España se enclaustra y su afición se aleja
El equipo juega bien pero los campos no se llenan como antaño y Lopetegui insiste en el valor de entrenar a puerta cerrada hasta para preparar partidos amistosos
El 24 de marzo de 2013 la selección española se enfrentó a Finlandia en El Molinón durante la fase de clasificación del Mundial de 2014. El precio de las entradas osciló entre los 20 y los 45 euros. Se vendieron los 28.000 billetes del aforo. Casi un tercio más de lo que se vendió el pasado viernes, cuatro años más tarde, en el mismo escenario. Con los mismos precios de 2013 España recibió a Israel y casi un tercio del graderío quedó vacío. Apenas se vendieron 21.000, según se anunció por la megafonía. Señal de que al equipo de España lo asecha la desafección de su público.
El Molinón se llenó en la última jornada de Liga para recibir al Granada, con entradas rebajadas a diez euros. El jueves la selección Sub-21 recibió a Dinamarca en Murcia y vendió 25.000 localidades de entre 15 y 5 euros. “¿Cómo vamos a bajar las entradas de la absoluta por debajo de los 20 euros?”, lamentaban en la directiva de la federación.
En Las Rozas apuntan a que la mala entrada de Gijón se debió a las manifestaciones contra Israel que impulsaron los partidos de izquierdas desde el Ayuntamiento la tarde del partido. El despliegue de la Guardia Civil resultó extraordinario. Pero España tampoco llenó Los Cármenes en la última jornada de clasificación mundialista, en noviembre. La selección juega bien al fútbol pero eso no acaba de enganchar a la gente. Hubo seguidores apostados en las gradas de El Molinón que confesaron que se aburrieron.
“Me gustaría que todos los estadios estuvieran a reventar porque eso siempre genera un ambiente extra”, dijo el seleccionador, Julen Lopetegui. Bajo su mandato España afronta el desafío de renovar lazos de afecto. La hinchada se retira del equipo y, paradójicamente, el equipo se retira de la hinchada. La prensa genera cada vez más rechazo entre los futbolistas y, contra la costumbre de otras épocas, abundan los entrenamientos a puerta cerrada.
La preocupación de Lopetegui por entrenar la táctica en un clima de claustro priva a medios de comunicación y seguidores del contacto con los jugadores. En tiempos de Luis Aragonés y Vicente del Bosque —la época más exitosa en la historia de la selección, saldada con dos Eurocopas y un Mundial— predominaban los entrenamientos públicos. La caravana del equipo se mezclaba entonces con multitudes de niños vociferantes. Los jugadores refunfuñaban, pero se aguantaban.
Este martes la selección juega un amistoso con Francia en París. Tras ganar el encuentro oficial a Israel (4-1) todo hacía pensar en cierta distensión. Pero el equipo se acuarteló en Las Rozas desde el sábado. Solo abrió las puertas 15 minutos. “Priorizamos siempre la parte deportiva”, insiste Lopetegui. Son malos tiempos para el sentimentalismo.
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