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Remontada coral del Real Madrid ante el Girona

El equipo de Lopetegui, tras una mala primera media hora, termina por golear a su rival con una gran segunda parte liderada por Bale, pero en la que todos los madridistas sumaron

Bale marca el tercer gol del Madrid ante la salida de Bono. En vídeo, declaraciones de Julen Lopetegui.
José Sámano

A la espera de ajustar lo que hay, sin ningún fichaje en la sala de embarque, el Real Madrid se apañó en Girona para remontar el partido con oficio y una parvulada de su rival. Una posterior carrera triunfal de Bale dio paso a un largo tramo final sobresaliente. A estas alturas de curso, más que suficiente para superar el desamparo futbolístico de CR, máxime si Bale, como parece de momento, deja de ser un fulgurante cometa.

Aun sin el portugués, a este Real Madrid no le falta cuajo, curtida como está su guardia pretoriana en mil combates. Lo demostró en Girona. Pesadote de entrada, tardó media hora en rebajar a un animoso y fluido adversario. Equilibrado el marcador, el cuadro catalán puso de su parte con una jaimitada de Pere Pons y, desde entonces, el Madrid sacó el mazo y redujo a cenizas al equipo de Eusebio Sacristán.

Le costó llegar a Girona al Madrid, con piernas de mármol y cierta modorra de inicio. En Montilivi se desplegó un equipo visitante disperso, más bien gripado, sin que se advirtiera un plan concreto. Y, mucho menos, alguna mirada de tigre. Al ralentí el grupo de Julen Lopetegui, el Girona de Eusebio exhibió varios vectores de la época de Pablo Machín. El nuevo técnico quiere mayor sobredosis de pelota, pero las pistas de despegue son las de su predecesor. Portu, un polvorilla de primera, se mantiene como el gran agitador, lo mismo que Borja García y Granell ponen la escuadra y el cartabón. Frente al Real, un cambio en el taladro central: Lozano por Stuani, con problemas físicos.

La baja como titular del uruguayo, que el curso pasado desnortó al Real en su batacazo en Montilivi, no evitó que el conjunto catalán mitigara con creces en la primera media hora la lunática distancia entre una plantilla y otra. Por pocos reclutas que haya incorporado el Madrid postCR, en el banquillo de Lopetegui se alistaron Courtois, Varane y Modric. O lo que es lo mismo: el mejor portero de Rusia 2018, un campeón y el mejor jugador del torneo mundialista.

Hasta que el Madrid se quitó el chándal, un curso después, de nuevo Portu le puso en jaque. En Girona le buscan y le buscan, pero con tacto y una táctica premeditada. Marcelo aceptó el duelo y lejos de ir al cuerpo a cuerpo, liberó al rojiblanco a costa de emanciparse él de engorros defensivos. Nadie entre los blancos asumió el relevo de Marcelo y Portu, escoltado por el descarado Porro, sacó ventaja de entrada. Cada vez que cogía pista se intuía un alboroto en el rancho de Keylor, todavía titular e impecable toda la noche, bajo palos y fuera de su área. En su línea. Solo le resultó inevitable la enésima embestida de Portu, que percutió por la derecha, enlazó con Lozano y el remate del hondureño golpeó en Nacho. El rechace le llegó a Borja García. El chico ni se inmutó donde muchos tiritan. Con un quiebro sentó al alimón a Casemiro y Keylor y estampó la pelota en la red.

Reaccionó el Madrid poco a poco, en la misma medida que el Girona se quedó sin el enganche de Portu. El Real pagó durante un trecho no dar puntadas con Isco, tan pronto desplazado a una banda, como centrado como ariete, de enganche o de volante. Tan indefinido estaba Isco como todo el equipo madridista, cuando Bale, desde la orilla izquierda, puso un centro soberbio para Isco, al que respondió con una estupenda parada Bono. La pelota salió escupida hacia donde anidaban Muniesa y Asensio. El catalán llegó un segundo tarde y derribó al balear. Ramos, con un tirito de cuchara, hizo diana en el penalti.

Mientras se enhebraba con más colmillo en el segundo acto, el Madrid se encontró con un donativo inopinado. En una jugada de cadete, Pere Pons no quiso conceder un córner y Asensio le hizo pagar la inocentada. El local le hizo otro penalti, penaltazo más bien. Esta vez, Ramos dejó paso a Benzema, que tampoco falló.

Desde el despiste de Pons, el Madrid fue un tormento para el Girona, superado en todos los sectores, sometido al dictado de Bale y los suyos. El galés, asistido con el periscopio de Isco, aceleró, dejó a rueda a Muniesa y batió a Bono. Todo el Real se enchufó a la festiva faena. Se activó Benzema, irrumpió el Asensio más chisposo... Un Everest para los muchachos de Eusebio, tiesos desde el error de Pons. En plena avalancha, Bale, en Girona al frente de la caballería, tocó la corneta y Benzema clavó el cuarto. Un broche para este Madrid que suspira por un grupo de mosqueteros que rebajen la fuga de un solista como CR. Sin Neymar y Mbappè a la vista, no hay otra galaxia que la que hoy pasa revista en Valdebebas. No es poca cosa, al menos mientras no haya estornudos. De su rearme coral dependerá su suerte en esta temporada. En Girona, pasada la media hora, dejó rastro.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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