El Madrid se redime de la eliminación de Copa con una goleada al Getafe
Los blancos arrollan a sus vecinos de Getafe con cuatro goles en el primer tiempo, calman el ambiente cargado por la resaca del clásico y el sainete copero y dimiten después
De un trago y sin respirar, así se comió el Getafe la copa que se le indigestó al Madrid. Un espantoso embuche para un equipo, que en el primer tiempo pagó todos los sapos que estos días atormentan al Real. Un analgésico para los de Rafa Benítez, que hasta el intermedio arrollaron a su adversario desde el primer parpadeo del partido. Desde ese instante, el Getafe, exprimido como un limón, fue un guiñapo, un grupo de clarisas, párvulos frente a hombres. Ni media le concedió el Madrid, que se debía un fiestón para aliviar nuevas tormentas, en el césped y en el palco. De inicio hubo una sonora pitada para Benítez y, pese al torrente de goles locales, hubo reproches al presidente, pero esta vez sofocados por otro sector de la grada.
REAL MADRID, 4 - GETAFE, 1
Real Madrid: Keylor Navas; Lucas Vázquez, Pepe (Arbeloa, m. 86), Nacho, Danilo; Modric (Kovacic, m. 62), Kroos, James; Bale, Benzema (Jesé, m. 78) y Cristiano. No utilizados: Casilla; Llorente, Casemiro y Cheryshev.
Getafe: Guaita; Damián, Cala, Alexis, Roberto Lago; Lacen; Sarabia, Víctor Rodríguez (Mensah, m. 80), Wanderson (Pedro León, m. 62), Lafita; y Álvaro Vázquez (Scepovic, m. 46). No utilizados: Megyeri; Moi, Vergini y Yoda.
Goles: 1-0. M. 4. Benzema. 2-0. M. 16. Benzema. 3-0. M. 35. Bale. 4-0. M. 38. Cristiano. 4-1. M. 70. Alexis.
Árbitro: Mateu Lahoz. Amonestó a Danilo.
Santiago Bernabéu: 75.000 espectadores.
Nada mejor para el Madrid que por fin prevaleciera el fútbol, aunque solo fuera durante 45 minutos. No hay mejor salvavidas. Y, más aún, cuando alguien toca la corneta. Pocos interpretan mejor que Pepe, al que los años han disciplinado sin restarle intensidad. Lleva unos encuentros en plenitud y ante los azulones fue el primero en poner en vilo a los de Fran Escribá. No había tiempo para el palique, por el riesgo de que la hinchada, impaciente, cargara las uñas. Pepe se arrancó como lateral derecho, con firmeza y decisión, y articuló un centro que hubiera sellado Míchel. El balón despegó sin altura, pero en combustión y por delante todos los zagueros visitantes. Como nada parece inmutar a Benzema, el francés, ese pecho frío al que se podría suponer con la mente en otros asuntos, cazó un remate terminal. No habían transcurrido cinco minutos y Pepe había marcado el territorio y Benzema despejado la cabeza.
El gol desató al Madrid, con el Getafe ya en la merienda desde la sobremesa. Ante la mirada rival, los blancos iban en patines, con mecha también para regatear la pelota a su adversario. Una invasión total, con todos los madridistas enchufados, con permutas constantes de los laterales, esta vez Lucas Vázquez y Danilo, y de los volantes, y de los tres atacantes. Un Madrid coral.
Si Pepe había atizado la fogata inicial, Benzema se encargó de templar. Este francés anota con el capote, en la pradera transita con cara de ángel. Suyos fueron los dos siguientes remates, un gran cabezazo a servicio de James desviado por Guaita y una trenza con tres toques para el segundo gol. Hasta tres acomodos le consintieron a Karim a un palmo del área chica. Y no es el galo alguien que tirite en las zonas calientes.
James y Modric a la partitura
Jugaba bien y muy bien el Madrid, a su antojo, con el Getafe enchironado en todas las zonas. En todo el primer acto no hubo quien aflojara. Con James y Modric a la partitura, los tres delanteros mezclaron como buenos socios. En esta ocasión, los tres como mosqueteros. Quedó reflejado en el tercer emboque, una asistencia con la coronilla de Cristiano para Bale, al que la zaga echó un vistazo mientras el galés escondía la pelota lejos del alcance de Guaita. Al banquete también se sumó CR, que cerró un contragolpe marca de la casa. El Getafe estaba en Getafe, y en Chamartín un poco de paz. No del todo, pero esta vez el equipo se ganó un mimo.
Con 4-0 quedaba un mundo por delante, todo un segundo tiempo. Resultó sobrante, minutos de garrafón. El Madrid, dimitido, se dio por satisfecho, no quiso más sangre. Agua bendita para el grupo azulón, que ya se veía sacado a gorrazos del Bernabéu. Los blancos bajaron la guardia y con el guante de seda de Pedro León, el Getafe encontró más alivio con un tanto de maquillaje de Alexis. Al Madrid le quedaba ser ceremonioso. Lo entendió Benítez, que retiró a Modric y Pepe para que los agasajara la afición, y se cuidó de dar carrete a James hasta el final. En estos días de resaca de clásico y sainetes coperos hay que cuidar todos los detalles, porque la grada sigue a la que salta. De momento, una bocanada de tregua después de que el equipo se redimiera un rato.
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