Contador acelera, pero se le escapa la bonificación

Entre la plaza Vendôme de París, la del monolito y las joyerías, y el pueblo de Vendôme, junto al Loir apacible, entre châteaux y mansiones con tejado de pizarra que brillan negrísimos bajo el cielo gris en los planos aéreos televisivos, hay 177 kilómetros y un mundo que los ciclistas de la París-Niza atravesaron por carreteras estrechas y azotadas por el viento frío y, a veces, dando la vuelta al pueblo, por caminos rurales empedrados de blanca gravilla calcárea y limoso barro gris claro.

En esa carrera invernal casi de nieve, agitada desde el principio por la voluntad del Sky poderoso, Alberto Contador, el hombre del verano, aceleró vanamente intentando una bonificación que le arrebató el gran favorito, el galés Geraint Thomas (Sky). En la cuesta del camino, de tercera categoría, Ion Izagirre aceleró para hacer sudar a todos y al líder Michael Matthews, que respondió rápido para defender su bien amarillo, y se llevó de premio la constatación de sus fuerzas (está cuarto en la general) y un maillot temporal de rey de la montaña. Antes de llegar al barro, Jesús Herrada, que también se siente fuerte, pinchó y perdió tanto tiempo hasta que le cambiaron la rueda (3m 37s) que deberá olvidar el segundo día su sueño de victoria.

Victoria de Démare

Ganó la etapa en el sprint previsible el francés Arnaud Démare, un hombre del norte y del frío, un grandote veloz que solo piensa en la París-Roubaix, convencido de que algún día domará el pavés.

En Italia está ya Alejandro Valverde, quien, camino de su primer Giro, corre desde mañana la Tirreno-Adriático contra Vincenzo Nibali. Faltará a la cita Mikel Landa, el otro español con el Giro entre ceja y ceja, quien corre tras la buena forma en Benidorm estos días y estrenará el maillot Sky con dorsal a finales de mes, probablemente en la Coppi-Bartali (24 a 27 de marzo), antes de encadenar en abril sus habituales País Vasco y Trentino. En mayo, ante Valverde y Nibali, intentará mejorar su tercer puesto del pasado Giro.