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Modric matricula al mejor Madrid

Los de Solari sellan el mejor partido del curso y fulminan en el segundo tiempo a un Sevilla sin vuelo con un golazo atómico de Casemiro y una pillería del croata

Vaclik encaja el gol de Casemiro. En vídeo, declaraciones de los entrenadores tras el partido.Foto: atlas | Vídeo: DENIS DOYLE (GETTY) / ATLAS
José Sámano

Un latigazo atómico de Casemiro y una pillería de Modric acreditaron al mejor Real Madrid en tiempos. Un equipo muy enchufado, con tonelaje y con ritmo. Un Madrid con empaque suficiente para sobreponerse a sus carencias. A las estructurales —falta de optimistas con el gol— y a las coyunturales —el pelotón que se apiña en la enfermería—.

R. MADRID, 2; SEVILLA, 0

Real Madrid: Courtois; Carvajal, Varane, Sergio Ramos, Reguilón; Modric, Casemiro, Ceballos (Valverde, m. 88); Lucas Vázquez (Isco, m. 77), Benzema y Vinicius. No utilizados: Luca Zidane; Nacho, Marcelo, Brahim y Cristo.

Sevilla: Vaclik; Carriço, Kjaer, Sergi Gómez; Jesús Navas, Sarabia, Banega, Franco Vázquez, Escudero (Bryan, m. 86); Ben Yedder (Promes, m. 71) y André Silva (Munir, m. 75). No utilizados: Soriano; Vidal, Amadou y Mercado.

Goles: 1-0. M. 78. Casemiro. 2-0. M. 92. Modric.

Árbitro: Mateu Lahoz. Amonestó a Casemiro, Ceballos, Carriço, Banega y Kjaer. VAR: Estrada Fernánez.

Santiago Bernabéu: 68.232 espectadores.

Frente a un Sevilla sin burbujas, el convoy dispuesto por Solari sometió de entrada a su adversario, le mantuvo el pulso cuando los muchachos de Machín amagaron un rato con una crecida y los enchironaron por completo durante todo el segundo acto. Esta vez no irrumpió un Madrid a granel. Esta vez, contra un rival huesudo como el sevillista, emergió un conjunto pletórico. La mejor versión de Modric y Ramos como ese brigadista de primera que suele ser. Vinicius en su descarado papel de agitador del último mes y Carvajal como ese brazo armado que acostumbra por la derecha. Y Ceballos... Y Casemiro... Un Real gregario y decidido que supo diligenciar una victoria que se le resistió hasta el final porque en la sala de espera del gol ya no pasa revista Cristiano. Ni tan siquiera el quejoso Bale. Así que los madridistas explotaron otra veta: una batería de lanzamientos exteriores. Algunos de Vinicius se alejaron del gol por palmos. Uno combado de Ceballos crujió el larguero. Hasta que Casemiro reventó al Sevilla con un zurriagazo desde cualquier provincia de Marte. Para entonces hacía más de media hora que el equipo de Nervión sobrevivía arracimado en la trinchera de su área. Un Sevilla que debiera declinarse a partir de Banega, solo se explicaba desde la resistencia heroica de Kjaer, un zaguero con pértiga. Por más que Machín interviniera con los cambios, el Sevilla del segundo tiempo fue un pelele a pies de Modric y sus camaradas. El Sevilla habitual en Chamartín en la última década.

El cuadro hispalense, bifronte como es —nada que ver el del Sánchez Pizjuán con el forastero— solo tuvo dictado cuando mediado el primer episodio dio con Banega. Antes fue estrujado por un equipo local que madrugó con una puesta en escena excitante ante un Sevilla envarado. Vinicius probó rápido a Vaclik y todo el Madrid se dispuso al quite tras pérdida. Los visitantes se presentaron con un gabinete de medio campo que debiera garantizarle una suculenta ración de pases entre Banega, Vázquez y Sarabia. Pero todos quedaron bloqueados por el fervor madridista. Y por su propia negligencia. Caso del empeño de su portero en articular el juego con una cita al vuelo a Ben Yedder, que no es precisamente un delantero grúa. Ramos, imperial toda la tarde, se lo comió.

Una escapada de Escudero tras la primera gran maniobra de Banega casi culmina en gol. Resultó una inyección para el amanecer sevillista y el choque se equilibró hasta el descanso. Al que se llegó con un aparatoso embiste de cabezas que dejó maltrechos a Modric —cosido a vendas la cabellera— y el Mudo Vázquez —protegido por una chichonera de rugby—.

De vuelta del reposo, el Madrid empotró al Sevilla. Fin de la igualdad anterior. Con Modric y Ceballos por bandera en el medio campo, la pelota fluyó y fluyó por derecha y por izquierda. A un lado, la caballería de Carvajal y Lucas. En la otra orilla, el pedaleo constante de Vinicius, más obligado a las descargas que a exprimir sus dotes de velocista ante otro jamaicano como Navas. De hecho, Solari debió rebobinar el partido de la primera vuelta en el Pizjuán, donde el capitán sevillista sacó la cadena de forma machacona a Marcelo, al que su técnico contuvo en el banquillo para esta ocasión en favor del pujante Reguilón. Lo mismo que arrestó de inicio a Isco, ya una rutina.

Conocedor de que salvo en jugadas a balón parado su juego aéreo es de fogueo, el Madrid interpretó bien que las rutas hacia el gol eran otras. Si en el primer periodo algunos como Lucas abusaron del correo por las nubes, ya en el segundo la conjura fue otra. Salvo un poderoso cabezazo de Casemiro, el Madrid acentuó su producción ofensiva con incursiones por los laterales bien secundadas por volantes como Modric y Ceballos, o con trallazos de larga distancia. No aflojó un milímetro el Madrid, que negó por completo al Sevilla, que solo pillaba la pelota de rebote o para despejes a cualquier horizonte. Machín alteró la delantera, con Promes y Munir, más proclives para la contra que Ben Yedder y Silva. Pero el Madrid no dejó rendija alguna. Para Banega y otros buenos peloteros como Vázquez y Sarabia, el encuentro se volvió selvático. El afán y volumen de los locales hicieron parecer que la pelota resultara un inquietante artefacto incluso en pies tan de seda.

Con la gente entregada por el remangue y la autoridad de los suyos, el momento culminante llegó con el tanto descorchador de Casemiro. Un gol que selló la indiscutible superioridad del Madrid. Tras muchas columpiadas durante la temporada la hinchada por fin tuvo motivos para el do de pecho, abrochado del todo con el birle de Modric a Carriço para el definitivo 2-0.

En un Madrid con una sobremesa de lo más invernal, el conjunto de Solari cuadró su actuación más redonda. Ahora habrá que medir si tiene constancia o el pulso ganado al Sevilla solo fue un espejismo en una temporada tan pendular. Los lesionados están por volver y, en su ausencia, algunos con aire de transeúntes —Vinicius, Valverde, Reguilón...— parecen haber proclamado: ¡presentes! Veremos. El Real Madrid dispondrá y el fútbol dirá.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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