“¿Por qué el fútbol femenino no está en los libros?”
Amanda Sampedro, capitana del Atlético y de España, y Conchi Amancio, primera estrella de la historia de la selección, reflexionan sobre el progreso de su deporte
“El fútbol masculino sí que está escrito en los libros, en la historia, pero el femenino no. ¿Por qué?”, se pregunta Amanda Sampedro (24 años, Madrid), capitana del Atlético de Madrid, campeón de la última Liga Iberdrola, y tercera capitana de la selección española, con la que ha jugado dos Eurocopas y un Mundial. Enfrente tiene a Concepción Sánchez (60 años, Madrid), conocida como Conchi Amancio, que le está hablando de aquel día de 1970 en el Boetticher, en el barrio de Villaverde de Madrid, cuando se jugó ante 8.000 personas el que posiblemente sea el partido fundacional de fútbol femenino moderno en España. Conchi marcó en ese partido cinco goles y el diario Marca la bautizó al día siguiente como Conchi Amancio, porque su juego se parecía al del madridista. Luego se convirtió en la primera capitana de una selección femenina no reconocida por la federación y tras unos amistosos, Italia se fijó en ella y la fichó por el Gamma 3, histórico conjunto de Padua. Allí pasó por varios equipos y ganó ocho títulos de Liga y siete Copas. Se retiró en Inglaterra, en el Arsenal. Desde entonces vive en Bristol.
Pregunta. En el Boetticher había más gente que en un partido de la Liga de ahora.
Amanda Sampedro. Por ejemplo aquí, el año pasado cuando nos jugábamos la Liga, el estadio estaba lleno, pero eran dos mil y pico personas.
Conchi Amancio. Y no solo se llenó solo en ese partido, también en otros. Era una novedad. Hay que pensar los tiempos que eran. Hubo gente que nos cogió cariño. Burradas había en todos lados, pero suscitábamos simpatía. Había que echarle valor. Jugamos en campo de tierra con un balón duro...
A. S. ¿Mikasa o peor?
C. A. De cemento. No sé cómo podíamos jugar con esos balones, porque cuando estaba embarrado… Había mucho talento porque éramos jugadoras de calle. No teníamos escuela.
A. S. Eso es lo que creo que se echa de menos ahora. En mi época yo estaba todo el día con el balón en la calle, pero creo que hoy en día se echa de menos ver en la calle a niños y niñas jugando. Eso se ha perdido y es una pena. Creo que es donde más se aprende, aunque pueda parecer una locura. El fútbol de la calle es el que llevas dentro desde que has nacido.
P. ¿Cómo ha cambiado el fútbol femenino?
“Burradas hay en todos lados, pero suscitábamos simpatía”
C. A. El nivel del fútbol femenino ha subido de forma increíble, táctica y técnicamente. Hay una selección de jugadoras muy buenas. En aquellos tiempos la cuestión táctica era más complicada. No había la calidad que tenéis de entrenadores.
A. S. Ha aumentado mucho la exigencia. Se puede apreciar en las instalaciones y en la calidad de los entrenamientos. Tenemos entre cuatro y cinco sesiones a la semana. Algún día de doble sesión, con entrenador personal. Luego está la dieta, con la ayuda de un nutricionista, o la preparación mental, con un coach.
C. A. Cuando estaba en España los entrenamientos eran una aventura, dos veces por semana. No teníamos instalaciones. A veces lo hacíamos en un campo de tenis o en una cancha de baloncesto, nos apagaban las luces... Cuando me marché a Italia ya entrenábamos tres veces por semanas. Y me pagaban. Siempre he vivido del fútbol. Había jugadoras que no estaban de acuerdo conmigo cuando decía que el futbol femenino debería ser profesional.
P. Antes, había sido capitana de la primera selección española.
C. A. A mí todavía no me han reconocido mi carrera deportiva. Soy la primera capitana de la selección española. Guste o no. No éramos clandestinas. En 1971, jugamos el primer partido contra Portugal en La Condomina, en Murcia. La federación nos lo prohibió. No pudimos ni sacar la bandera. Había un árbitro federado que tuvo que salir en chándal.
“A veces entrenábamos en un campo de tenis. Nos apagaban las luces”
A. S. Me sorprende que no esté escrito en ningún sitio. Eso ha existido. ¿Por qué no está valorado como tal? Como la primera capitana de la selección o incluso una lista de todas esas jugadoras que formaron la primera selección española. Es bonito para todos. Es el inicio de todo.
C. A. Desde el 70 al 83, cuando fue reconocida. 13 años. Toda una generación.
A. S. Ahora dicen que está subiendo el fútbol femenino. Todo hubiera empezado antes.
P. ¿Qué retos hay para la selección en la actualidad? En Noruega, por ejemplo, la selección femenina cobrará lo mismo que la masculina. ¿Se puede pedir lo mismo en España?
A. S. Siempre pienso que querernos poner a la altura del fútbol masculino sería un error. Están muy, muy por encima en cuanto a ingresos.
P. ¿Ni en la selección?
A. S. No podemos comparar los ingresos que genera la masculina con lo que generamos nosotras. Pedimos que se valore nuestro trabajo. Nuestra capacidad y sacrificio como deportista de elite. Luchamos por primas, dietas, pero no por decir: “Págame lo mismo que a Sergio Ramos”.
P. Pero las dos selecciones representan a España.
A. S. ¿Por qué la sub-17 no cobra lo mismo si también nos representa? ¿Por qué el de halterofilia no cobra lo mismo que el fútbol si representa a España?
P. A ella la comparaban con Amancio. ¿Siguen comparando a las chicas con jugadores? ¿Han cambiado los referentes?
A. S. Ahora las niñas nos tienen como referentes a nosotras. En mi época, tenían que ser chicos, porque yo no conocía a las chicas. Pero poco a poco va cambiando eso. Todavía se escuchan comentarios en las gradas, comparándote con Griezmann o con otro. Las niñas te están viendo en la tele. Incluso es curioso, porque entrenamos con los niños del Atlético y también somos un referente para ellos, no solo para las niñas. Igual que ellas tienen como referentes a jugadores.
“No luchamos por decir: ‘Págame lo mismo que a Sergio Ramos”
C. A. A mí no me molestó que me llamaran Conchi Amancio. Además, le conocí. Creo que fue un honor. Y me he quedado con el apodo. Casi como una marca.
P. ¿Y si le dijeran Amanda Griezmann o Ronaldo?
A. S.Pues prefiero Amanda Griezmann.
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