“Hemos bajado al barro y el barro te devuelve la ambición”
La directora técnica de la sincro española reflexiona sobre la eliminación del equipo en el preolímpico para acudir a Río
El equipo de natación sincronizada fue, desde los Juegos de 2004, una de las perlas de la corona de la delegación olímpica española. La eliminación en el preolímpico del fin de semana pasado lo excluye de los Juegos de Río. En plena conmoción, la directora técnica Ana Montero (Madrid, 1980) reflexiona sobre las consecuencias de un hundimiento que, según dice, no le arrebata el optimismo.
Pregunta. ¿Por qué España no tendrá un equipo en Río?
Respuesta. El origen de esto es el cambio generacional. Tanto por experiencia competitiva como por rendimiento individual.
P. Si hay un cambio generacional, ¿entonces cómo se explica que en 2012 el presidente de la federación, Fernando Carpena, anunciara que lucharían por el oro olímpico en el mismo acto en que la presentó a usted como sustituta de Ana Tarrés?
R. Lo sabe cualquier psicólogo deportivo: los deportistas tienen que entrenarse para ganar. Decir que iban a ir a participar habría sido malo para el deporte. Es la competición la que debe determinar quién es mejor que quién. ¡Claro que es difícil ir a por el oro! Rusia ha ganado todos los oros desde 1998… pero tenemos motivos para ilusionarnos con el futuro porque hay nadadoras jóvenes con mucho talento…
P. ¿Cómo se mide ese potencial?
R. Por las competiciones internacionales de categorías inferiores, que miden el dominio de la técnica individual básica. Hasta hace poco, las 12 chicas que llevaba Rusia quedaban las primeras del ránking. El año pasado, por primera vez, en categoría infantil España tuvo tres nadadoras entre las diez mejores del mundo. En júnior la tendencia es similar. Las españolas se están colando entre las rusas con cierta frecuencia, siguiendo la estela de Ona Carbonell, que lo consiguió en su momento.
Soy optimista porque en categorías inferiores las españolas se están colando entre las rusas con más frecuencia que nunca
P. La puntuación de las rutinas por equipos en los Mundiales de Kazán, donde España fue quinta, empeoró en Río. ¿A qué atribuye la caída?
R. Esta generación viene con unas cualidades técnicas no tan buenas como la generación que la sucederá. Esto no quita que estas nadadoras hayan hecho un grandísimo trabajo por estar entre las mejores con esta calidad técnica.
P. ¿Entonces el problema es la falta de calidad?
R. No. Concluir esto sería un grandísimo error. El problema es que es gente menos experimentada, más joven, y sí, de inicio, con una técnica individual y objetiva de resultados más flojitos. Esto es así porque se ha medido desde las categorías inferiores. Y el cambio de reglamento, que valora mucho más la dificultad de la ejecución técnica, nos ha penalizado. Pero es cuestión de tiempo el que España se recupere porque tenemos nadadoras en categorías infantil y júnior, de entre 14 y 20 años, con un gran futuro.
P. ¿Se puede medir la evolución de la calidad de la cantera Española?
R. En el 2006 la media de clasificación de España en los campeonatos de categorías inferiores era el 60º aproximadamente, de entre 250 participantes; entre 2008 y 2012 el puesto medio empeora y se aproxima al 80º. En 2014 la media baja al 37º. Esto es un índice del talento y revela un cambio brutal.
P. ¿En qué plazos se puede volver a aspirar a medallas?
R. Hay que hacer un análisis exhaustivo y todavía no lo hemos hecho. La reunión técnica para establecer las amenazas y las fortalezas no la hemos hecho todavía. Nos tenemos que resetear.
El problema es que esta generación es menos experimentada, más joven, y sí, de inicio, con una técnica individual y objetiva de resultados más flojitos
P. ¿Y los Juegos de Japón 2020? ¿Hay precedentes de un país que pasa de estar eliminado en unos Juegos a subirse al podio en los siguientes?
R. Ucrania podría ser un ejemplo. El equipo ucraniano no se clasificó para Londres 2012 y ahora aspira a subir al podio.
P. Habla como si existiera alguna ventaja inherente al fracaso en el preolímpico.
R. Hemos bajado al barro. Y el barro te devuelve esa ambición por volver a subir que es la que ha tenido Italia y nosotras a lo mejor no. No es lo mismo soñar con conseguir algo que nunca tuviste que luchar por lo que ya tienes. Ha sido un máster. No volveríamos a actuar igual en muchas cosas que no son de pie de piscina... Sobre las horas que echamos en la piscina y en el entrenamiento no tengo ninguna duda. Ha habido otros factores que enmarronan, como la confianza, la seguridad y la motivación… que no hemos vivido igual. La experiencia del fracaso es un valor que mi generación sí tuvo entre 1995 y 2006. Ahora el éxito que tenemos que conseguir es formar un equipo y llevarlo a la madurez a partir de referentes como Paula Ramírez, que es la más joven del equipo, ha demostrado una valentía ejemplar para competir.
P. ¿Qué errores han llevado al equipo a la eliminación?
R. Son muchos factores. Muchas pequeñas cosas que conozco y no diré porque no quiero que se nos haga más daño. Y cosas que todavía no hemos descubierto porque todavía no hemos hecho un análisis profundo.
P. ¿Qué cambios prevé? ¿Se ha planteado la dimisión o la destitución de entrenadores?
R. No habrá despidos. Habrá un cambio de estrategia para empezar desde abajo con la gente que hemos traído nosotras. Esa Sara Saldaña, esa Berta Ferreras, esa Helena Jauma, Itziar Sánchez… Me hacen mirar el futuro con optimismo.
P. Ana Tarrés compara el caso de España con Ona Carbonell con Francia con Virginie Dedieu en 2000. Ambas selecciones se hundieron cuando la prioridad se centró en las estrellas y sus dúos.
Si Ona hubiese competido siempre el equipo tampoco se habría clasificado para los Juegos
R. Nadie conoce mejor las actuales circunstancias que nosotras. No me arrepiento de lo que hicimos. La diferencia entre Ona y sus compañeras es grande. Por más que Ona hubiese competido siempre con el equipo no habría podido clasificarlo para los Juegos. Una persona no hace un equipo. Sería un error cargar todo el peso sobre Ona.
P. ¿No cree que a Ona le ha costado nadar con el equipo, con el sacrificio que eso supone, a sabiendas de que hiciera lo que hiciera nunca se clasificarían para Río?
R. ¿Usted cree que no compitió porque sabía que no se clasificaría?
P. Solo pregunto hasta qué punto esta evidencia del esfuerzo estéril pudo pesar en su ánimo.
R. Pesa más pensar que debes nadar 14 pruebas y que tus rivales se reservarán. Pesa más que el cuerpo técnico decide que ella debe hacer un cambio en 2014. El preolímpico es totalmente distinto. Ona ha entrenado muchísimo con el equipo. Es absolutamente injusto decir que no quería competir. Su participación en la rutina técnica en Río la engrandece. No ganó la rutina libre por un tema médico.
P. ¿Configurar el dúo de Ona con Gemma Mengual no es una decisión extrema, tratándose de una nadadora de 38 años?
R. Ella lo quiso y no había otro recambio para un resultado inmediato. Para participar en Río, podíamos hacerlo fácilmente con Clara Camacho o Paula Klamburg. Para competir por medallas, no.
P. ¿Hay precedentes de medallistas de 38 años?
R. No. Es un gran desafío.
P. ¿Por qué destituyeron a Ana Tarrés?
R. Eso hay que preguntárselo a Fernando Carpena. Yo no dudo de su profesionalidad.
P. ¿El gasto de la natación sincronizada ha aumentado? ¿Cuál es el presupuesto aproximadamente?
R. En 2013 hubo un recorte importante. Descontando los sueldos fijos, serían unos 400.000 euros anuales.
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