El Betis desmonta a un Celta resacoso y deja casi zanjado el objetivo de la permanencia
Un gol de Brasanac solventa un partido en el que Berizzo apenas alineó de inicio a tres de los titulares que le ayudaron a llegar a las semifinales de la Europa League
Es la primera vez en toda la temporada que encadena dos victorias consecutivas y le sirve al Betis para casi solventar y garantizar su continuidad en Primera. Los de Víctor Sánchez del Amo tienen seis equipos por detrás en la tabla y 14 puntos de margen con el descenso cuando quedan por disputarse 15. Tantas semanas criticado por su gente, que con razón se quejaba de su chato despliegue futbolístico, el equipo que dirige Víctor Sánchez del Amo mostró al fin una buena cara a domicilio y tuvo el oficio preciso para, por una vez, ni siquiera pasar excesivos apuros en esos instantes finales que tantas veces le penalizaron.
El Celta estuvo resacoso por más que Berizzo apenas alinease de inicio a tres de los futbolistas que habían empezado el jueves el partido contra el Genk. En Bélgica estuvo todo el plantel, todos llegaron a Vigo pasadas las seis de la mañana del viernes y apenas dispusieron de dos sesiones de trabajo para preparar el partido contra el Betis. Mirar hacia tres competiciones exige servidumbres incluso a los más grandes, para el Celta supone un esfuerzo supremo, la necesidad también de explorar un fondo de armario que no viste con tanto lujo como el de sus mejores galas. El Betis olió el alcanfor y salió al campo como si no hubiese mañana. En menos de un cuarto de hora llegó al gol en cuatro ocasiones con un despliegue indetectable para su rival, con Joaquín y Ceballos al mando y Álex Alegría al remate.
Debió marcar el Betis y acomodarse en un partido más tranquilo, pero le falló el estoque y hasta pasó un mal rato, no tanto por aquello a lo que le obligó el Celta como por su imprecisión para sacar fruto del dominio que ejercía. Porque nada es eterno y Berizzo operó desde la banda para fijar a Radoja y no a Marcelo Díaz sobre Joaquín. Optó por realizar menos cambios en sus habituales marcajes al hombre y sí por ajustarlos de forma más severa y rigurosa sobre los motores verdiblancos. “Nunca vi una cosa igual”, explicó Ceballos tras el partido. El dominio no dejó de ser del Betis, pero se le cerraron bastantes caminos y la autopista por la que transitaba pasó a ser una bacheada ruta. El Celta se aplicó para guardarse, pero no trabajó la defensa donde acostumbra, no acudió a buscar al oponente, estuvo inexistente en la presión e irrelevante con balón. Seguramente no era justo pedirle más y en ese escenario el Betis supo imponerse. Apenas se vio en apuros en un error de Joaquín en un mal pase atrás que dejó a Bongonda solo ante Adán. Pero el extremo belga hace tiempo que semeja desconectado y estrelló la pelota en el cuerpo del meta, que además supo hacerse grande para tapar espacios.
El partido se le fue trabando al Betis, pero apenas se le complicó y el esperado arreón del Celta tras pasar por el vestuario se zanjó con un gol que decantó el partido, una muestra de coraje de Brasanac, que se lanzó a rematar un centro de Durmisi y mostró en esa decisiva acción que sobre el campo había un equipo con más que ganar que otro.
Berizzo no tenía el comodín de Iago Aspas, que veía el partido desde la grada. Tampoco el de Pione Sisto, pero con Beuvue, Jonny y Wass saliendo del banquillo, con el marcador en contra, desde luego, varió el sentido del juego. El centrocampista danés agarró la manija, sobrado de orgullo y de fútbol y el Celta quiso solucionar en veinte minutos lo que se había complicado en setenta, subió líneas, se fue por fin a buscar la pelota algo más adelante, pero al margen de aventuras individuales no acabó de encontrar argumentos para inquietar a Adán.
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