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Eusebio da Silva Ferreira, bien de Estado

Cuando el jugador quiso irse a la Juve, Salazar lo impidió para que Portugal, al que puso en el mapa, no lo perdiera

Eusebio celebra un gol con Portugal.
Eusebio celebra un gol con Portugal.

Cincuenta años antes que Cristiano Ronaldo, Portugal tuvo un fenómeno: Eusebio da Silva Ferreira. Puede decirse que con él despertó el fútbol portugués, que de su mano fue por primera vez a un Mundial. España y el Madrid lo sufrieron en sus carnes.

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Eusebio nació en Lourenço Marques, hoy Maputo, capital de Mozambique. Cuando él nació, en 1942, aquello era provincia portuguesa de ultramar.

Con 17 años ya jugaba en el Sporting de Lourenço Marques. Interior de recorrido, con tremendo disparo, su fama llegó a la metrópoli. El Benfica, donde ya jugaba Coluna, también de Lourenço Marques, le contrató a finales de 1960, cuando aún no había cumplido los 19. Atrás dejaba 77 goles en 42 partidos.

El suyo dio lugar a un caso Di Stéfano en Portugal. El Benfica le hizo volar con un nombre falso, porque el Sporting lisboeta, que reclamaba un padrinazgo sobre el de Lourenço Marques, sostenía que tenía derecho de tanteo y retracto. Él empezó a entrenar con el Benfica, pero al cabo de unas semanas la federación dio la razón al Sporting y Eusebio… desapareció. Se lo tragó la tierra. El Benfica recurrió a la instancia superior, y mientras le escondió en un hotel del Algarve, en riguroso secreto, acompañado por un preparador del club. Allí estuvo hasta mayo, cuando el Benfica ganó el recurso y volvió a sacarle a la luz. No llegó a tiempo de disputar la célebre final de Berna, que el Benfica ganó al Barça 3-2, aquel día de tanto infortunio culé.

Pronto fue noticia mundial. En septiembre, el llamado Torneo de París enfrentó al Santos y al Benfica. De salida, el Benfica no alineó a Eusebio, sino al once campeón de Berna. Al descanso ganaba el Santos 5-0. En la segunda mitad salió Eusebio por Santana y marcó tres goles en menos de veinte minutos. El partido acabaría 6-3, con un gol final de Pelé, pero la gente salió del campo hablando de aquella Pantera Negra que había presentado el Benfica en sociedad.

En 1962 el Benfica repitió título de Europa, ahora ente el Madrid, 5-3, con dos de Eusebio. El Madrid lo volvería a sufrir en la Copa de Europa 64-65, cuando fue el protagonista de un terrible 5-1 en Lisboa, en partido de ida.

La Juventus le pretendió. Ofreció una cantidad obscena al Benfica

Y también España. La Selección estrenó su título de campeona de Eurocopa en 1964 viajando para un amistoso en Oporto, contra Portugal. Jugaron nueve de los campeones, sólo faltaron Calleja y Luis Suárez, cuyos puestos ocuparon Reija y Villa. Perdimos 2-1, los dos de Eusebio, obviamente.

Eso fue en noviembre. Antes, en julio, se había producido un hecho notable, que fue comidilla europea. La Juventus le pretendió. Ofreció una cantidad obscena al Benfica y al jugador le multiplicaba por cuatro sus ingresos. El Benfica no se podía negar, pero para Portugal era un drama. En la época, los jugadores que se iban fuera difícilmente podían jugar en la selección. No había armonización de calendarios y se exigía el permiso del club comprador, que rara vez lo daba, salvo para fases finales. Portugal nunca había ido a un Mundial y albergaba la ilusión de clasificarse, por fin, al de 1966, en Inglaterra. Pero ¿cómo hacerlo sin Eusebio?

El presidente-dictador, Antonio de Oliveira Salazar, le invitó a comer a su residencia personal y le hizo saber que no podría irse: “Usted es un bien de Estado, forma parte del patrimonio nacional”. Eusebio le replicó que si era un bien de Estado, ¿por qué tenía que pagar impuestos? Salazar le dijo que clasificara a Portugal para el Mundial y que, pasado éste, podría irse.

En efecto, Portugal fue al Mundial, ganador cómodo de un grupo de clasificación con Checoslovaquia (subcampeona del mundo), Rumanía y Turquía. Para entonces Eusebio ya era Balón de Oro, que ganó en 1965, con 23 años. Portugal hizo un gran Mundial: fue tercera y Eusebio máximo goleador, con nueve tantos.

Ahora quien vino a por él con una barbaridad fue el Inter. Salazar cumplió el acuerdo, le dejaba salir, pero justo cuando estaba a punto de hacerse salió una norma en Italia que prohibía fichar extranjeros y se quedó sin ir.

Antonio de Oliveira Salazar, le invitó a comer y le hizo saber que no podría irse

Sólo dejó el Benfica ya con 33 años y una rodilla mal. Dejó allí 473 goles en 440 partidos. Luego recaudó jugando en distintos equipos de México, Estados Unidos o Canadá, y en dos modestos de Portugal. Aventuras cortas que le dieron más dinero que gloria. Se retiró con 36, con un total de 581 goles en 574 partidos. Mantuvo la media de más de gol por partido, a pesar de su decadencia.

Nos dejó con 72 años, hace cuatro. Una estatua frente al estadio del Benfica le recuerda. Él puso al fútbol portugués en el mapa.

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