Viñales y el valor de saber cuándo y cómo arriesgar, en Le Mans o Mugello
El piloto de Yamaha, muy agresivo en los finales de carrera, aprende a ser segundo
En Le Mans, en un duelo magistral al que solo le faltó Valentino Rossi en el podio, mostró sus cartas. El italiano se cayó en la última vuelta cuando intentaba recuperar la primera posición. Y Maverick Viñales estaba tan convencido de que podía ganar aquella carrera que llegó a confesar a los suyos que, de llegar juntos a la última curva, el cara a cara lo hubiera peleado “a todo o nada”. Sin complejos.
El de Roses tenía la moto y la mentalidad para imponerse en Francia. Se había preparado a conciencia. Tanto que ni se percató de que había perdido a Rossi por el camino y siguió dibujando una trazada súper defensiva hasta aquel último viraje. Entonces recordaba los consejos de su equipo, que le había advertido: “Ten cuidado en el último parcial, si haces tu línea normal se te colará por dentro y en la entrada a meta te la jugará”. Fue lo único que le dijeron. Además de prepararle una moto a medida para la ocasión.
“La moto estaba preparada para frenar fuerte y para la entrada a la chicane”, explican en su box. Lo que Viñales puso de cosecha propia fue rebuscar en los mapas que tenía configurados previamente para regresar en los compases finales de la carrera al más agresivo, el que le permitiría atacar y defenderse mejor. Lo mismo ocurrió este pasado fin de semana en Mugello. Solo que en el plan se coló un espontáneo.
Si la moto trabaja bien después de los libres de viernes y sábado, si no patina y tiene buen agarre trasero (lo que más le gusta al piloto español de la M1), el equipo le prepara una moto en la que predomina la potencia, a pesar de que así pierde control de tracción. A mitad de carrera, Viñales cambia el mapa: tiene menos potencia y el control de tracción le ayuda a gestionar el desgaste del neumático. En las últimas vueltas vuelve al plan inicial: todo por una buena frenada. Eso solo es posible si la goma ha resistido bien el envite. Y lo hizo. En Le Mans y en Mugello. Solo que en territorio italiano apareció, de la nada, Petrucci, y sorprendió al líder del Mundial en la última curva.
“Me estaba esperando al final para hacer mi ataque, como siempre, pero de golpe apareció Petrucci por dentro. No lo esperaba. Me fastidió un poco la estrategia”, confesaba Viñales. No se resignó, de hecho, le adelantó, con una excelente frenada en San Donato (primera curva), enjugó medio segundo de diferencia con la cabeza y llegó a pasar por meta en la última vuelta a ocho décimas de Dovizioso.
Pero el joven piloto de Yamaha sabe lo importante que es la regularidad para aspirar al título. La caída de Rossi en Le Mans le ayudó a ser cauto. “Estaba pensando durante toda la carrera no arriesgar más de lo necesario. Sabía que al principio tenía que marcar alguna vuelta rápida para romper el grupo y así lo hice, aunque no logré escaparme. Cuando Dovi me pasó intenté relajarme un poco, conducir un poco más fluido y conservar las gomas para que aguantaran hasta final”, explicaba. “Nunca tiré la toalla, pero me conformé con la segunda posición cuando quedaban tres vueltas. Estaba muy lejos ya. Y no valía la pena arriesgar viendo que mis rivales estaban detrás de mí”, añadió.
Pasado el primer tercio del campeonato el balance que hace el líder de MotoGP es positivo. Aunque se reprocha el único error cometido hasta la fecha: la caída en el GP de las Américas. “Estoy cabreado con Austin porque ahora estaríamos en una posición muy cómoda, pero intentaré no repetir el mismo error y acumular muchos podios [cuenta cuatro en seis carreras], será muy importante”.
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