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James se divierte con Colombia

El capitán cafetero lidera la victoria (2-1) ante Paraguay y clasifica a Colombia para la siguiente ronda

Javier Lafuente

Tuvo que acabar la temporada con el Real Madrid para ver el mejor partido de James con una zamarra blanca. El capitán de Colombia se presuponía entre algodones y no solo completó el partido contra Paraguay; lideró a su selección, primera clasificada para cuartos de final, pese a las molestias en un hombro. Una lección de coraje que engatusa a los aficionados colombianos, dolidos como estaban por su suplencia en Chamartín, una afrenta para todo el país.

Cuentan quienes siguen a la selección colombiana que en los dos últimos partidos de clasificación para el Mundial de Rusia, ante Bolivia y Ecuador, jugadores con ascendencia en el vestuario cafetero, como Zapata, se sentaron con James y le hicieron ver que de él dependía su futuro. Inmerso en sus peores meses en Madrid, le transmitieron que ya no era el 10 cuasi desconocido que deslumbró en Brasil. Tampoco el que penó en Chile después de un gran año en Chamartín. Le reclamaron, vaya, liderazgo, que se echase al equipo encima, que cargase con el peso del brazalete.

James se transforma en Mr. Hyde con la selección, intratable, corajudo, lejos de la imagen pasota a la que ha acostumbrado en los pocos minutos que ha tenido este curso en el campeón de Europa. Se siente James cómodo y arropado, empezando por su técnico. Si Zidane se hartaba de repetir lo buen jugador que era el 10, para luego sentarlo en el banco, Pékerman lo mima como un padre. “No quiero apresurarme con James”, vino a decir el argentino la víspera, pendiente como estaba el equipo, el país, del hombro del capitán.

De las botas de James surgieron el juego y los dos goles de Colombia. Un saque de córner terminó con un cabezazo impecable de Bacca, que abría el marcador. Incombustible el barranquillero, al que solo le faltaba anotar para reafirmar el buen momento por el que atraviesa. El ariete fue clave en el segundo tanto. Logró arrastrar a la zaga paraguaya antes de que el balón terminase, perdido, en los pies de James. Con un zurdazo al palo largo del meta paraguayo parecía sentenciar el encuentro y el pase a la siguiente ronda. Las redes sociales, reflejo del exacerbado orgullo patrio colombiano, se cebaron entonces con Zidane, culpando al técnico francés de no contar con su capitán; olvidando, de paso, que el Madrid no lo necesitó para ganar la Undécima.

Fueron los mejores minutos de James de blanco, por ese guiño que Colombia ha querido a la primera camiseta que vistió en una Copa América, allá por 1945. Una operación de marketing de libro que Adidas parece haberse empeñado en enterrar después de confundir en Estados Unidos el nombre del país por el de su pronunciación en inglés. It´s Colombia, not Columbia, se afanan en recordar los colombianos. Por mucho que el soccer eche raíces en Estados Unidos aún hay muros que tumbar, pese a que algunos se empeñan en levantar más.

Pese a su gran primera parte, los de Pékerman sufrieron en la segunda mitad ante el empuje paraguayo. El gol de Víctor Ayala encogió a Colombia, salvada por un magistral Ospina, quien, como a su cuñado, el capitán, muestra su mejor versión en la selección. Volvió a sembrar dudas Colombia sobre cómo se desenvolverá la tricolor ante un equipo con más cuajo. Incertidumbres que aún podrá despejar ante Costa Rica, ya con el pase garantizado. De lo único que hay certeza es de que James, el líder, es otro con Colombia. Lo dijo al final del partido: “Aquí juego cojo, aquí estoy feliz”.

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Sobre la firma

Javier Lafuente
Es subdirector de América. Desde 2015 trabaja en la región, donde ha sido corresponsal en Colombia, cubriendo el proceso de paz; Venezuela y la Región Andina y, posteriormente, en México y Centroamérica. Previamente trabajó en las secciones de Deportes y Cierre del diario.

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