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Champions League - Grupo c - jornada 1
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El Liverpool castiga al PSG

Un gol de Firmino sobre la bocina hace justicia en un partido frenético entre dos aspirantes a ganar la Liga de Campeones

Neymar supera a Salah durante un instante del partido entre Liverpool y PSG
Neymar supera a Salah durante un instante del partido entre Liverpool y PSGDave Thompson (AP)

El fútbol es fútbol porque hay equipos como el Liverpool y el París Saint-Germain, con sus imperfecciones, pero también con sus virtudes, las que alumbraron un partido frenético en los albores de la temporada. Cuando la mayoría de los equipos comienzan a rodar, Anfield gozó con un partido a todo trapo en el que, aún a mediados de septiembre, poco se guardó en un duelo con aroma de partido grande que acabó en victoria sobre la bocina del Liverpool (3-2) con gol postrero del excelente Roberto Firmino y toda la épica que se merece el mayor torneo de fútbol de clubes. Todo en la primera jornada. Como para no relamerse.

El partido premió al Liverpool, que ha ganado sus doce últimos partidos en Anfield y jugó tal y como se le supone, bajo la batuta que maneja sin tregua Jürgen Klopp, un no parar que dañó al PSG porque, ahí le duele, no está acostumbrado a esos envites en su competición doméstica. Era además la segunda vez que el club parisino se asomaba por Anfield, uno de esos escenarios que exigen a cualquiera más allá del peso de su chequera. Allí luce el alma del Liverpool, que a un rival con dinamita en sus botas apenas le permitió hilar cuatro pases seguidos, que a uno de los opositores al cetro europeo le sometió a una tortura que comenzó a plasmarse con goles de Sturridge y Milner, tras penalti de Bernat a Wijnaldum, en poco más de media hora.

Descontó antes del descanso en el marcador el lateral Meunier, que se disfrazó de centro delantaro para recoger un rechace en el área. Pero el Liverpool prosiguió como si el marcador estuviese en paridad, dominador, apabullante, sin fisuras para darle bola al lustroso tridente del rival. Neymar, Mbappé y Cavani apenas tocaron bola ante un rival que guardó de inicio en el banquillo al fenomenal Firmino, renquante de una lesión ocular tras la penúltima batalla en la Premier. Acabó por decidir el brasileño, al que conviene valorar como se merece, como un grande.

La pujanza del Liverpool disipó todo el arsenal del PSG al ritmo que marcaba la grada, viró el partido en un monólogo, pareció laminar a un presunto favorito a ganar la Champions por fuerza, por fe, por fiereza, por todo eso que aportan los equipos que prepara Klopp y que los chicos que prepara Tom Tuchel no demostraron durante largos minutos estar en condiciones de maniatar. Pero el fútbol se define en instantes, en un mal pase de Salah en zona sensible y una aceleración imparable de Neymar y Mbappé que desató un gol, y el empate, en un visto y no visto. Todo fue en un abrir y cerrar de ojos, como un partido que fue un pestañeo, que pudo virar para los locales Alexander-Arnold casi sobre la bocina con un libre directo que se fue a la cruceta antes de que Firmino sentenciase sobre la hora con un remate cruzado cuando todos, menos él, ya firmaban el empate.

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