Athletic, y Málaga, un empate cantado
La temprana expulsión de San José mermó a los rojiblancos el resto del partido y exhibió los problemas del cuadro andaluz con el gol
A los 18 minutos, San Mamés fue como un escenario shakesperiano: todo lleno de dudas. Duda sobre por qué San José empujo a un rival en una jugada intrascendente; duda sobre por qué el cuarto árbitro, Román Román, una figura tan intrascendente acostumbrada a levantar cartelones de cambios y tiempos añadidos, avisó al árbitro de un empujón manifiesto sin balón. Dudas sobre qué dijeron Raúl García y Williams para ser amonestados; dudas sobre por qué el árbitro Álvarez Izquierdo se tapó los ojos en cada jugada posterior como si hubiera perdido las tarjetas en la trifulca; dudas sobre cómo reaccionaría el Athletic con uno menos casi todo el partido y sobre qué haría el Málaga, tan hambriento de puntos, con tanto a su favor.
Athletic, 0 - Málaga, 0
Athletic: Iraizoz; De Marcos, Gurpegui, Etxeita, Balenziaga; San José, Beñat; Williams (Bóveda, m. 85), Raúl García, Susaeta (Iturraspe, m. 45); y Aduriz (Kike Soloa, m. 88). No utilizados: Herrerín, Elustondo, Eraso y Sabin Merino.
Málaga: Kameni; Rosales, Albentosa, Angeleri, Juancar; Filipenko (Juanpi, m. 45); Duda, Recio, Fornals (Santa Cruz, m. 65); Amrabat (Ontiveros, m. 81) y Charles. No utilizados: Ochoa, Weligton, Cop y Torres.
Árbitro: Álvarez Izquierdo. Expulsó a San José (m. 18) y amonestó a Raúl García y Williams, Amrabat y Recio.
Unos 45.000 espectadores en San Mamés. Los jugadores y el videomarcador lucieron el punto morado que rechaza la violencia contra las mujeres.
Sucedió que el arbitro se hizo el tuerto, mirando hacia otro lado, que el Athletic decidió dosificar esfuerzos, limitando su cálculo de posibilidades y que el Málaga decidió no perder la cabeza tirándose hacia el chuletón como un peregrino hambriento. Aún así, en la primera mitad le dio dos dentelladas a la portería rojiblanca que Iraizoz sacó con una mezcla de reflejos, fortuna y decisión ante Recio y Duda (Amrabat lanzó otra contra la red, pero por fuera). A cambio, el Athletic solo fabricó un remate de Aduriz que atajó Kameni. Ante la duda, imperó la calma. Tacticismo del Málaga para resistir un mundo nuevo y tacticismo del Athletic para resistir dos mundos, porque cada segundo se multiplicaba por dos.
Gracia, con la soga al cuello, fue modificando el dibujo. De la precaución inicial pasó, tras el descanso, a la normalidad, restando a Filipenko y sumando a Juanpi, y luego a la osadía, eliminando a Fornals y añadiendo a Santa Cruz, o sea, jugando con tres delanteros centro. Daba grima pensar que con un hombre más desde el primer cuarto de hora, el Málaga propusiera tan pocas ocasiones de gol. Gracia debió pensar que a veces nobleza y necesidad obligan por igual.
Valverde apostó por reforzar el centro del campo con Iturraspe en lugar de un desorientado y desafortunado Susaeta. Jugaba el Athletic a medio gas entre la victoria y el empate, sabiendo que ambas cosas guardaban un botín en tales circunstancias. Victoria que tuvo en sus pies Williams pero se enredó convirtiendo el balón en un ovillo entre sus pies. El Athletic creía en el empate y soñaba con la chistera de Aduriz. El Málaga esperaba que el cemento del castillo rojiblanco cediera con el tiempo. Otra vez las dudas: ¿partido abierto o partido cerrado? Lo único claro es que en el minuto 18 había nacido un partido nuevo con el que nadie contaba. Pura obviedad.
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