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El Baskonia deja al Real Madrid en la cuerda floja

Un triple de Bertans sobre la bocina sentencia el partido. Los blancos, obligados a ganar en la última jornada

Sergio Rodríguez ante Adams.
Sergio Rodríguez ante Adams.L. RICO

El Madrid disfrutó y sufrió al cincuenta por ciento en el Buesa Arena ante el Baskonia. El problema para el equipo blanco es que lo hizo por ese orden: disfrutó en la primera mitad, cuando mantuvo una ventaja de 10 puntos, y sufrió en la segunda, cuando el Baskonia se desmelenó y le obligó a combinar muñeca y psicología para capear el temporal. Al final, un triple de Bertans, tras un escorzo, a falta de un segundo, le descabalgó de su primer sueño: ganar al Baskonia para no jugarse el pase a cuartos de final en la lotería de la última jornada.

Los sueños, así ordenados, disfrute y sufrimiento, producen pesadillas. Quizás por eso, por lo juguetonas que son las circunstancias, quiso el destino que fuera el jugador más descentrado, Bertans, tres faltas en unos pocos minutos, quien tuviera el honor de decidir el choque, pisando en el marcador los nombres propios con mayúsculas de Bourousis, James y Hanga en el Laboral Kutxa y de Sergio Rodríguez, Llull y Ayón, en el Madrid.

El Baskonia solo consiguió empatar el partido mediado el tercer cuarto (54-54), tras el 0-0 con el que obliga a partir la competición. Y solo se puso por delante, un par de minutos después. De hecho, solo fue por delante en cuatro ocasiones hasta que llego el triple de Bertans que incendió el Buesa Arena. ¿Por qué? Porque no es lo mismo llegar que estar llegando. El Baskonia partía con la clasificación asegurada para los cuartos de final y el Madrid, como dijo Laso, jugaba sin red, como los atrevidos trapecistas que miran la lona y no ven nada en medio. Por eso, salió con otras revoluciones, con un dominio de la situación que no tenía el conjunto alavés, mal dirigido por Adams y con los jugadotes confusos. Lo ideal para tipos como Llull, Rudy Fernández o Ayón, intrépidos y atrevidos. El problema del Madrid era el esperado: la entrada de Bourousis al parqué. Y así fue. Pero sobre todo lo fue también la reacción visceral del baskonista James en el tercer cuarto que rompió la canasta del Madrid a base de triples, siempre muy lejanos, como si su muñeca fuera de plastilina y la moldease a su gusto.

Resistió el Madrid respondiendo desde la distancia, pero el Baskonia le había comido medio bocadillo cuando parecía no tener hambre. Bourousis se adueñó del rebote defensivo y Hanga le acompañó con acciones espectaculares. A saber: tapón en su canasta y en la misma jugada mate en la del Madrid tras un contragolpe. Hanga es un jugador tan artístico como irregular, tan atlético como impreciso. Un lujo para los fotógrafos. Y en el duelo de triples, Sergio Rodríguez falló un tiro libre que le daba la opción al Baskonia, con cuatro segundos, de llevarse el partido. Y entonces apareció Bertans, el desheredado para repartir la herencia. El Baskonia se asegura el factor cancha para cuartos de final y el Madrid se los jugará contra el KhimkI en la última jornada.

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