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Otro Kluivert, otro tulipán

Justin, hijo del exdelantero azulgrana, se gana un sitio en el once del Ajax y debuta con la absoluta holandesa a los 18 años

Jordi Quixano
Justin Kluivert, durante el duelo ante Portugal.
Justin Kluivert, durante el duelo ante Portugal.VI-Images (Getty Images)

Cuando apenas alzaba medio metro, correteaba tras el balón en el campo anexo a La Masia, donde se entrenaba su padre Patrick y el primer equipo del Barça. Allí jugaba con su hermano Quincy, con algún que otro futbolista que se animaba a darle carrete y también con José Mourinho, por entonces ayudante de Bobby Robson. Pasado el tiempo, se reencontraron tras disputar la final de la Liga Europa del curso anterior, por más que el futbolista no pudiera participar en la derrota de su equipo. Mourinho como técnico del United; Justin Kluivert (Ámsterdam, Holanda; 18 años) como extremo del Ajax. “Me dijo que era bonito vernos de nuevo”, reveló el jugador; “y que le gustaba que estuviera haciendo las cosas bien”. Tanto que ya es titular en el Ajax y el lunes debutó con la selección absoluta holandesa. Tanto que se lo rifa media Europa —entre ellos el Manchester— porque el precio sugerido de 50 millones no parece desorbitado para la burbuja económica que repunta en el fútbol.

En la escuela del Ajax se le incidió en reforzar la zurda y el físico, además de mejorar la lectura del juego

Los primeros años de Justin en el Ajax no fueron sencillos. “Con 12 y 13 años no era un chico fácil para trabajar porque no escuchaba demasiado”, comenta Ronald De Boer, que ayudaba en la cantera ajacied cuando su hermano Frank dirigía al primer equipo. “No es fácil el cambio de niño a hombre”, expone Jongkind, coordinador del fútbol base del Ajax hasta 2015 y ahora responsable de la escuela Cruyff Football; “y tras estudiar su caso nos dimos cuenta de que se aburría porque los desafíos le resultaban fáciles”. Se llegó a la situación, incluso, de que el entrenador de la sub-15 no lo quería en el campo sino en la grada. “Alegaba que era demasiado pequeño”, explica Jongkind; “pero el problema no era su altura sino que no sabía ayudarle a crecer como futbolista”. Por lo que empezó a jugar de nuevo y cambió de chip. “Con 16 años dio el cambio, se focalizó en el trabajo y se interesó de verdad en el fútbol”, señala De Boer.

En varias posiciones

Al trabajar con los juveniles —durante un año le entrenó su padre—, se dio cuenta de que debía evolucionar. “Entendió que debía muscularse y lo hizo porque Justin se mueve por desafíos”, cuenta Jongkind, que trazó con Wim Jonk —exjugador del Ajax e Inter, entre otros, que fue el director de la cantera ajacied— un plan individual para Justin. “Le hicimos jugar en todas las posiciones ofensivas: de volante, extremo y punta para que desarrollara su inteligencia táctica y habilidad técnica”, relata. Decisión que incomodaba a los entrenadores porque no siempre ganaban. “El objetivo es formar”, replica Jongkind. Y desliza los otros aspectos del Plan Justin: “Que fuera ambidiestro —“de niño no le daba apenas con la zurda”, recuerda De Boer— y mejorar la comprensión del juego porque su fuerte era el uno contra uno y muchas veces no disfrutaba de situaciones para explotarlo”.

Pulido a gusto, el jugador alcanzó el año pasado el primer equipo. “Mis dos metas son ganar la Eredivisie y debutar con Holanda”, señaló no hace mucho en una entrevista a FourFourTwo. Con Holanda ya ha jugado frente a Portugal (vencieron 0-3) y parece complicado que se alce con la ensaladera porque el PSV aventaja en siete puntos al equipo de Ten Hag. Pero nadie duda de que el siguiente reto es jugar en una gran liga europea, algo factible porque viaja de la mano del afamado representante Mino Raiola.

“Tiene el talento para triunfar y va por el buen camino, pero por ahora es muy joven”, dice Johnny Rep, expunta de la Naranja Mecánica. “Es muy bueno, pero aún no se sabe si será un crack. Es irregular porque hace un partido de 9 y otro de 4”, se suma De Boer. Un nuevo desafío para Justin; música para sus oídos.

En el Ajax no solo cuenta el apellido

“Quizá le resultó sencillo entrar en la escuela del Ajax por su padre, pero todo lo que ha conseguido después es únicamente por sus méritos”, explica Ronald de Boer. “Puede que le ayudara el apellido, pero seguro que entró porque valía”, le corrige Ruben Jongkind; “al hijo de Gullit, sin ir más lejos, no le cogimos después del día de pruebas del club”.

Cuentan en el club que a Justin no le afectó ser el hijo del exdelantero, siempre con una personalidad valiente y decidida. Pero el apellido marca y por eso Patrick explica: “Prefiero que vaya al Barça, pero en el fútbol todo puede ocurrir”. Justin responde: “El Barcelona está en mi corazón, pero ¿quién soy yo para decir no al Madrid?”.

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