Athletic y Valencia honran al empate
Ambos equipos suman ya quince igualadas en lo que va de temporada
Athletic y Valencia no salen de pobres. Los reyes del empate –quince entre los dos equipos–, hicieron honor a su resultado favorito. El juego no acaba de llegar a ninguno de los dos bandos, y ya están aquí los balones amarillos, que es decir que LaLiga avanza inexorable y no mira hacia atrás. El Athletic suma tres igualadas en una semana, un saldo insuficiente, y mira hacia abajo. El Valencia no puede decir cosas mucho mejores.
Dijo Groucho Marx aquello de “estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros”, y más o menos es lo que hicieron Berizzo y Marcelino en San Mamés. Olvidaron sus principios y esgrimieron otros, que buscaban más la practicidad que la ortodoxia. No andan boyantes y el resultado es más importante muchas veces. Ya lo esbozó el entrenador del Athletic para justificar el mal juego rojiblanco en Eibar, de donde arañó un punto. Unos años atrás, a Caparrós se le lanzaron al cuello por aquel “clasificación, amigo”, después de una victoria infame en Pamplona que llevó a los bilbaínos a la Europa League. Parecían olvidadas esas excusas, pero regresan.
Para la media hora de partido entre el Athletic y el Valencia, el juego olía a empate a cero que tiraba para atrás. La doble ocasión de Ander Capa, en el primer minuto, había sido sólo un fuego de artificio de los locales, que saltaron al campo con más músculo que en los anteriores envites. El liviano centro del campo que fracasó en las citas de Eibar y Vallecas, dio paso al esfuerzo y al sudor. San José y Mikel Rico por Muniain y Unai López era toda una declaración de intenciones en la alineación. El Athletic se adueñó de la medular, pero no pasó de allí. Tampoco el Valencia, que sólo se atrevió en algún tímido contragolpe. Batshuayi se enredó en uno; Kondogbia acabó otro con un disparo cerca del poste.
El despropósito se adueñó del partido en la primera mitad. El juego no fluía por ningún lado. La pelota la tenía más el Athletic, pero eso no era decir gran cosa. El Valencia no tenía problemas atrás ni los creaba delante.
Tras la pausa llegó la lluvia y el agua activó un poco más a los futbolistas. El Athletic dio un paso adelante. Se inspiró San José, los laterales –Capa y Yuri–, encontraron más vías. Un centro desde la banda propició un intento de remate de Mikel Rico en plancha, que salió desviado. Con el equipo de casa volcado, aunque sin definición en el área, el Valencia también trató de estirarse. Marcelino sacó a Gameiro para buscar la velocidad en la contra. Acabó marcando el francés, pero estaba en fuera de juego cuando metió el pie, y el linier, respaldado por el VAR, anuló la acción. También Parejo pudo encontrar respuestas después de una pared, pero se quedó dormido en la definición.
No es que San Mamés hirviera de satisfacción, pero veía a un Athletic más aseado. Y más valiente en muchas ocasiones. Berizzo pidió un fútbol más vertical, alejado tal vez de esos principios que predicó el entrenador argentino en los comienzos de su trabajo, y de los que se aleja un tanto tras chocar contra la realidad de su plantilla. Marcelino, eso dijo, se marchó satisfecho con lo que había visto en sus hombres y descartó que el Valencia estuviera en crisis. Tal vez lo estaría si el remate de Raúl García en el último suspiro, hubiera encontrado la red en vez de los brazos de Neto. Puede así, el conjunto che, seguir siendo el rey del empate, aunque el Athletic le pisa los talones en esa faceta. Ninguno de los dos equipos sale de pobre.
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