que conversamos en Glasgow me dijo que juntos podemos mejorar. Es un pedazo de atleta y su grupo ha demostrado que han hecho las cosas muy bien. Desde los Juegos ha estado en todas las finales”.

Ortega, de 27 años y natural de Artemisa (Cuba), no es cualquier atleta, sino uno de los mejores vallistas de todos los tiempos, es el subcampeón olímpico de Río y es, junto con Ana Peleteiro, la principal opción de medalla para el atletismo español en los Mundiales de octubre en Doha y en los Juegos de 2020. En la zona mixta de Glasgow dijo que arrastraba problemas personales, que no quería saber nada del atletismo y que lo único que deseaba era “desaparecer del planeta”.

“Simplemente exploté. Si hubiera sido bronce, me hubiera sentido igual, son momentos de explotar y soltarlo todo. Pero ya les aclaré a los medios de comunicación que no pienso retirarme, que nunca dije eso”, aclara el atleta. “Este invierno iba compitiendo y la salida era cada vez mejor, hacía tiempo que no disfrutaba tanto. Pero en la vida pasan estas cosas, pasas de estar feliz a sentirte frustrado en siete segundos. Lo que me ocurrió en la final de Glasgow fue falta de concentración, me puse a pensar en problemas personales en los que no había pensado en toda la temporada. Esa oportunidad la perdí, pero no pierdo la confianza ni la fe”.

Los buenos resultados de esta temporada, reitera, se los debe a estar cerca del mar, al clima y la vida que le recuerda a Cuba, cuando entrenaba con un grupo grande, 13 atletas, y tenía una motivación constante porque, cuenta, para viajar a los grandes campeonatos solo había dos pases en la selección y había que ganárselos, era una lucha constante. Lo que le ha afectado a Ortega todos estos años ha sido la soledad y la ausencia de esa motivación extra que quiere recuperar en Chipre.

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