El conjunto español de rítmica logra la plata
El equipo capitaneado por Quereda obtiene el mejor resultado olímpico desde el oro de Atlanta 96
Desafiaron a Rusia, el dream team de la gimnasia rítmica, la pusieron contra las cuerdas en la primera rotación y solo un soberbio mixto (6 mazas y dos aros) pudo con esta España gigante sobre el tapiz que guardó para su cita más importante, el desafío olímpico, su mejor actuación. El trabajo, las horas de entrenamientos y el dolor invisible de unos cuerpos desgastados por las contorsiones recibieron este domingo una plata como recompensa descomunal al trabajo de toda una vida. La de Alejandra Quereda (24 años), Sandra Aguilar (24), Lourdes Mohedano (21), Elena López (21) y Artemi Gavezou (22) fue la 15ª medalla (de las 17 totales) para la delegación española en Río, la quinta de plata.
En rítmica, es el mejor resultado desde el oro de Atlanta 96, cuando Marta Baldó, Nuria Cabanillas, Estela Giménez, Lorena Guréndez, Tania Lamarca y Estíbaliz Martínez, las conocidas como niñas de oro, consiguieron el único título olímpico que no han ganado las rusas. El relevo a esa generación ya tiene nombre y apellidos, aunque no hayan podido igualar su primer puesto y de niñas tengan poco. Maduro, inteligente, competitivo hasta la médula, el conjunto español puede contar entre sus logros el haber sido el único conjunto que ha conseguido realizar en Río cuatro enteros prácticamente limpios, sin fallos aparentes.
A Rusia se le fue una cinta al suelo en la primera rotación, donde obtuvo pese al fallo 17,600 (8,900 en dificultad y 8,700 en ejecución) a solo dos décimas de las españolas, 17,800 (8,900 en dificultad y 8,900 en ejecución). Pero la cinco veces campeona olímpica guardó para el mixto un entero brillante, inalcanzable por su dificultad (9,400 el de las rusas, 9,000 el de las españolas) y con él sumaron un total de 36,233, por delante del conjunto capitaneado por Quereda (35,766). Bulgaria se llevó el bronce (35,766) con los mismos puntos que España, pero con una nota de ejecución menor, criterio que deshizo el empate.
La puesta en escena del sábado mandó el primer aviso: España quería el oro. Se clasificó con la mejor nota, por delante de Rusia, y las sensaciones se dispararon, aunque también la prudencia: en la final se partía de cero.Tras la primera rotación, España volvía a ocupar esa primera plaza, a dos décimas de las rusas, a una de Bulgaria. Todo se decidiría en la segunda rotación, con las 6 mazas y los dos aros. España clavó la nota del día anterior (17,966) mientras la seleccionadora, la bielorrusa Anna Baranova, rompía a llorar abrazada Sara Bayón, la segunda entrenadora.La medalla estaba en el bolsillo y el oro seguía siendo posible. El nivel subió y cuatro conjuntos bordaron sus ejercicios con mejor nota que España: Bulgaria (18,066), Italia (18,033), Bielorrusia (18,016) y Rusia (18,633). Sin embargo, solo las rusas sumaron más en el total. El sueño del oro se desvanecía; emergía una plata casi tan valiosa.
La medalla es también la recompensa al trabajo de Baranova y Bayón. Un cuerpo técnico que tomó las riendas del equipo por segunda vez en 2011, meses antes del preolímpico de Londres, donde consiguieron una clasificación para unos Juegos en los que el conjunto rozó el bronce. Fueron cuartas cuando nadie lo esperaba, pero supo a poco por la polémica que rodeó a la puntuación de Italia. La revancha en Río mandó a las italianas a esa cuarta plaza amarga, pero ahora sin debate alguno.
Evolución ascendente
Los resultados olímpicos también son un reflejo de la evolución del conjunto español. En Sídney fue décimo, en Atenas séptimo y en Pekín undécimo. En Londres ya estaban cuatro de las ahora subcampeonas olímpicas: Alejandra Quereda, Elena López, Lourdes Mohedano y Sandra Aguilar.
La vuelta de Baranova, que fue seleccionadora en una primera etapa entre 2004 y 2008, se ha revelado ahora como uno de los aciertos de la federación. Una decisión de la que presume su presidente, Jesús Carballo, que asegura que fue su primera apuesta en rítmica cuando accedió al cargo. Desde 2012, el camino de este equipo, en el que también han competido gimnastas como Loreto Achaerandio y Lidia Redondo, ha sido ascendente. Fue campeón del mundo en mazas en los mundiales de 2013 y 2014. En el de 2015 fue bronce en la general, el mejor resultado desde 1998. Pero como los grandes equipos han dejado lo mejor para el final, el cénit de Río bañado de plata.
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