El cambio de Piqué expresa la debilidad del Barcelona
Su compañero en la zaga, Mascherano, se multiplicó en ausencia del central catalán
Jugaba Piqué con una tarjeta amarilla desde que en el minuto 16 el colegiado murciano José María Sánchez Martínez entendió que el derribo a Samu Castillejo merecía tal sanción. Apenas cinco minutos después, el central se fue al suelo para cortar un avance de Denis Suárez y, claramente, tocó el balón con la mano. Debió entender el árbitro que no hubo intencionalidad o resultó que no vio el contacto, y Piqué no vio la segunda cartulina amarilla que le hubiera supuesto la expulsión y perderse el clásico contra el Madrid del 2 de abril. Una decisión que generó mucha polémica y debate en las redes sociales incluso.
Piqué no conectó ayer a través de Periscope, pero sí respondió a un mensaje de twitter del periodista Pedro J. Ramírez. “Si esto no es expulsión que venga Dios y lo vea). La clara roja a Piqué q el árbitro no quiso ver”, escribió el director de El Español. El central, indignado , le respondió: “¿Por qué usted no habla de la primera amarilla? Porque no le interesa. Sáquese la camiseta cuando haga periodismo”.
Al inicio de la segunda parte, con ventaja de 0-2 para el Barcelona, Luis Enrique miró al horizonte, atendió a los dos partidos de la selección que aguardan al central, vio asomar al Madrid en la lejanía y prefirió guardarse al mejor seguro de la zaga. Y por quinta vez en los 23 partidos de Liga en los que ha participado, todos como titular, Piqué fue sustituido.
Mathieu ocupó su plaza en Villareal El francés es, por delante de Bartra y Vermaelen, el tercer central de la plantilla. Su rendimiento acostumbra a convencer cuando es titular, pero le cuesta ponerse en forma si sale desde el banquillo. Ya sucedió contra el Deportivo, cuando sustituyó a Alba, jugó como lateral y el Barça dejó escapar dos puntos: de ir ganando por 2-0 se dejó empatar por los gallegos. Igual que ayer: 2-2.
Mascherano, al rescate
Sin Piqué, al Barça se le quemó el rancho —como decía Pellegrino— y Mascherano no dio abasto para apagar el incendio que se montó ante Bravo. El Jefecito recuperó por la izquierda, por la derecha y por el centro como un poseso. Hasta ocho balones rebañó el argentino, otra vez el que más del equipo. Piqué se fue con cuatro.Mathieu solo se llevó 2. “Tuvimos 15 ó 20 minutos que nos costaron mucho, cuando nos empataron. Después nos costó volver a entrar en el partido. Jugó en la cabeza que el Villareal había remontado”, admitió el argentino, el que mejor mezcla con Piqué. El Barça tiene un serio problema con los centrales cuando faltan ambos o uno de los dos.
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