Roxana Popa regresa con una caída
La española de origen rumano, la esperanza del equipo femenino de gimnasia, falla en el Mundial La selección finaliza con una puntuación de 210,094 con el objetivo de acceder al preolímpico de abril
10 meses después de lesionarse la rodilla, Roxana Popa (Rumanía, 18 años) ha vuelto a la competición en el Mundial de Glasgow con una caída en asimétricas, el único aparato en el que participaba. Con el fallo no ha podido pasar de 12.766 puntos, por detrás de sus compañeras María Paula Vargas y Natalia Ros. Popa se ha mostrado decepcionada con su actuación, pero contenta con el trabajo del equipo, que ha sumado 210,094 puntos (55.865 en salto, 52.964 enparalelas, 50.366 en barra y 50.899 en suelo), que le dejaron en la novena posición, fuera del pase directo a Río, tras el final de la jornada. El sábado compiten las 12 selecciones restantes. La esperanza ahora es no bajar del puesto 16 para entrar en el preolímpico, que se celebra en abril.
Ese fue siempre el objetivo desde el principio. Era el mensaje que repetía el equipo durante el entrenamiento, antes de viajar a Glasgow. Allí, en el CAR de Madrid, Popa no ha encarado el Mundial al cien por cien porque una lesión en el ligamento anterior en la rodilla derecha le ha mantenido prácticamente fuera de los aparatos desde principios de año. Una lesión que anidó de forma clandestina en su rodilla, y que fue descubierta en el quirófano, según cuenta la propia gimnasta. “Me enteré por mis padres, después de la cirugía, que medio ligamento ya estaba roto. No se acababa de romper, se veía redondeado. Y parte del menisco también. Creo que pasó por el desgaste, se me iría rompiendo fibrita a fibrita, y eso no lo notaría”
La extraña lesión frenaba en seco la carrera de esta niña prodigio por segunda vez. Con 13 años se rompió el codo izquierdo. “Fue una lesión complicada que me ha dejado bastante marca. Estuve dos años totalmente apartada de la gimnasia. No era capaz de coger una taza o un plato”, recuerda ahora. Lejos quedan los años en los que Popa asombraba a la gimnasia española, que empezó a llamarla la nueva Nadia Comaneci. Los años en los que antes de conseguir la nacionalidad no podía subir al podio aunque fuera la mejor. Por eso en una ocasión sus compañeras le hicieron unas medallas de cartón para que se sintiera reconocida.
El Mundial ha servido para medir la recuperación de Popa, a quien el equipo necesita en su mejor nivel si logra el pase al preolímpico. “Estamos a nada de los Juegos, todos los equipos van a estar en plena forma y no somos de los potentes en cuanto a dificultad. Somos un equipo joven, sin experiencia y llevamos mucho trabajo encima”, analizaba Popa todavía en Madrid. “En el preolímpico contamos con que Roxana esté al cien por cien”, aseguraba Lucía Guisado mientras guiaba a sus pupilas.
María Paula Vargas es, con 20 años, una de las veteranas del grupo. Ella ha sido testigo de lo que aspiró a ser Popa, de lo que ha sido y lo que es ahora mismo. “La conocí en 2011, pero antes era Roxana Popa, la Nadia Comaneci española, la niña que hace una burrada de cosas”, recordaba Vargas. “Hay lesiones que tienes por mala suerte y lesiones que tienes porque la cagas. Yo he tenido algunas porque la he cagado. Creo que hizo una cosa que no debería haber hecho”, piensa Vargas sobre la lesión de rodilla de su compañera. “Con esta lesión ha madurado mucho”, reflexiona.
La ambición de Popa le obliga a pensar que en abril puede recuperar su mejor nivel. “Creo que en el preolímpico voy a estar como antes, perfecta. Y, conociéndome diría que mejor”, asegura Popa. Sin embargo, cuando escarba en su pasado sobrevuela alguna duda: “A nivel psicológico sigo siendo la misma. Por muchas lesiones que pase voy a seguir con mi mismo carácter, competitiva, con ambición. Todas las lesiones van dejando secuelas. Tengo claro que a lo mejor no vuelvo a ser la misma. Eso no se va a saber hasta dentro de un tiempo, pero haré lo que esté en mi mano para que eso no pase”.
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