Inglaterra prueba y gana ante Holanda
Un gol de Lingard resuelve una noche de ensayos para superar a Holanda en un estreno anodino como seleccionador para Ronald Koeman
Año y medio después de su llegada al cargo, Gareth Southgate está de búsqueda. Parece que tiene claro el acento que le quiere dar a su equipo, pero no acaba de encontrar los actores, seguramente porque en determinados puestos clave tampoco tiene un gran reparto donde elegir. Nada sorprende ya en el fútbol, incluso que Inglaterra, inventora y pragmática, decida iniciar las jugadas con un pase en corto del portero hacia un central abierto en el lateral del área propia. Por ahí busca un camino una selección que acumula urgencias no ya de éxitos sino siquiera de buenas sensaciones en los grandes torneos. En su penúltima prueba antes de designar al equipo que tratará de brillar en Rusia se fue de Holanda con un triunfo en una noche de probaturas en la que profundizó en el sistema que parece agradarle más a su entrenador, el que se sustenta sobre tres centrales.
Ficha técnica
Holanda: Zoet; De Ligt, De Vrij (Weghorst, m. 89), Van Dijk; Hateboer, Wijnaldum, Strootman (Van de Beek, m. 89), Van Aanholt; Promes (Propper, m. 65), Depay; y Dost (Babel, m. 65).
Inglaterra: Pickford; Walker, Stones, Gomez (Maguire, m. 9) (Dier, m. 89); Trippier, Oxlade-Chamberlain, Henderson, Rose (Young, m. 71); Sterling (Welbeck, m. 67), Rashford (Vardy, m. 67) y Lingard (Alli, m. 67).
Árbitro: Gil Manzano (España).
Gol: 0-1, m. 58, Lingard
Johan Cruyff Arena. 50.000 espectadores
Pero Inglaterra está cogida entre alfileres porque además interpreta un papel que muchos de sus futbolistas no han estudiado. Complicado licenciarse en ciencias cuando has estudiado letras desde niño. Algo así le sucede a la mayoría de centrales y mediocentros que alinea Southgate. El plan contra Holanda consistía en iniciar desde el fondo y atraer al rival para encontrar desde ahí los espacios. No siempre aparecieron y Holanda se hizo con la iniciativa, un dictado inocuo porque le faltó peso en ataque al combo con el que se estrenaba Ronald Koeman en el banquillo de la selección. Tiene mucha faena por delante.
Inglaterra se atrancó con la pelota, en su circulación, y se sintió más cómoda cuando el partido le obligó a galopar. Ahí aparecieron Lingard, Rashford y Sterling y se atisbó fortaleza en las acciones a balón parado cuando Henderson se adelantó a media Holanda para cabecear cerca del palo una falta botada por Trippier.
Poco más se estiraron los ingleses antes del descanso, tampoco es que Holanda le pusiera en aprietos porque en los últimos cuarenta metros toparon con dos líneas, una primera con tres hombres y una zaguera con cinco. Demasiada gente cuando no sobra el talento. Holanda tiene una base atrás con tres centrales que son algo más que una hermosa cacofonía (De Ligt, De Vrij, Van Dijk) y tienen un vivero de extremos que no parece tener fin, pero echa de menos centrocampistas que honren el nombre de la casa donde reciben. El legado de Cruyff merece otra cosa.
Con el paso de los minutos se desinfló Holanda, que tampoco nunca fue exuberante. Y se ajustó Inglaterra, cada vez más cómoda cuando tenía que replegarse y más acertada en la combinación. Juntó pases y activó a sus laterales, que querían ser largos y no lo consiguieron hasta ya entrada la segunda parte. Y debían ser importantes en un partido entre dos espejos tácticos. Lo fue Rose para llegar a posiciones atacantes y sacar un centro al área que nadie controló. El rechace le llegó a la frontal a Lingard, un chico listo. Y lo pasaportó a la red.
Con algo más de media hora por delante el partido se sumergió entre el carrusel de sustituciones y la incapacidad holandesa para llegar al área de su oponente. Inglaterra movió la pelota con más fluidez ante un rival cansado en el que apenas se rebelaron Memphis Depay y Ryan Babel. Trippier, el lateral diestro, tuvo la sentencia, pero no la precisó Inglaterra porque no acabó apurada.
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