El balón es de Isco
Las retiradas de Iniesta y Silva colocan al mediapunta como primera opción para resolver el grave problema que sufre España contra las defensas cerradas
La gran transición que afronta España no afecta al banquillo. Afecta a sus jugadores más creativos. Retirados de la selección Iniesta y Silva, se impone la aparición de futbolistas capaces de hacer lo que hicieron sus predecesores en las zonas más intransitables del campo, allí donde los rivales se apelotonan, contra defensas cerradas, en esos metros decisivos que precipitaron el hundimiento de la selección en la Eurocopa de 2016 y en el Mundial de 2018.
El inesperado anuncio de David Silva de no volver a las convocatorias despejó hace un mes el camino a los aspirantes a resolver el gran problema. El más cualificado de los herederos es Isco Alarcón. A sus 26 años, el mediapunta malagueño reúne todas las condiciones para convertirse en el hombre que abra las defensas mejor parapetadas. Esconde el balón como pocos, tiene regate, es buen pasador y posee un disparo certero. Igual que Fernando Hierro en Rusia, ahora Luis Enrique proyecta organizar la selección para que sea él quien abra brecha. Este sábado en Wembley, en el debut de la Liga de Naciones, las luces se posarán sobre Isco.
“No me siento estrella”, dijo este jueves en conferencia de prensa, “me siento importante. Estoy muy cómodo viniendo a la selección y jugando con los jugadores que tenemos, que soy muy buenos. Me lo paso bien, disfruto en el campo, pero al final los equipos ganadores no dependen de un solo jugador. Uno solo no puede. Tenemos que intentar estar colectivamente bien”.
El trauma de la falta de profundidad del juego de España contra equipos como Irán, Marruecos o Rusia, clave del fracaso en el Mundial, sobrevoló el discurso de Isco. “Cuando juegas contra selecciones que se te meten los once atrás pocas cosas más puedes intentar”, lamentó, inquirido por la vigencia del juego de toque. “Puedes intentar jugar más rápido y llegar con más balones en largo. Pero nosotros no hemos ganado así. No tenemos jugadores para eso. Lo que nos ha hecho ganar es el fútbol de toque. Lo tenemos que mejorar porque en el Mundial no nos fue bien”.
Isco se convirtió en el único futbolista del ataque español que disputó todo el tiempo de competición durante la Copa del Mundo. En total, 390 minutos, los mismos que el contingente defensivo, De Gea, Ramos, Piqué, Alba y Busquets. Unas veces como falso extremo, otras como mediapunta y otras como interior. La posición de Isco ha sido objeto de debate entre técnicos y crítica. Contra la idea de Julen Lopetegui de colocarle arriba para que recibiera siempre entre líneas, a la espalda de los laterales e interiores contrarios, la mayor apuesta de Fernando Hierro durante el Mundial fue dar rienda suelta a su libre albedrío. Hierro llegó incluso a dejar en el banquillo a Iniesta el día de la eliminación, ante Rusia, para que Isco manejara el juego en su lugar, como tercer volante. El experimento no funcionó.
Este periódico formuló la siguiente pregunta a Isco: “¿Usted cómo siente que hace más daño al rival? ¿Recibiendo entre líneas o bajando al mediocampo a recibir la pelota?”. El futbolista se negó a responder.
Luis Enrique tampoco ha querido aclarar dónde piensa situar al malagueño. “Hay jugadores de la lista que actúan en la línea de atacantes y en la de centrocampistas”, dijo. “Isco es uno de ellos. Es muy completo. Es uno de los jugadores más decisivos del fútbol español. Puede partir de la banda, puede jugar por dentro, ser uno de los interiores… Nuestro estilo le beneficia claramente. Incluso tiene gol y tiene un buen comportamiento defensivo. Es claramente determinante”.
Isco se mostró reticente a evocar el desastre del Luzhniki. “El día de Rusia no hicimos nuestro mejor partido ni mucho menos”, dijo, “pero es difícil cuando se te meten once tíos en el área. Lo intentamos hasta el final y creo que no se nos puede reprochar nada. Es agua pasada. No nos va a ayudar en nada recordar lo que pasó en el Mundial. Tenemos que mirar para adelante”.
Adelante esperan Inglaterra y Croacia, el sábado y el martes. Sin Iniesta ni Silva para resolver el gran dilema, el balón corresponde a Isco.
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