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Ramos evita otro soponcio del Real Madrid ante el Málaga

Dos goles del capitán dan un respiro a los de Zidane frente a un meritorio Málaga que le exigió hasta el final

FOTO: Sergio Ramos marca el segundo gol del Madrid. / VÍDEO: Rueda de prensa de Zinedine Zidane tras el partido.Foto: atlas | Vídeo: FRANCISCO SECO (AP) / ATLAS
José Sámano

En días de pesadumbre, el Madrid se colgó de la percha de Sergio Ramos, un tipo optimista como pocos. El capitán fue el rasgo diferenciador en un partido poco fluido de los de Zidane, abrumados por las dos últimas derrotas. Y ya se sabe que el destemple forra las piernas de mármol. Así se vio al Madrid, pesadote frente a un Málaga con desparpajo, solo vencido a balón parado, suerte en la que Ramos es un titán y Kroos un geómetra de primera. Dos toques enroscados con mala uva por el alemán y dos tantos del zaguero, uno con un cabezazo de autor y otro con un pie oportunista en un milimétrico fuera de juego, compleja jugada para el juicio arbitral. Mucho más clara fue la tarjeta, la segunda, que indultó el árbitro a Casemiro ya en el tiempo añadido, con la garganta de la afición local anudada tras el tanto de Juanpi cerca de la hora de juego. Otro posible soponcio a la vista para un equipo sonado por los últimos azotes. Sin chispa y con poca dicha futbolística, ante los de Gato Romero no tuvo más catálogo que el del capitán blanco, todo un sedante para el Santiago Bernabéu.

Interiorizó el Madrid la sacudida de los traspiés frente a Sevilla y Celta. Guiños de este juego: en un club del eco del Real dos caídas pueden atribular tanto como para creer que los 40 encuentros precedentes invicto ocurrieron en el pleistoceno. Además, las idas a la lona afectan en todos los rincones, incluso en polos tan opuestos como Cristiano y Danilo. El genio luso, atrofiado ariete puro en las últimas jornadas, tampoco fue más recreativo con su antigua banda izquierda como punto de partida inicial. Se hizo un ovillo en sus tres primeras jugadas, rendido ante cualquier malaguista que se terciara, y se marchitó en un claro mano a mano con Kameni. Lo mismo le sucedió cuando el cuadro visitante apretaba con 2-1 tras una pifia monumental del portero camerunés, que luego resolvió ante el 7. Ni siquiera cuando cazó un disparo didáctico tuvo mejor fortuna: el poste derecho de Kameni escupió la pelota. Pese a figurar ya en los archivos del tesoro madridista, la hinchada asiste inquieta al aparente declive del portugués, cuya rebaja física, ya con otro chasis, le obliga a una mutación futbolística, más finalizador que extremo diabólico. Esta vez ineficaz en ambas facetas del juego.

Danilo no cuenta

Mientras se busca Cristiano, que remata mucho pero lleva nueve goles menos en el último curso, el caso de Danilo tiene poco remedio, si es que lo tiene. Con Carvajal lesionado, Zidane no solo prefirió a Nacho como lateral derecho, sino que con la lesión de Marcelo se inclinó por Lucas en ese puesto y Nacho en la otra orilla. Es más, por si Danilo, a la sombra en el banquillo, no había tomado nota, cuando el canterano multiusos se llevó un golpe de aúpa en una rodilla, el técnico francés prefirió apurar su recuperación antes que dar pista al brasileño.

Pese a las turbulencias institucionales, las bajas deportivas y algunos trompicones recientes, el Málaga no fue un opositor de medio pelo. Con su buena añada de venezolanos —Rosales, Mikel, Juanpi y Peñaranda—-, el sostén de pretorianos como Kameni, Camacho y el Chory Castro y la frescura de chicos como Fornals se batió con aplomo, no dimitió con el 2-0 y supo jugar con la destemplanza del Madrid de hoy. Primero se mantuvo al frente con el empuje de los locales en el arranque, sin mucha chispa, pero con el hilo de Kroos con Lucas. Un centro de este último lo cabeceó Benzema contra la hierba y el balón se alejó por poco de la red. Más bregador que iluminado, el Madrid no daba con Modric y a los desatinos de CR respondió el Málaga con un chut al palo del Chory y dos remates inmediatos, uno del uruguayo y otro de Fornals, que pusieron los focos sobre Keylor Navas. El Málaga que se desplegó en Chamartín nunca se ahorró jugadores en ataque, con un medio campo que hace de acordeón.

Lastimado Marcelo, Isco, su relevo, se ubicó como punta de un rombo en el eje del Madrid con Cristiano más centrado, ya en el radar de Benzema. No daba con la tecla el grupo de Zidane, hasta que Ramos tocó la corneta con dos goles en el tramo final del primer periodo. Ya suma seis dianas en la Liga, la mejor producción de su carrera. Su brindis con el Málaga viene de lejos: el 11 de diciembre de 2005, en La Rosaleda, marcó su primer tanto en Liga con los blancos. Por cierto, el pase se lo dio Zinedine Zidane.

Lo que ya parecía un himalaya para los de Romero fue desmentido en el segundo acto, al que se llegó con despeje a uno de sus postes de Mikel Villanueva. De regreso del descanso, el Madrid quiso capear sin éxito, congelar a su adversario hasta la banderilla final. Demasiado premioso no lo consiguió, ni en ataque estático ni cuando tras el gol de Juanpi después de una estupenda jugada de Juankar el Málaga dejo a Kameni casi a la intemperie. En un suspiro los de Romero no solo hicieron tiritar a la grada sino que a punto estuvieron de abrochar el empate un minuto después con otra parada de Keylor al Chory.

Con el marcador en el aire también se encadenaron los reveses de Cristiano, con gestos elocuentes por tanta contrariedad. Irrumpieron Kovacic y Morata, pero nadie logró alterar el guion. Una patada al aire del meta malaguista casi le cuesta la condena definitiva al Málaga, pero el camerunés reaccionó a tiempo de despejar en la raya de gol y luego se interpuso ante CR. Los de Romero intentaron rebelarse contra el destino y no perdieron la fe hasta el último segundo, cuando ya resoplaba todo Chamartín. Pero el Madrid acabó la primera vuelta tan líder como angustiado.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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