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La encrucijada de Pochettino

El técnico argentino ha elevado el nivel competitivo del Tottenham, pero teme que los costes del nuevo estadio condicionen la futura política deportiva del club

Pochettino, durante el partido del Tottenham ante el Manchester City.
Pochettino, durante el partido del Tottenham ante el Manchester City.Getty

Aleccionado desde su adolescencia por técnicos audaces, de fuerte personalidad y convicciones pétreas, Mauricio Pochettino cuajó su gen competitivo en su época de futbolista. El “Tata” Martino, que fue su capitán en Newell’s, suele afirmar que “de Rosario se sale con un caparazón importante”. Quizás por la singularidad de una de las canteras más prolíficas del planeta, y porque la atávica rivalidad entre Newell’s y Rosario Central curte de por vida. El entrenador del Tottenham reconoce las enseñanzas de gente como Jorge Griffa, José Yudica, Marcelo Bielsa, o Jorge Solari (tío del actual técnico del Real Madrid) en Newell’s. También de Azkargorta o Camacho. Ha bebido de todos y no se parece a ninguno.

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Su equipo luce identidad propia y una encomiable rebeldía ante la derrota frente a rivales con mejores recursos. Pep Guardiola se sinceraba en vísperas de visitar al Tottenham el lunes. El técnico del Manchester City reconocía que fue un error referirse al adversario como “el equipo de Harry Kane”. Un episodio del curso pasado que Pochettino consideró una falta de respeto. La rectificación de Guardiola llevaba implícita un reconocimiento al gran arranque de temporada de los Spurs en la Premier, capaz de superar incluso la inicial sequía goleadora de su artillero Kane, exhausto tras el Mundial: “Ellos me han hecho ver lo equivocado que estaba”, dijo Guardiola. El lunes el City derrotó al Tottenham por 0-1. Fue superior, pero el cuadro de Pochettino desconoce la rendición e incluso tuvo opciones de empatar.

El Tottenham protagoniza el mejor arranque liguero de su historia. Con su triunfo del sábado ante el Wolverhampton (2-3) suma ocho victorias en once partidos y es cuarto en la tabla, a tres puntos del Liverpool, en una Premier apretada como nunca. Sin embargo, en la cabeza del preparador argentino anida un desasosiego que ha puesto en estado de alerta a todo el club: “Es extraño, pero tengo las peores sensaciones desde que llegué en 2014”, declaraba la semana pasada. “Estoy decepcionado, porque seguimos esperando un estadio nuevo que tenía que estar listo a principios de temporada. Sucedieron muchas cosas en verano que hacen que no esté de mi mejor humor. En la Champions, o en la Premier, lo más importante es luchar en las mismas condiciones que otros. Pero por las circunstancias de los últimos años, creo que el club no está completamente enfocado en ganar partidos y títulos”.

Renovado hasta 2023

El pesimista discurso del preparador, con contrato hasta 2023, alberga una seria duda sobre si el club será capaz de compatibilizar la enorme inversión en un estadio nuevo y la necesidad de reforzar una plantilla joven y con proyección, pero que difícilmente puede competir por los títulos. La directiva que encabeza Daniel Levy espera generar innovadoras fuentes de ingresos con el futuro estadio. Pero mientras el Tottenham juega como local en Wembley. El lunes lo hizo 30 horas después de que el legendario coliseo londinense albergara un partido de la NFL, el tercero en un mes. También hace poco acogió un multitudinario combate de boxeo. Citas que incluso han obligado a modificar el sobrecargado calendario del Tottenham.

Atila y su ejército de hunos no habrían maltratado tanto el césped como el duelo entre Philadelfia Eagles y Jacksonville Jaguars. Las líneas de pintura que marcan las yardas y el pomposo escudo de la NFL eran todavía perfectamente visibles en el partido ante el City, disputado sobre un irregular sembrado amarillento indigno de una liga en la que los jardineros son tan valiosos como un buen central.

La trayectoria del Tottenham en la Champions, con derrotas ante el Inter y el Barcelona y un empate ante el PSV también han minado la moral de Pochettino. Un entrenador que sabe transmitir pasión y ferocidad competitiva. Dicen que siempre hay una pelota sobre la mesa de su despacho. Cuando recibe a un jugador suele arrojársela a las manos, invitándole a que evoque los tiempos en que era un niño que se divertía jugando. El influjo del técnico ha sido primordial para que jugadores cotizados como Delle Alli, Kane, Son o Lamela renovaran recientemente sus contratos. El club no fichó a nadie en verano. Frente al Barcelona, el Tottenham no levantó bandera blanca hasta que la versión más demoledora de Messi dinamitó el partido.

A la espera del ultramoderno White Hart Lane, el Tottenham compite con la grandeza de los que llevan hasta el límite las posibilidades que le otorgan sus recursos. Mientras, entre rumores de una nueva OPA hostil desde Chamartín, el debate entre la ambición y la fidelidad se instala en la mente de un entrenador orgulloso que no sabe de capitulaciones.

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