Los aficionados del Celta se ponen en huelga de animación
Los seguidores estarán callados una parte del partido contra el Alavés porque el club no les permite poner sus símbolos encima de la publicidad
Un nutrido grupo de seguidores y peñistas del Celta, entre ellos los ubicados en la grada de animación fomentada por el club y en otra bancada en uno de los fondos de Balaídos, callarán durante los treinta primeros minutos del partido que enfrentará este viernes en el estadio vigués al equipo gallego contra el Alavés.
La huelga de voces caídas se fundamenta en lo que los aficionados entienden como un ataque del club y de LaLiga, que les impide situar sus pancartas sobre la publicidad contratada por el Celta. “Un motivo peregrino”, dicen. El club entiende que taparían logotipos y mensajes de cuatro importantes anunciantes, entre dos importantes patrocinadores del club, y que alguno de ellos ya se ha quejado porque ya sucedió en partidos anteriores, pero los peñistas ubicados en la grada de Marcador replican a través de un comunicado. “Parece que el dinero de ellos es más importante que nosotros y que ese hueco publicitario que ocupamos desde hace muchos años ahora es vital en su porvenir empresarial”, explican. Otros seguidores de otro sector del campo, que también se han pronunciado a favor del silencio, piden “buena fe” a los anunciantes y reivindican incluso un valor estético: “A nivel visual es mucho más atractivo para el espectador una grada llena de color y sonido que una que parezca una platea de teatro”. Y califican la prohibición de pancarta como “unha aldraxe” (término que en gallego significa algo similar a una ofensa, pero más elevada, con un tono de agravio, vejación o humillación por parte de quien se siente superior).
El precio de una única valla publicitaria en un estadio como el del Celta puede ascender a más de 15.000 euros en zonas como las afectadas en Balaídos que quedan bajo el tiro de cámara televisivo. Las grandes firmas suelen contratar más de una. El reglamento de retransmisiones televisivas de LaLiga contempla además sanciones a aquellos clubs que permitan que esos carteles queden tapados. No son multas elevadas, tan es así que algunos clubs con poderío económico las asumen y permiten que algunas pancartas de sus aficionados prevalezcan.
“Ahora resulta que molestamos y nuestras señas de identidad no tienen cabida en el viejo e inseguro Balaídos”, lamentan las peñas celestes ubicadas en el fondo de Marcador, que entienden que no hay diálogo sobre este asunto con el club, apuntan a que hubo imposición por medio de vigilantes jurados en mitad de un partido y concluyen que ahora prevalece el negocio. Y puede que así sea. Todos los ingresos del club, también los que reciben por la publicidad estática, engrosan la cuenta que suma el tope salarial del que dispone para confeccionar su plantilla y mejorar el potencial deportivo del equipo. Alguno de los anunciantes afectados aporta al club un total de dos millones de euros cada temporada por varios conceptos, incluida esa presencia visual en el estadio.
La batalla está servida, los seguidores dicen que es desigual, pero advierten que ni les vencen ni les convencen: “Un abonado puede llevar décadas en Balaídos con sus símbolos, pero ahora tiene que retirarlos porque desde una oficina a cientos de kilómetros dan más importancia a que un espectador anónimo en la otra punta del país vea bien la publicidad. Es la realidad irrefutable y no podemos tolerarlo”, explican negro sobre blanco seis de las peñas de la grada de animación del Celta. Así que esta jornada, mientras no se encuentra un compromiso que satisfaga a todas las partes, esas y varias más callarán hasta el minuto 30 de partido.
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