_
_
_
_
_

Isco exhibe su tirón

El Real Madrid, fluido en muchas fases, supera al colista Málaga en un partido distendido con el jugador malagueño como bandera incluso para sus paisanos

Isco, rodeado por cuatro rivales del Málaga en La Rosaleda. En vídeo, declaraciones de Zinedine Zidane, entrenador del Real Madrid.Foto: atlas | Vídeo: JORGE GUERRERO
José Sámano

De un partido cortés, de lo más refinado, nadie sacó más provecho que Isco, que se dio un homenaje en su casa. Un alivio para sus parroquianos, tan deprimidos toda la campaña, y una lanzadera para los madridistas, que tuvieron buenos ratos en un reto sin otra mecha que la de Isco. Tan acunado en La Rosaleda que hasta un sector de la afición le reclamó para lanzar una falta favorable al Málaga. Mucha guasa; también una forma irónica de atizar la pésima temporada de los malaguistas, en el camión escoba desde que madrugara un curso en el que siempre ha estado en las catacumbas.

En Málaga no hay jeque que valga. El club ha sufrido un fallo multiorgánico: en los despachos, en el vestuario y en el banquillo. En ningún departamento ha encontrado remedio para evitar el abismo de la Segunda. Tampoco el Madrid ha cumplido con su objetivo en la Liga, por más que la Copa de Europa le resulte, de momento, un flotador. A la espera de su desenlace, en asuntos domésticos a los blancos ya solo les quedan partidos de entretiempo, duelos teloneros de la Champions. De calentamiento para unos, reivindicativos para otros.

En La Rosaleda, en un encuentro afeitado, sin cornadas, el Madrid atisbó la posibilidad de disfrute. Sin medio equipo titular (Varane, Marcelo, Kroos, Modric y Cristiano) y sin Bale, el cuadro de Zidane se articuló en torno a Isco. O sea, alrededor de la pelota. Tuvo ritmo y fluidez, sobre todo en el primer tiempo. Todo apacible y bien gestionado salvo por los cortocircuitos de Theo y Benzema. El lateral no acaba de ser el que parecía que iba a ser tras su despunte en Vitoria. El francés no es el que fue y cada vez se le ve más destemplado. Al hierático Benzema finalmente le ha podido la cruz del gol. Nunca fue un depredador, pero sumaba.

Aún le queda más de un pase como mensajero, como el que derivó en el segundo tanto, el de Casemiro. Pero sin CR y Bale por el medio no pudo eludir anidar en el área. Como prueba de que ahora el gol le espanta, el galo falló varios remates, algunos fáciles, otros hasta más sencillos. A este Benzema le pueden los fantasmas, por mucho que en varias fases del partido dejara secuelas de su arte como media punta. Pero hace tiempo que el personal no le redime solo como asistente. Su etiqueta de nueve es una sobrecarga eterna, un sambenito que le colgará hasta sus últimos días como madridista.

Sin un ariete con colmillo, el Madrid optó por dar vueltas a cada ataque. Con Isco al timón, percutían Lucas y Asensio por los costados, mientras Kovacic se saltaba las líneas con ese despegue con turbo que le caracteriza. Un cabezazo picado del croata supuso la primera amenaza para Roberto, que intervino de forma espléndida. Luego la tuvo Lucas, tras una trenza de Isco con Benzema, pero su disparo se fue alto. Hasta que Rosales hizo trastabillar a Isco. La falta, decretada en el balcón del área, provocó una charla previa entre Ramos y el malagueño. Cedió el capitán e Isco la clavó en la red. Por extraño que resulte, el segundo gol de falta directa del Madrid en toda la Liga. Para rescatar el anterior habría que rebobinar hasta el 27 de agosto, cuando Asensio hizo bingo ante el Valencia.

Minutos para Ceballos y Mayoral

Con el Real suelto y enchufado, el Málaga, al que restan seis jornadas de calvario, apenas tuvo corteza en el primer acto. Tan solo tuvo rastro en ataque por invitación visitante. Keylor quiso poner la pelota en circulación con Casemiro, que recibió de espaldas al rival y sin mucho hueso. El robo de Iturra no llegó a más porque Keylor rectificó su pifia a tiempo.

Hasta el segundo acto no hubo alguna chispa blanquiazul. De entrada, el Madrid, visto que no había apretones, bajó el pistón. Surgió entonces un Málaga más brioso y decidido, con Rolán de agitador. Pero en plena expansión irrumpió Casemiro. El brasileño birló un balón y puso el punto final a la jugada tras otra maniobra entre Benzema e Isco.

Con 0-2 intervino Zidane para dar focos a Ceballos y Borja Mayoral, los dos futbolistas con menos rodaje de la plantilla. Isco, relevado al igual que Asensio, fue despedido con torería en una noche a sus pies. Sin el malagueño sobre el césped, poco o nada más. Bueno, un gol airoso de Rolán después de un fallo de Vallejo, tan al límite horario que ya no hubo ni saque de centro. Málaga y Madrid habían hecho lo que les tocaba en una Liga en la que ya no tienen voz. Los dos salvaron la honra: ni el colista fue masacrado ni el Real Madrid denigrado. Y como nexo para todos, Isco, gancho para sus paisanos y el principal tirón de su equipo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_