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El Alcorcón elimina a un estéril Espanyol en la tanda de penaltis

El cuadro madrileño da la sorpresa en Copa tras doblegar a un rival que forzó la prórroga en la recta final

Los jugadores del Alcorcón celebran su pase a los octavos de final, tras vencer en la tanda de penaltis al RCD Espanyol. EFE / Vídeo: Rueda de prensa de Quique Sánchez Flores tras el partido (ATLAS)Foto: atlas
Bernat Coll

Pocas competiciones penalizan tanto la desidia como la Copa. Jugó sin alma el Espanyol durante media parte y se quedó fuera en la rueda de los penaltis ante un bravo Alcorcón. El equipo de Quique fue incapaz de responder a la osadía y al orden del equipo de Julio Velázquez. Jurado y Gerard Moreno fallaron en la rueda de los penaltis a la que se llegó después de un partido más tenso que brillante en Cornellà. El Alcorcón recuperó su aura de matagigantes después que en 2009 echara al Madrid. Su triunfo amarga el fin de año al Espanyol, batido en el derbi barcelonés, timorato durante el primer tiempo, irregular como de costumbre —acumula solo cinco victorias en 18 partidos.

Sin urgencias en la Liga, Quique apostó por la Copa y planteó un once con aires de grandeza, nada que ver con la alineación de la ida. Siete futbolistas repetían después del derbi en el Camp Nou, y solo la entrada de los Duarte —este curso sin continuidad— varió la defensa habitual. El costarricense ocupó con solvencia el vacío que Diego Reyes, incómodo en el lateral, dejó en el eje, mientras que Rubén las pasó canutas para parar las internadas por su banda. El lateral, sin embargo, emergió salvador a los 40 segundos para bloquear a un remate de Tropi que olía a gol en un inicio eléctrico del Alcorcón.

De poco sirvieron los galones blanquiazules para contrarrestar la alegría y descaro que mostraron los muchachos de Velázquez en un inicio bullicioso y valiente. Álvaro Rey y Alejo corrían mucho por las bandas y poco se asemejaba el Alcorcón al equipo que tanto sufre lejos de Santo Domingo en Segunda A —ocupa el puesto 17. El equipo madrileño movía y movía el balón, ordenado y compacto, siempre con una marcha más que un Espanyol adormilado y sin ideas, pasivo. El balón cortejaba el área de Roberto, llovían los centros y los blanquiazules no pasaban de medio campo. El pequeño sometía al grande. Era el mundo al revés.

La sorpresa se anunció a los diez minutos y se concretó a los 20. Álvaro Giménez, goleador en la ida, se adelantó a Rubén Duarte a la salida de un córner y su cabezazo besó la red. La jugada retrató al lateral.

El gol desperezó al Espanyol y desesperó aún más a la escasa hinchada, indignada y ruidosa contra su equipo. Los muchachos de Quique buscaron el balón con ahínco, aunque el juego carecía de profundidad. Con la llave de octavos en el bolsillo, el Alcorcón se agrupó para achicar espacios y esterilizó el avance blanquiazul. En cambio, cada contra visitante amenazaba a la zaga local. Poco abrigado, Diego Reyes sufría y Gerard Moreno marraba poco antes del descanso un clarísimo remate en la boca de la portería del Alcorcón.

Quique se corrigió en el descanso con la entrada de Hernán Pérez y Melendo. El doble cambio dinamizó el ataque, pero el bullicio catalán fue efervescente y el Espanyol volvió a ser demasiado inocuo. El conjunto blanquiazul empujaba e insistía, pero el balón corría más lento que el reloj y los octavos parecían invitar definitivamente a pasar al Alcorcón. Con el abismo a la vista, Hernán Pérez remachó a falta de diez minutos del final un centro de Aarón y la eliminatoria se decidió en los penaltis después de una prórroga sin dominador. Y allí, el Alcorcón solo falló un tiro por dos el Espanyol, que en toda la ronda solo remató tres vece entre palos.

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Sobre la firma

Bernat Coll
Periodista centrado actualmente en la información sanitaria. Trabaja en la delegación de Catalunya, donde inició su carrera en la sección de Deportes. Colabora en las transmisiones deportivas de Catalunya Ràdio y es profesor del Máster de Periodismo Deportivo de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.

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