Atención, piratas: los sistemas más sofisticados contra los tramposos
El departamento antipiratería de LaLiga reduce con tecnología propia a mínimos históricos las retransmisiones ilegales de partidos y exporta sus servicios
El partido está a punto de comenzar. Todo está listo. Los piratas también. Uno teclea frenético en el ordenador de su casa el nombre de los equipos que se enfrentan y añade: “ver en directo”, “streaming”, “ver en línea”, “gratis”. Otro ya ha conseguido la señal en la pantalla de su televisión: días atrás adquirió un decodificador ilegal tras buscar vendedores en páginas web y perfiles de redes sociales. Como ellos, son miles los aficionados que, cada jornada, todos los fines de semana, eligen el lado oscuro para ver a sus equipos favoritos. Pero la cifra ha bajado radicalmente. Son muchos menos que en temporadas atrás y cada vez lo tienen más difícil. LaLiga ha desarrollado una tecnología propia tan potente y sofisticada que ya se exporta a otras competiciones, como la liga belga, y a otras instituciones, como el Ministerio de Cultura. Su centinela digital rastrea sin descanso la Red –la web y aplicaciones móviles, absolutamente todo–, utilizando las mismas palabras que los usuarios emplean para buscar las señales piratas. Su diccionario aumenta cada segundo: intuye y aprende nuevos términos gracias a la inteligencia artificial. El software encuentra los partidos ilegalmente emitidos, ubica el lugar del mapa desde el que parte la señal y quién es el dueño del dominio que propicia el subterfugio, y lo denuncia. En la mayor parte de las ocasiones el contenido se retira en cuestión de segundos.
Al 80% de los aficionados que optan por las retransmisiones piratas no le importaría pagar por ver el fútbol si no existiera la opción ilícita. Lo dice el último Observatorio Antipiratería elaborado por la Coalición de Creadores e Industrias de Contenido, que va más allá: es un comportamiento que no tiene réplica en otros campos del entretenimiento. Por ese sumidero se escapan cada temporada unos 285 millones de euros, según estimaciones de la coalición de creadores. Para combatir el fraude, LaLiga ha reforzado el Departamento de Propiedad Intelectual con ingenieros informáticos y expertos en ciberseguridad, que desarrollan un modelo de trabajo propio sin precedentes en las otras grandes ligas. “No podíamos dejar solas a las cadenas de televisión”, resume el responsable del departamento, Emilio Fernández. Porque es la televisión la que ha posibilitado un fútbol sostenible, competitivo y accesible para todos.
Su esfuerzo se ha demostrado eficaz. Ninguna industria de ocio y entretenimiento española ha reducido tanto como el fútbol la incidencia de la piratería: solo el 16% de internautas ve los partidos actualmente por vías irregulares. Ese logro, a su vez, ha auspiciado una consecuencia voluntariamente buscada. La minimización del perjuicio, de las pérdidas que la piratería ocasiona, ha permitido que los operadores que adquieren los derechos de emisión puedan optar por modelos de suscripción más económicos para los clientes. LaLiga ha superado los 2.700 millones de espectadores de audiencia acumulada durante la temporada 2017/18 y en la presente temporada se retransmite ya en 184 países. Y por ello ha podido ejercer como puntal en el cambio de paradigma del consumo de contenidos de ocio.
Dado que la trampa precede a la ley, la sofisticación de los piratas ha obligado también a sus perseguidores a refinarse. El departamento de Emilio Fernández se abrió con tres personas. Ahora son 17. Decidieron que ellos, desde dentro, podrían hacerlo mejor que cualquier profano y desarrollaron un software, Marauder, capaz de mantenerse permanentemente activo en el rastreo de contenidos difundidos ilegalmente por Internet. “Hemos invertido mucho en innovación tecnológica, pero también en talento, en poner detrás de las herramientas a gente capaz de sacarle el máximo partido para localizar el contenido, corroborar que infringe derechos de propiedad y lograr la retirada con agilidad y arreglo a la ley”, explica Fernández.
LaLiga no es la única beneficiaria de su poderosa herramienta. Ha creado un modelo adaptado del Marauder, programado para identificar otro tipo de creaciones audiovisuales, y lo ha cedido gratuitamente al Ministerio de Cultura. Lo han bautizado como Lumière. ¿El resultado? Procesos que antes tardaban un año o más ahora se resuelven en cuestión de tres meses. Durante 2017, el ministerio tramitó 23 procedimientos que supusieron la retirada de 5.500 contenidos fraudulentos. Antes de que concluya 2018, llevan ya 65. "Es un acto de generosidad por parte de LaLiga el ceder a Cultura este software; una muestra de la responsabilidad social de esta entidad. La piratería es un fraude, un robo, un lastre para un sector de la economía que genera empleo y potencia el talento de todo un país", declara Adriana Moscoso, directora general de Industrias Culturales del Ministerio de Cultura. También Fernández celebra que el sistema antipiratería de LaLiga sirva ahora a otros ámbitos. “LaLiga, como miembro de la industria de entretenimiento, está poniendo su granito de arena en terminar con esta lacra que afecta no solo al fútbol, sino a miles de personas que viven de él”.
El cierre, decretado judicialmente, de páginas web que ofrecían enlaces a exhibidores ilegales o a los canales que emitían un partido explica parte del significativo descenso de la piratería. Una victoria imposible sin la intervención del Departamento Legal de LaLiga, que ha solicitado el bloqueo de 31 páginas piratas y ha conseguido ya la clausura efectiva de 17 de ellas. Las sentencias favorables están sentando jurisprudencia contra la piratería audiovisual. Tres comisiones, formadas por personas de varios departamentos de LaLiga, abordan cada semana estos asuntos. Hay una implicación conjunta. De las conclusiones que extraen, LaLiga se ocupa de mantener al tanto a operadores y clubes, los verdaderos perjudicados.
LaLiga ha estrechado su colaboración con Google, para que las páginas aún activas en la difusión de contenido protegido resulten prácticamente inaccesibles, así como con Facebook, Twitter, Instagram y el resto de las principales plataformas de contenido audiovisual en Internet. Tampoco pierden comba con redes nuevas como Twitch, Matchat o Videa.hu. En las últimas dos temporadas, YouTube borró casi un millón y medio de vídeos cuyo propietario legal era LaLiga. Se tardó en comprobar la autenticidad de la denuncia y en proceder a la eliminación, de media, menos de cinco segundos. De las redes sociales se han retirado en el mismo periodo 377.840 vídeos de los 384.388 que LaLiga denunció como sospechosos. Su precisión es quirúrgica. Y afecta a todos. Incluidos los vídeos que los aficionados graban en los estadios o ante la televisión y se emiten por una red social. “Todo lo que ocurre en un partido de fútbol de LaLiga tiene unos titulares y no hay forma de distinguir ni de establecer excepciones”, indica Fernández.
Para esta temporada se han desarrollado mejoras de las herramientas en la búsqueda de aplicaciones móviles piratas que están dando resultados muy positivos. El año pasado consiguieron eliminar 48 aplicaciones fraudulentas. Este curso, en apenas 10 jornadas, llevan 500 de un total de 538 denunciadas.
El peor de los daños
Gracias a Marauder, ha aumentado el control sobre las webs. Pero la principal amenaza, hoy, viene de otro frente. Los decodificadores ilegales son muy fáciles de conseguir. Los que funcionan a través del satélite, con un coste de entre 150 y 200 euros, y otros, más económicos, a los que les basta la banda ancha para conectarse a un servidor en Internet que dispensa el contenido audiovisual, violando los derechos de propiedad. Es contra esta forma de pirateo contra la que LaLiga emplea más recursos en España y fuera de las fronteras nacionales.
El equipo de Emilio Fernández bucea en el mercado para conseguir, como si se tratara de un comprador anónimo, los decodificadores ilegales más vendidos. Tras abrirlos ante notario para demostrar cómo gracias a ellos se burlan sus derechos de propiedad intelectual, aplican la retroingeniería, revisan las tripas del aparato para dar con el origen del contenido y facilitan que el departamento legal pueda actuar contra el divulgador y contra el vendedor del decodificador.
De gigantes de la venta en línea como Vibbo, Mil Anuncios o Wallapop se retiraron durante la temporada pasada 4.535 anuncios que ofrecían esos decodificadores, el 99,98% de los denunciados por LaLiga. Facebook, en el mismo tiempo, dio de baja 510 perfiles dedicados a la venta de los mismos. Asimismo, LaLiga analizó a través de su software 10.089 servidores DNS, y se retiró contenido de 3.316. Pero no es suficiente. "Se necesita la colaboración de todos", solicita LaLiga.
Cuando se corrobora la infracción, el programa envía automáticamente a los responsables del servidor un informe con la monitorización de todas las acciones ilegales que ha registrado para pedir su bloqueo y el cese de la actividad. Si no hay respuesta por su parte o esta es negativa, entonces se pone en conocimiento de la justicia y se abre la vía legal. “Esta es siempre la última opción, preferimos llegar a un acuerdo. La celeridad”. Es la solución más común.
Estos ciberinvestigadores al servicio del fútbol son excelentes en lo suyo. No tienen parangón. Tanto que la Jupiler Pro League de Bélgica ha contratado sus servicios para que hagan lo mismo allí —rastrear, localizar y conseguir la eliminación de las retransmisiones y vídeos piratas—. “Lo cierto es que retiramos prácticamente todo lo que encontramos, y encontramos mucho”, afirma con una nota de orgullo en su voz Fernández.