Hungría regresa a lo grande
El cuadro magiar derrota a una decepcionante Austria en su vuelta a las grandes competiciones de selecciones después de treinta años de ausencia
Después de treinta años ausente de los grandes escenarios se dio una alegría Hungría, un triunfo ante Austria, su enemigo más fratricida, que le enfila hacia los octavos de final. Era complicado imaginarlo porque tiene peores futbolistas que su rival en este reestreno en las mejores carteleras, pero ganó con solvencia y merecimiento porque no anda sobrada de fútbol, pero tiene buenas intenciones y sobre todo alma. Hungría jugó con la pasión que se le supone a quien se pasea por un sueño. La Eurocopa es un premio para una selección venida a menos, pero que representa a un país futbolero.
En ese guiño a su gloriosa historia, Hungría se presentó respetuosa con el pasado. Bajó el balón al piso, lo sobó y a partir de su posesión trató de avanzar, le costó saltar líneas pero cuando lo consiguió amargó a los austriacos, les marcó un gol en una maravillosa combinación entre el mediapunta Kleinheisler y el delantero Szalai y, ya con el viento a favor, puso la puntilla en una de las contras que tuvo cuando su oponente se lanzó a por la igualada.
Austria decepcionó. Intuyó de inicio por donde iba el partido y buscó alternativas. Tenía mimbres para proponer otros planes. Comenzó desbocada, con un misil de Alaba que se fue teledirigido hasta el palo cuando aún no se había cumplido un minuto de partido, buscó crecer con buen pie, pero tampoco le dolió enfilarse hacia el fornido delantero Janko y encontrar opciones en sus prolongaciones. Acabó entregada a la nadería, empujada por Alaba, que estuvo sobreactivado y con un punto de excitación. El magnífico lateral del Bayern opera en su selección por dentro y como centrocampista ofensivo con el mismo talante industrioso que exhibe en su club. Una vez más fue a todas, pero no tiene la pócima para centrar, pasar y rematar al mismo tiempo. Sin apenas compañía, porque Arnautovic apenas apareció en una acción en la primera parte para habilitarle ante Kiraly, acabó devorado por el partido.
Triunfó Hungría y lo hizo su veterano meta, que se convirtió en el futbolista más veterano en disputar una Eurocopa. No fue un regalo. Kiraly contribuyó al triunfo de su equipo con una aportación que fluctuó entre el sosiego para manejar los tiempos cuando el balón no estaba en juego y sí en su poder y la explosividad para intervenir cuando se lo requirieron los delanteros de Austria. Junuzovic le exigió, con el marcador a cero, a sacar una mano prodigiosa.
Dictaba Austria, pero Hungría siempre acechó. Lo hizo Dzsudzsak en un par de oportunidades antes de que llegara la ventaja. Ahí, al verse por debajo, se enrabietó Austria. Se fueron sus jugadores como lobos a por el empate y lo tuvieron en una acción que se frustró por falta previa del central Dragovic, una infracción que además le mandó a la caseta por una segunda tarjeta amarilla cuando casi quedaba media hora por jugar. Arriesgó entonces Austria, pero se cayó, castigada al final ante la algarabía de sus vecinos.
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