El ‘soccer’ no es solo para blancos
Varias fundaciones en Estados Unidos impulsan el fútbol para ayudar a las comunidades con menos recursos
Una pelota para alumbrar el futuro de los niños marginados. Suena al eslogan de un programa de búsqueda de talento en los guetos más deprimidos de África o América Latina. No hay que irse tan lejos. Esa la misión que guía el trabajo de la fundación Soccer in the Streets en el país más rico del planeta, donde la desigualdad no para de crecer. Esta fundación utiliza la fuerza del deporte más popular en el mundo para influir en las comunidades urbanas más pobres de Estados Unidos.
El primer chut lo pegaron hace casi tres décadas en Atlanta, buscando dar la mano a los jóvenes para sacarlos de la calle y evitar así que acaben atrapados en las garras de la violencia y las drogas. “Usamos el fútbol como anzuelo para que aprendan a superar los retos que tendrán que afrontar en sus vidas”, señalan los responsables de este laboratorio social. El Mundial de 1994 dio un impulso a su labor y desde hace seis años celebran sus propios torneos para recaudar fondos.
El programa de Fútbol en las Calles, explican desde la organización, está pensado para preparar a los jóvenes dentro y fuera del terreno de juego. Estos chavales suelen formar parte de familias en dificultad que viven en barrios dominados por latinos y negros, los económicamente más desfavorecidos. “El fútbol es un medio para enseñarles las lecciones de la vida y prepararlos en sus carreras”, añaden, al tiempo que sirve para abrir un canal de comunicación con sus familias.
El programa Fútbol en las Calles usa el fútbol para trabajar con los niños dentro y fuera de la cancha
Lauren DuBois puedo haber optado por no volver más al campo de fútbol cuando el entrenador le dijo se fuera a casa si lo que le interesaba era mirarse las uñas en lugar de sudar la camiseta como el resto. Ahora esta adolescente enseña a niños de seis años a superar los obstáculos que se le presentan en la vida dando patadas a la esfera de cuero por el césped, mientras estudia un máster en psicología.
La suya es una de las muchas historias sobre cómo el fútbol puede ser un catalizador en las calles más difíciles de un país donde el béisbol, el baloncesto y el fútbol americano fueron hasta no hace mucho los grandes referentes para los jóvenes. El actor Steven Yeun, conocido por interpretar a Gleen en Walking Dead, destaca el papel que un deporte como el fútbol puede desempeñar en las comunidades cuando ayuda a sus jóvenes a prosperar.
La Urban Soccer Leadership Academy en San Antonio (Texas) cuenta, por ejemplo, con un programa pensado para mandar escolares sin recursos a la Universidad. Esta organización se centró inicialmente en la integración las comunidades de inmigrantes latinos. Ahora incluye barrios afroamericanos. El fútbol, explican desde Soccer for Success, fomenta la integridad, el respeto y la responsabilidad cívica. Pero a diferencia de otros países, es un deporte nada democrático.
Lo interesante, como señalan desde la Federación de Fútbol de EE UU, es que ayudando a sus comunidades contribuyen a resolver la falta de diversidad que arrastra este deporte. El soccer, pese a su popularidad cada vez mayor, sigue confinado a los barrios ricos blancos de los suburbios. El coste de los cursos y de los torneos son demasiados caros para las familias con menos recursos que viven en las ciudades.
No pueden costearse ni el transporte para ir a los partidos. Eso está provocando que se escape mucho talento natural, como señalan desde Fútbol en las Calles, “el que no puede comprarse con los ceros que se escriben en un cheque”. “Cuando permites el acceso a más gente a jugar al fútbol se pueden producir muchos y mejores jugadores”, señalan desde la fundación, “vemos que el talento está creciendo”.
La idea del grupo de trabajo sobre diversidad de la Federación de Fútbol estadounidense es utilizar la experiencia de estas organizaciones para crear academias que permitan empezar a romper el muro que divide a ricos y a pobres, para que el fútbol deje de ser un deporte para las élites. La experiencia de Mundial de 1994 es difícil de replicar pero la Copa América y los Juegos de Brasil serán de gran motivación.
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