Araujo, de héroe a villano

De héroe a villano. El delantero argentino Sergio Araujo sigue en las pantallas de televisión, pero por motivos muy diferentes. Si el sábado pasado marcó para Las Palmas el gol del empate contra el Real Madrid (2-2) a cinco minutos del final, ayer las cámaras le enfocaban cuando entraba en un juzgado acusado de un delito contra la seguridad del tráfico. La Fiscalía pide 11 meses de prisión y dos años de privación del permiso de circulación por negarse el lunes a someterse a un control de alcoholemia.

Una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico vio su coche detenido incorrectamente en un carril de incorporación a la autovía, a las 7.45 de la mañana. A continuación, los agentes observaron síntomas de ebriedad en el delantero argentino. Este se negó a someterse al control. Según el atestado, el futbolista replicó: “No soplo, yo no conducía. Son unos mentirosos, unos conos. No sirven para nada, en vez de ayudarnos nos joden. Cabrones... No sé para qué escribís tanto. Yo no me voy a presentar, lo hará mi padre con mi abogado y mi presidente lo solucionará todo”.

Araujo será juzgado el 26 de octubre. Es un nuevo capítulo de indisciplina en la trayectoria de este joven jugador (24 años) que en Las Palmas parecía haber reconducido una carrera que partió como una promesa —“pintaba para figura”, dice Alfio Basile, el entrenador que le hizo debutar en Boca Juniors—, que le llevó al filial del Barcelona pero que no cumplió las expectativas. En marzo pasado, fue multado con 10.000 euros después de verse involucrado en una pelea en un local nocturno, en el que se encontraba con su compañero Nauzet sin tener permiso del club.

“Hay chavales que necesitan un poco de ayuda, quizá no han tenido la formación que tenían que tener y se han confundido de camino en ocasiones. Tratamos poco a poco de ir mejorándolos, convenciéndolos, no es fácil. Pero bueno, hacemos todo lo posible por no perderlos, porque sigan el camino que tiene que ir. A veces uno necesita ayuda, hay unos condicionantes que son complicados y hay que cuidarlos”, dijo su entrenador en Las Palmas, Quique Setién, en Radio Marca. “Yo ni voy a defenderle ni a condenarlo. La realidad es que tiene buenos sentimientos y a veces se equivoca como hemos hecho otros, quizá en un extremo que ya es excesivo. No nos queda otra que echarle una mano y ayudarle para que esto no vuelva a pasar. Hay momentos en que se pierde, se olvida de quién es. Una parte de su cerebro tira en sentido contrario”.